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12.30.2020

Egovistazo #16: Rompan Todo o N.A.D.A. (Nostalgia Apelada De Años atrás).

¡Bienvenidos otra vez a esta dimensión!

Siendo este el último artículo del año, quiero dedicarle este espacio a hacerle una revisión al recién publicado documental de Netflix que trata la historia del Rock en América Latina: Rompan Todo. En redes sociales se ha tratado el tema por multitud de personas y se pueden presenciar tanto críticas justificadas a la estructura de la miniserie, como opiniones descabelladas realizadas por gente que ni siquiera se ha tomado la molestia de ver el documental en al menos una ocasión.

Poster oficial para el estreno de la serie. Creo que no fui el único que se emocionó un montón.

Más allá de lo sucedido en redes, y con el ánimo de que este también sea un espacio para compartir percepciones y juicios acerca de este material; hoy veremos los puntos positivos y negativos de la idea concebida por Nicolas Entel y Picky Talarico.

Discúlpenme si no menciono a todas las agrupaciones dentro del artículo, pero quiero enfocarme más hacia las fortalezas y debilidades del documental en general. Sólo en casos específicos mencionaré el nombre de algunas. Gracias por entender y empecemos de una vez.

Trailer Oficial. Los comentarios negativos en YouTube abundan, algunos con razón y otros sin justificación

Advertencia: Esta columna puede tener spoilers acerca de Rompan Todo y los temas que trató u omitió en sus seis capítulos. Si quieren, pueden verla y regresar apenas la terminen. Si no, continuemos.

En principio, no me alcanzo a imaginar la labor titánica de organizar la vasta historia del rock latinoamericano para narrarla de una manera coherente y temporalmente acertada. Así mismo, conseguir los testimonios de tantos íconos del género, considerando sus ocupadas agendas y su disposición para participar no es una tarea sencilla. Y como cereza sobre el pastel, la obtención de registros fotográficos y archivos audiovisuales de los últimos 60 años en más de cinco países debió ser un dolor de cabeza para sus creadores.

Pero por fortuna, el esfuerzo se ve retribuido en los primeros cuatro capítulos, en los que la historia se desarrolla a un ritmo mediano que intenta abordar a cada una de las agrupaciones partícipes del movimiento en las décadas del 60’, 70’, 80’ y hasta un poco de los 90’. Uno de los reclamos que presencié en los grupos de debate de Facebook era el tiempo “insignificante” dedicado a cada una de las bandas, pero se debe tener en cuenta que se distribuyó de forma casi equitativa el espacio en pantalla para una inmensa cantidad de grupos. Por ejemplo: si se le quería dar más minutos a Molotov, entonces también Illya Kuryaki y La Lupita deberían contar con más apariciones. Eso sí, más adelante veremos casos específicos en los que verdaderamente no se dio la relevancia adecuada a ciertas figuras del rock latinoamericano.

Todo comenzó con una bamba que se bailaba con una poca de gracia...

Resaltan las apariciones de Luis Alberto Spinetta, Charly García, Los Jaivas y El Tri como iniciadores del fenómeno artístico; así como Ritchie Valens, Los Saicos, además de múltiples bandas mexicanas y argentinas que fungieron como precursores de todas las subdivisiones y derivados de la larga historia del género. Por otra parte, las manifestaciones sociales desarrolladas en cada uno de los países se presentaron como el trasfondo necesario para que se formara la identidad del rock en la región hispanoparlante de América: una con mayores restricciones territoriales, llena de dificultades para salir a flote y acompañada de influencias autóctonas de cada territorio.

Una característica que me fascinó de la miniserie (y que fastidió a ciertos puristas) fue el hecho de incluir compositores que no tuvieron un contacto directo con el movimiento, pero que lograron influenciar en el concepto del mismo. Ahí encontramos a Víctor Jara y a Calle 13, íconos de la canción folclórica y el reggaetón alternativo, respectivamente; pero que con su trayectoria alcanzaron a impactar la dinámica del rock latino en sus respectivas épocas. Quizás Bomba Estéreo también podría ser un ejemplo de lo descrito con anterioridad, pero a diferencia de los casos anteriores, no evidencio en su discografía alguna estructura cercana o influyente para el género a nivel continental, por lo que me parece injustificada su aparición.

