4.16.2023

Egovistazo #18: Super Mario Bros, la película (Adaptación Correcta)

Cuando salió la noticia confirmando la realización de una película animada enfocada en el universo de Mario, mis expectativas no eran muy altas, principalmente por el hecho de que las adaptaciones a videojuegos desarrolladas en los últimos treinta años tenían resultados tan curiosos como distintos entre sí. De manera curiosa, el primer videojuego llevado a la pantalla grande fue precisamente Super Mario Bros en 1993, con un resultado tan extraño como desastroso, donde la fidelidad al material original se limitaba a los nombres de los personajes y su profesión.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y que publicaban los primeros avances del nuevo largometraje de Mario no podía evitar la emoción… Parecía ser una aventura que iba a jugar con los elementos característicos de los videojuegos, mezclado con elementos de humor adecuados para una película familiar. Sí o sí la vería en la semana de su estreno, y después de algunos días de “hacer la tarea”, les traigo una breve reseña acerca de lo que viví en esa hora y media dedicada a uno de los íconos más representativos de los videojuegos. ¡Comencemos!

Poster mostrado en las salas de cine. ¿Qué opinan?

Lo primero y más obvio a resaltar es la animación: Visualmente agradable, tratando de respetar el estilo de las apariciones más recientes del fontanero italiano y su universo, incluyendo un vistazo al mundo real que no tiene apariciones en los videojuegos. Creo que es el aspecto en el que existe la opinión unánime de que no hay ningún problema.

Luego tenemos la historia, que consiste en una aventura ambientada en un escenario extraño como lo es el Reino Champiñón, aderezada con una historia de superación, perseverancia, fraternidad y confianza. Aquí juega a favor la fidelidad al material original, entregando el clásico antagonismo entre el Reino Champiñón (liderado por la princesa Peach) y el ejército de los koopas (encabezado por Bowser). Por ahí también entra la rivalidad con los territorios de la dinastía Kong, y la aparición de aquellos tiernos pingüinos que desde hace más de veinte años han causado ternura, risas e incluso molestias a los videojugadores.

La senda arcoiris, circuito más difícil de Mario Kart, hace su aparición estelar en la película

Uno de los aspectos que más cambiaron respecto al material de origen fue la personalidad de varios de los individuos mostrados en la película. La primera que me llega a la mente es la princesa Peach, la cual desempeña de forma adecuada el rol de líder de todo su reino, y sus capacidades se escapan de la típica damisela en apuros visible en la mayoría de las aventuras del fontanero… Para ser una atleta habilidosa con grandes habilidades diplomáticas. Fue una modificación agradable, que no desentona con lo que este universo fantástico nos tiene por ofrecer.

Otro ejemplo de lo anterior es Donkey Kong, quien sin ser malvado se puede notar como un personaje presumido, sarcástico y muy confiado de sí mismo. Al final, todo es una muestra de que se pueden hacer ciertos cambios sin que sea necesario alterar la esencia de una historia tan conocida y amada, a pesar de lo simple que sea.

Un mundo nuevo por explorar, una aventura por afrontar

La música es otro elemento que me enamoró, dividida en tres vertientes:

·         El background music, basado en las canciones originales de los videojuegos (creadas por Koji Kondo): Desde el primer juego de Super Mario de 1985, hasta algunos de los más recientes, cada mezcla y versión alternativa es tan emocionante como nostálgica.

·         La música licenciada, que incluye melodías como Thunderstruck, Take on me, Mr. Blue Sky o Holding out for a hero: Evoca de manera precisa la época de origen de los videojuegos (mediados y finales de los 80), así como cada sensación de los personajes en el transcurso de la aventura.

·         Las composiciones originales: En este caso sólo nos referiríamos a una, la cual entrega uno de los momentos cumbre de la película… Peaches, una balada rock en piano en la que Bowser expresa todo su amor obsesivo por la princesa Peach. Más allá de lo cómico del momento, es ingeniosa la manera en la que se muestra la dualidad entre el destructor impío de reinos y la bestia enamorada que sólo quiere ser apreciada por un individuo diferente a sus subordinados.

Peaches, peaches, peaches, peaches, peaches...

Como dato extra, también me gustaría mencionar la incontable cantidad de referencias dentro de la cinta que hará sonrojar a más de un fan acérrimo de la saga de videojuegos. Esto es algo que debe ser tratado con cuidado, ya que en los últimos años es posible encontrar películas que basan todo su éxito y/o carisma en las alusiones a la cultura popular. Afortunadamente, en este caso sirve más como un valor agregado para los fanáticos, que como el motor principal para que el largometraje se desarrolle con normalidad. En caso de que se quitaran esas referencias, la historia no se vería afectada y llegaría al mismo término.


Por último, está el tema del doblaje al español, en el que se comprendió que no era necesario tener un famoso promocionando la película. ¿Qué mejor cara para promocionar este largometraje que la del mismo Mario? Por lo cual, en la adaptación al español latinoamericano contamos con talentos consolidados del medio (Raúl Anaya y German Fabregat) así como nuevas promesas (Ale Pilar, Hector Estrada y Roberto Salguero) que entregaron un producto de gran calidad con sus admirables actuaciones de voz.

Antes de concluir la reseña, y como anécdota en la sala de cine, me sentí raro en un momento en el que Mario se va a comer un champiñón… Ustedes se preguntarán: ¿Qué tendría de raro esa situación tan común en los juegos? El problema radicaba en el tipo de champiñón, el cuál no era el rojo normal, sino que era uno azul de un tamaño más compacto. En ese momento, y antes de que se lo comiera, grité un “¡Noooooooooo!” largo y sin respiración, mientras las demás personas en la sala me miraron en forma extraña. Claro, ellos también creían (como Mario) que ese champiñón iba a hacerlo crecer de la forma ordinaria; y terminé dañándoles un poco la experiencia antes de que Mario se transformara al tamaño de una pulga. Ya que…

Con ustedes: El momento de la discordia

Para finalizar, y repitiendo la misma frase de cajón que ya han dicho varias personas en internet, puedo confirmar que Super Mario Bros – La Película es una carta de amor a los videojuegos, a la animación y a los jugadores. Más allá de su historia sencilla, las libertades tomadas y el poco agrado entre la crítica especializada, es una grandiosa aventura que va a entretener a seguidores y recién llegados de inicio a fin. Cómica, dramática, enternecedora y simpática; una muestra de que si se pueden hacer excelentes adaptaciones de videojuegos a la pantalla grande.

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“Solo uno sabe hasta donde se enamora, hasta cuando uno llora, hasta donde se valora”