En serio, no sé por qué les molesta tanto la aparición del dúo puertorriqueño.

Más adelante, nos podemos dar cuenta que el intérprete más homenajeado y referido durante el documental resulta ser uno que lo tiene muy bien merecido. Y es que el hecho de ser fan del cantautor no me impide afirmar objetivamente que Gustavo Cerati marcó un antes y un después para la música. Tal como se retrata en el material audiovisual, Soda Stereo fue la primera agrupación latina en conquistar todo el continente con sus melodías, sus álbumes y sus giras que fueron pioneras para la región respecto a su duración, las ciudades visitadas y el impacto que resultó de ellas. Desafortunadamente, tratan el tema de Gus, Charly y Zeta más como un experimento de marketing internacional, que como una innovación en la composición y difusión musical. Si me lo preguntan, fue un tanto de las dos, debido a que sin la calidad artística no se hubiera logrado la oportunidad de trascender más allá de las fronteras argentinas; y así mismo, la promoción desde México hasta La Patagonia potenció el impacto del trabajo musical desarrollado por el trío bonaerense.

Años de toures maratónicos y álbumes con una excelencia innegable. (En) el Séptimo Día - 22/12/90

Para finalizar con el tema de Cerati, también trataron lo que conllevó el “Último Concierto” de Soda, además de sus dos últimos discos solistas y su inolvidable colaboración con el grupo de tango electrónico Bajofondo. Me siento satisfecho de que le hayan dado un buen nivel de detalle a Gustavo; considerando que la mayoría de grupos mencionados en el documental no sobrepasan los tres minutos de atención.

Otra queja que he visto frecuentemente es acerca de la aparición de España dentro del documental, debido a que las apariciones de agrupaciones de dicho país son más bien anecdóticas dentro del material audiovisual e íconos de alta relevancia como Héroes del Silencio se encuentran ausentes. Sin embargo, no me parece algo equivocado, debido a que la premisa inicial de la miniserie se enfocó en el rock hispanoparlante del continente americano, por lo que la movida ibérica no estaría obligada a hacer acto de presencia. Considerando esto último, si hay algunos grupos que tienen su espacio en pantalla, pero más por el furor suscitado en ideas como “Rock en tu idioma” o festivales como “El concierto de conciertos” (sí, ya sé, artículo pendiente), siendo uno de ellos Los Toreros Muertos. Pero ya establecido el concepto original de Picky Talarico y Nicolás Entel, no tengo líos con este detalle.

La ironía y el humor fueron la carta de presentación de Los Toreros Muertos en estas tierras

Pasando a temas agridulces, quiero referirme a otras bandas que recibieron una importancia mayor a la del promedio en el documental: Los Prisioneros y Caif… ¿Maná? ¿Qué demonios?

Dificultades Técnicas. Por favor no se retire

Hablando con sinceridad, no me parece inadecuada ni insultante la aparición de Maná en Rompan Todo. Es un grupo que sobresalió en México con unos discos que los llevaron a la cima de la popularidad, y que supieron transmitir las emociones juveniles de principios de los 90’s en forma de melodías pegajosas. Ese no es el problema. ¿Pero por qué ******* le dan tanto tiempo en pantalla al proyecto liderado por Fher Olvera? Maná nunca se reinventó, ni mejoró, ni modificó su fórmula. Solamente se estancaron en un punto del que no han podido escapar en más de 20 años: tramas adolescentes, baladas románticas que suenan igual, y un concepto auditivo tan refundido hasta el punto de llegar a una dolorosa colaboración con Steve Aoki… Escucho de nuevo esa cosa y me da vergüenza ajena.

Este es el único álbum completo de Maná que es bueno. De resto, es la repetición de la misma formula.

En el documental admiten que Maná no es el mejor grupo, pero que merece ser destacado por su éxito en ventas. Pero si es así, entonces porque no incluyeron carreras de mejor calidad y de mayor éxito como los inicios solistas de Shakira y Juanes, quienes se apegaron bastante al rock. Aspectos como esos me confirman que más allá de que me haya entretenido con la miniserie, esta tiene fallas que pueden ser chocantes a la hora de revisitarla. Más tarde, cuando lleguemos a los puntos nefastos, hablaré más a fondo de la ausencia del dúo dinámico de Colombia.

En un rincón más amable, tenemos a Los Prisioneros, la voz de los 80’s, los íconos de aquellos ciudadanos que no tenían los medios para expresarse en una época de represión severa. Sus tres primeros álbumes abordaban esa vida juvenil en medio de una dictadura: crítica social, situaciones juveniles, burlas y sátiras a las realidades de la época, himnos de la cultura latinoamericana. En fin, un compilado de inmensa calidad. No obstante, de 1988 para adelante no se contó nada más acerca de la banda. Ni Tren al Sur, ni Estrechez de Corazón, ni Corazones Rojos, ni el reencuentro del 2001… Y lo peor es que con su cuarto disco, Corazones, se dieron a conocer a una medida más internacional, por lo que debería haber algo de eso en el documental. ¿No creen?

Omitieron hablar de una de las primeras canciones de rock feministas, con unas deliciosas ironías presentes.

Y para cerrar con la santísima trinidad del rock latino (conformada también por Soda y Los Prisioneros), está Caifanes. Y con esto entramos a los puntos malos de Rompan Todo, puesto que de Caifanes hay una única mención de un minuto o menos refiriéndose al inicio de su historia con el cover de La Negra Tomasa. Pero de resto, no hay nada más. No hay El Diablito, no hay El Silencio, no hay Unplugged… Cuando te pones a pensar que de Maná se refieren a por lo menos 10 años de historia, y de Caifanes sólo uno, sabes que hay otro problema con este documental.

El MTV de Caifanes es magnifico, a la vez que incómodo por el ambiente hostil entre sus miembros.

Desde el capítulo cinco en adelante, las fallas se van notando más y el ritmo acelerado se convierte en una regla muy notable. En la década de los 90 nos muestran el legado que han dejado proyectos como Café Tacvba, Los Tres, Fito Páez, Aterciopelados e incluso Illya Kuryaki and the Valderramas desde unos tiernos 15 años de edad en promedio. Y llega otra ausencia grave originada por estos años: Rock al Parque. El festival insignia del género más grande de América Latina no aparece por ningún lado; y para más colmo, solo hay breves menciones a aquellos grupos (a excepción del dúo de Andrea y Héctor) que promovieron el principio de dicho evento. Como que el peso de R.A.P. es mínimo para los creadores de Rompan Todo, lo cual es un error garrafal que muestra la poca importancia que les dieron a países que no fueran Argentina, Chile o México. Lamentable.

Archivo fotográfico del primer Rock al Parque, durante su desarrollo en la Plaza La Santamaría

Y esto último es un error que se repite durante la totalidad del material audiovisual. El fin del documental también debió ser la exploración de la historia del género en países diferentes a los tres mencionados. A duras penas mencionan a Colombia, Perú y Uruguay; pero no se encuentra casi nada de información acerca del rock en los demás territorios de América Latina. Admito que el impacto mediático de los mismos puede no ser tan grande como el de Argentina, pero al menos merecían el reconocimiento de enriquecer el estilo y el alcance del movimiento. Injusto por donde se le vea.

Meme sacado de ElDeforma. No me parece tan exagerado...

De igual manera, si hablaron de MTV Latinoamérica y su importancia a la hora de promover los talentos de la región, ¿Por qué no se refirieron directamente a aquellos recitales que la cadena televisiva patrocinó directamente para la consolidación de los artistas? Al igual que Rock al Parque, los MTV Unplugged de intérpretes latinoamericanos no son presentados en ningún momento, siendo que estos también fueron grandes plataformas para expandir el impacto de múltiples proyectos. Considero que esta parte era imprescindible en el documental, debido a que estas presentaciones permitían mostrar nuevas facetas de las agrupaciones, ya sean de mayor introspección o cercanía con el público. Otra omisión inexplicable.

Aquí les dejo una canción del Unplugged de los Illya Kuryaki: Una sabrosura por donde se le vea

Y la mayor equivocación que comete Rompan Todo es ignorar la historia del fenómeno rockero en el nuevo milenio. Parece como si no hubieran surgido más bandas después del año 2000, porque a excepción de Zoé, La Vela Puerca o Julieta Venegas (esta última más enmarcada en el pop), hay poco o nada acerca de lo sucedido con el rock en esta década. Lo peor del caso es que algunos de los invitados de este proyecto forman parte de lo acontecido en los años más recientes del género, y ni una sola referencia. El Cuarteto de Nos, Juanes, Kinky, Don Tetto… Había mucha tela de donde cortar, pero el cierre de la miniserie se siente tan abrupto como insatisfactorio.

Y si de los años 2000 hay escasez de contenido, de los 2010’s sencillamente no hay nada. A pesar de que en la actualidad no haya surgido una superestrella rockera que impacte a todo el continente, si hay varios nichos en cada país que aún sostienen el género al ofrecer propuestas con una esencia única y una innovación notable. Casos como los de Usted Señálemelo, Porter, Telebit, entre otros, aún dan de que hablar a este fenómeno artístico. Pero los desarrolladores del documental prefirieron seguir explotando la nostalgia y dejar la serie en un punto ambiguo, evadiendo gran parte de lo sucedido en los últimos 20 años.

Otra omisión inexplicable. Y lo peor es que aparece el vocalista como entrevistado...

Una persona especial y muy cercana me dijo lo siguiente acerca de Rompan Todo: “Tal vez se quedaron sin dinero y no quisieron gastar más”. No es una teoría descabellada, porque la inversión en los archivos históricos sumada a la presencia de famosas figuras del género debió tener un costo bastante elevado, y suspender el proyecto de forma repentina va más allá de la flojera que tuviera el equipo creativo para continuar. Sí, creo que me conformo con esta teoría. ¡Muchas gracias!

Ya hemos recorrido los punto fuertes, débiles y agridulces de toda la miniserie, así que a continuación veremos la conclusión en lo que respecta a la calidad de la serie y su alcance en cuanto a lo informativo que puede llegar a ser.

¿Conclusiones?

Rompan Todo es un buen trabajo audiovisual en lo que respecta a conocer los puntos más significativos e influyentes del rock latinoamericano desde los años 60’s hasta el fin de siglo. Ofrece un contexto muy bien establecido y testimonios que enriquecen el conocimiento de la historia de aquel fenómeno que cambió para siempre la vida de los habitantes de esta gran región. Sin embargo, el documental se queda corto al pretender abarcar la historia entera del género: omite ciertos países y eventos que fueron también representativos para el desarrollo del movimiento; además de saltarse los hechos y protagonistas que tomaron lugar después del año 2000, salvo específicas excepciones. 

Es un programa para pasar el rato y reforzar la nostalgia, pero definitivamente se podría haber hecho un mejor trabajo con una mejor distribución de tiempo, un par de capítulos más o mayor reconocimiento a quiénes lo merecían y tristemente no lo tuvieron. Espero que esos defectos queden como enseñanza para próximos trabajos relacionados con el rock en español o derivados creados por los productores de esta miniserie.

Aquí termina el último artículo del año. Dejen sus opiniones en la parte inferior de la página para que compartamos ideas entre todos. ¡Les deseo un 2021 lleno de muchos éxitos! ¡Hasta otra ocasión!

Página de Facebook: https://www.facebook.com/yaviene.todoasutiempo15

¡Los finales siempre marcan nuevos comienzos!

8.31.2020

Egovistazo #14: El Robo del Siglo - El potencial colombiano al límite

¡Bienvenidos de nuevo a esta dimensión!

Cuando me enteré de que se estaba produciendo una serie colombiana acerca del mayor robo de efectivo en la historia de la humanidad, me sentí bastante ansioso. No sólo porque el hecho de explorar las situaciones y la psiquis de los personajes parecía muy atractivo, sino también debido a que la producción estaba siendo hecha por Dynamo, mismos productores de la que hasta en ese momento era mi serie favorita creada en Colombia: Distrito Salvaje. A pesar de lo cruda que pueda ser la producción antes mencionada, abordaba de manera correcta el contexto de posconflicto de un país en el que la corrupción y las organizaciones clandestinas continúan siendo el pan de cada día; sin necesidad de recurrir al ya desgastado tema del narcotráfico que tanto abunda (y aburre) en los programas ambientados en el país cafetero (Algún día elaboraré su reseña correspondiente).

Llegada al campo

De vuelta al tema inicial, mencionaba el gran entusiasmo que me causaba el lanzamiento de dicha serie. Eso sí, más que serie resultó ser una miniserie de sólo 6 capítulos que son fáciles de consumir, debido al ritmo frenético y a los sólo 300 minutos que se tarda en visualizar todo el seriado. El 14 de Agosto de 2020 se lanzaría a nivel internacional mediante Netflix y se convirtió en tendencia. Sin embargo, no todo lo que es popular resulta ser de gran calidad; y por si no me creen observen la fama de la pésimamente actuada Pasión de Gavilanes… Oh, por Dios.

Alejándonos de productos feos, vamos a ver si el reconocimiento que obtuvo El Robo del Siglo en su lanzamiento fue bien merecido. ¿Cómo se desarrolló la trama? ¿Cuáles son sus puntos fuertes? ¡No demos más vueltas y entremos a revisar la más reciente serie de Netflix made in Colombia! Aquí vamos.

En proceso de planeación...

Roberto Lozano “Chayo” y Jairo Molina “El Abogado” son dos amigos que desde tiempo atrás se han dedicado a hacer robos de gran magnitud. Sin embargo, después de una tardanza en uno de estos eventos y la imprudencia de uno de los miembros de su equipo, Molina es herido al punto de retirarse de toda actividad delictiva y Chayo no logra sostener una vida normal debido a las múltiples deudas acumuladas que le pueden arrebatar la aparente estabilidad que él y su familia poseen. De repente, se origina un proyecto cuestionable de un asalto a la sede del Banco de la República en la ciudad de Valledupar, ubicada cerca de la costa atlántica de Colombia. De aquí en adelante, se va estructurando la historia entre distintos personajes que estarán involucrados de manera directa o indirecta en el robo más rocambolesco del mundo.

Trailer oficial subido en el canal oficial de Netflix.

El desarrollo de la historia toma gran parte de lo sucedido realmente en aquel Octubre de 1994, con ciertas modificaciones que favorecieron la tensión generada, es muy llevadero. De hecho, me atrevería a decir que es frenético durante la primera mitad, permitiendo abordar la construcción de hechos y personajes en forma rápida y a la vez concreta. Poco a poco se evidencian los vínculos y los lazos de poder entre protagonistas y secundarios, y cada uno demuestra su personalidad, sus aspiraciones e incluso la moral con la que viven en su día a día. Los contrastes entre personajes se van marcando, y cada uno de los choque desencadena en una mejor estructuración de personaje, un avance en la trama, y la conformación de motivaciones que jugarán un papel relevante en capítulos posteriores. 

Abriendo la boveda entre maestro (Waldo Urrego) y antiguo aprendiz (Andrés Parra).

Sin embargo, también existen algunos personajes unidimensionales cuyo aporte en la trama no es satisfactorio. Afortunadamente, su aparición en pantalla es más bien limitada y sólo se dedican a enriquecer el comportamiento y los estímulos de los protagonistas y/o secundarios. El único fenómeno descarado en la serie es cierto “plot device” (o impulsador de trama) con cierto personaje intrascendente que desemboca en el final merecido para los artífices del delito. A pesar de que demuestre una realidad más cercana a los hechos, se podían tomar la libertad en elaborar un argumento mucho menos conveniente para cerrar los hechos.

Es posible resaltar ciertos pay offs que son sembrados en la primera mitad de la serie, para terminar floreciendo en la segunda parte; lo cual permite un crecimiento más satisfactorio en la trama y en los personajes desde el punto de vista del espectador. Para quién no lo sepa, un pay off es un recurso artístico utilizado en los guiones de diversas producciones audiovisuales, el cual consiste en sembrar algún dato o interacción en un punto inicial de la historia para luego potenciarla en el futuro por medio de la información o relación antes expuesta. No voy a dar spoilers, por lo que solo voy a mencionar dos frases que hacen referencia a algunos de estos recursos presentes en el seriado: “Jaime Molina” y “Cachaco vs Costeño”... Apuesto a que quienes saben a lo que me refiero , están esbozando una breve sonrisa en este preciso momento.

De camino a Valledupar... "Recuerdo que Jaime Molina, cuando estaba borracho, ponía esta condición..."

Por otro lado, el elenco se compone de algunos de los más importantes actores y actrices colombianos de este momento (Andrés Parra, Christian Tappan, Katherine Vélez), junto a algunos talentos que ya habían participado tiempo atrás en series para streaming (Juan Sebastián Calero, Paula Castaño), entre otras personalidades cuya actuación estuvo sobresaliente. No sentí momentos de sobreactuación o de directa ridiculez durante los seis episodios… Todo lo contrario, al demostrar profesionalismo y buen desempeño en sus respectivos papeles. Se pueden destacar las interpretaciones del ya mencionado Calero y de Marcela Benjumea, quienes desde sus roles demostraron la alta calidad y versatilidad que puede mostrar un artista latinoamericano, incluso comparable a referentes audiovisuales de nivel mundial.

Aquí viene otro de los puntos fuertes de esta producción: la música: ¡Ay Dios!, un conjunto de maravillosas piezas auditivas que ambientan de forma exquisita aquel gran incidente de mediados de los 90, en donde se pueden encontrar nombres como los de Estados Alterados, Los Saicos, 1280 Almas, Los Panchos, Fruko y sus Tesos, Hombres G, Timbiriche, Los Embajadores del Vallenato, La Etnnia, entre otros; sin olvidar a Los Prisioneros con cierta canción emblemática que salió en el trailer. Es de admirar que la variedad de géneros, contextos y estilos que se abordaron en el soundtrack continuara siendo coherente con los escenarios y la época en donde acontecen estas situaciones. Así mismo, resulta ser una gran oportunidad para descubrir nuevos gustos musicales.

Si no fuera por este seriado, no habría conocido a los pioneros del punk: El grupo peruano "Los Saicos". Su mayor éxito es una melodia ruda, divertida y muy controversial.

En conclusión, tenemos en frente a una de las creaciones colombiana más ingeniosas de los últimos tiempos. A pesar de que lejos quedan los tiempos en los que la pantalla chica de este país brillaba por méritos valederos, y que actualmente las repeticiones de pésimas novelas son el pan de cada día; es muy agradable ver que aún se elaboran series con un esfuerzo notable de calidad, donde se nos permite explorar momentos icónicos y memorables actuaciones que nos regresan la fe en una industria colombiana que se fortalece continuamente y que regresa triunfalmente a los focos internacionales. 

No es perfecta, claro esta…  Porque si se notan algunos elementos que impulsan la historia artificialmente o personajes sin foco; pero eso no le quita tener una historia en su mayoría correctamente estructurada, un elenco definido con un desarrollo evidente de roles y una banda sonora multicultural y adecuada para cada situación. ¡Que la sorpresa, la tensión y la emotividad los acompañen en este maravilloso recorrido! 

Valla promocionando la miniserie al frente del Banco de Valledupar, donde 26 años atrás ocurriría el curioso evento. Buena estrategia de marketing, ¿No?

Aquí termino esta reseña a este particular estreno de Netflix. Pendientes de próximas columnas. ¡Nos vemos en una próxima ocasión!

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“Los finales siempre marcan nuevos comienzos”