4.29.2021

La leyenda de los Sudamerican Rockers – Capítulo 3: ¿Lo estamos pasando muy bien?

¡Bienvenidos otra vez a esta dimensión!

La información del grupo y varios datos claves pertenecen a fuentes como el diario La Tercera, la autobiografía de Claudio Narea: Mi vida como prisionero y diversos vídeos de YouTube con archivos correspondientes a presentaciones y entrevistas.

Y el reconocimiento llegó…

Resultaba curioso como aquellos muchachos que vivían al otro lado de la cordillera no eran tomados en serio en la región del Río de la Plata. Tanto el público como los medios “especializados” no sentían ni una mínima atracción por el rock/ska protesta, mientras seguían encantados con el talento local. Confirmo que proyectos como Virus o Soda Stereo contaban con un estándar muy alto de calidad, por lo que lo criticable radica en la soberbia de la industria musical argentina de cerrar las posibilidades para que propuestas internacionales lograran ingresar al medio artístico del país.

Rechazados, destinados para otras cosas...

Y al mismo tiempo, fue irónico que el éxito latinoamericano iniciara su expansión por la parte norte de Sudamérica. Lo que agrupaciones argentinas aclamadas como Sumo no consiguieron, fue el destino de aquellos rechazados que aterrizarían en Perú, Colombia y Ecuador. De hecho, la banda desarrollaría una cercanía especial con los primeros dos, que incluso se encargarían de tenderles una mano en los momentos más bajos de su historia. Pero eso es para artículos posteriores…

Aquel año 1987 marcaría una situación dual dentro del grupo. Por un lado, estaba esa fama de rockstars que explotaban en las tarimas a la hora de tocar sus temas más icónicos; y por el otro, se encontraba aquella vida rutinaria de jóvenes adultos que sobrevivían con lo poco que tenían y cuyo impacto en el país no tuvo una directa traducción en el ámbito económico o social. Seguían siendo los hijos de la comuna de San Miguel, de un barrio de clase media que aún era afectado por las nefastas consecuencias de una dictadura, y donde la poca libertad de expresión reclamada pasaría factura más adelante.

Aún eran los chicos de los barrios tradicionales de la capital

Entre septiembre y octubre comenzaría la elaboración del tercer trabajo de larga duración del grupo: La cultura de la basura, que le daría un vuelco a lo que venía ofreciendo el trío hasta ahora. Fue concebido como un álbum contestatario por naturaleza, que llegará a una acidez directa frente al fenómeno dictatorial que tendría sus días contados en el país austral. A pesar de que los tintes de crítica social estuvieron en la carrera de Los Prisioneros desde el principio, fue en esta etapa donde casi todas las canciones se enfilaron hacia un pensamiento de resistencia, una rebeldía persistente en medio de la opresión, manifestadas en medio de apuntes satíricos y de alta tensión

También fue el debut de Claudio Narea y Miguel Tapia como compositores, cuyas aportaciones van desde la excelencia hasta lo más flojo hecho en nombre de la banda en aquella época. Se nota la falta de cohesión entre los integrantes para la elaboración de aquellas melodías, debido a la inexistencia de un proceso creativo conjunto. Como que cada facción estuvo sola a la hora de componer (Jorge por un lado, y compañía por el otro); y en la grabación se rejunto todo de la “mejor” forma que les pareciera. Tampoco ayudo la temprana salida del ingeniero de grabación, Alejandro Lyon, lo cual influiría en la menor calidad que iba a tener el nuevo álbum, comparado con sus proyectos anteriores.

En la grabación de Maldito Sudaca, al lado de infantes crecidos en aquellos barrios

Adicionalmente, la relación entre el manager, Carlos Fonseca, y la agrupación, presentaba grandes dificultades: que las composiciones de Claudio Narea y Miguel Tapia son una porquería, que el sencillo debe ser el que yo determino y no el que desee Jorge González… Entre otros líos que mandaban al traste la ya de por sí caótica “armonía” que tenía la banda.

Se creía que todos esos problemas en medio de la concepción del disco terminarían con el lanzamiento del mismo en el territorio chileno un 3 de Diciembre de 1987. Sin embargo, esto no fue así. Cuando el nuevo trabajo discográfico fue percibido como un fracaso comercial, rápidamente Los Prisioneros regresarían al estudio a regrabar y remezclar algunas de las canciones para que el lanzamiento latinoamericano lograra una mejor acogida. Aquella versión modificada se lanzaría unos meses después, en 1988.

La Cultura de la Basura (1987-1988)

0.  Somos solo ruido *

1.  We are sudamerican rockers ^

2.  La cultura de la basura * ^

3.  Pa pa pa * “

4.  Que no destrocen tu vida * “

5.  Usted y su ambición * “

6.  Cuando te vayas * ^

7.  Jugar a la guerra * “

8.  Algo tan moderno *

9.  Maldito sudaca * “

10. Lo estamos pasando muy bien * “

11. Él es mi ídolo * “

12. El vals *

13. Otro día *

14. Poder Elegir *

Todas las canciones fueron escritas por Los Prisioneros. Los aportes líricos se dieron de la siguiente manera: Jorge González (1-7, 9, 11, 13, 14); Miguel Tapia (0, 8, 9); Claudio Narea (9, 10, 12)

* Presente en la edición chilena de 1987.

^ Presente en la edición latinoamericana de 1988, ya sea una canción inédita o contenido igual al de la edición chilena.

“ Presente en la versión latinoamericana de 1988, y es una nueva versión de un tema de la edición chilena.

Esta vez nos encontramos con una portada de talla más simple que las anteriores, con el nombre de la banda incorporada en lo que parece ser un banderín azul con una estrella amarilla, simulando un símbolo militar; mientras que en la parte derecha y de manera acostada se presenta el título del disco, cuyas letras oscilan entre varios colores. Una representación de pluralidad similar sería la que por coincidencia también tendría el movimiento de Concertación Chilena en contra de la dictadura con su famoso arcoíris.

Viéndolo con mayor detalle, no tiene mucha semejanza. Pero igual conserva la idea de la pluralidad

Aquí conoceríamos a la versión más cruda de Los Prisioneros: un escenario lleno de dificultades familiares, envidias, xenofobia y una constante presión dictatorial que impedía una vida digna. Eso sí, también había lugar para el optimismo hacia un nuevo rumbo, teniendo en mente un futuro prometedor para la sociedad y una expansión de la identidad del grupo a más latitudes del continente.

Todo inicia con Somos sólo ruido, una introducción que combina la disciplina de una tonada militar manifestada en la trompeta de Louis Armstrong con la rebeldía punk que desemboca en sonidos desordenados y con una lógica prácticamente inexistente. Consiste en una crítica irónica a aquellos que descalificaban el desempeño de la banda en un escenario, e incluso puede satirizar a las personas que puedan despotricar contra el sonido sucio y de menor calidad de este nuevo álbum. La batería es el alfa y el omega de este track. Dura minuto y medio, pero no es tiempo perdido.

"Si es que algo nos conforta, es que ellos no tienen idea"

La que sigue es la canción más épica e icónica que el grupo pudo haber creado en su historia. Tan es así, que la señal latinoamericana de MTV inició sus transmisiones con su respectivo vídeo. Aquí está We are sudamerican rockers, un homenaje burlesco al rock and roll y a su identidad más pura originada en los años 50; que al mismo tiempo reafirma la esencia del artista hispanoparlante de aquellos años: ignorados, discriminados, con envidia, pero igualmente rebeldes, imponentes y necesarios. La guitarra sólo destaca de una manera bárbara en el interludio instrumental, mientras que la batería y el sintetizador marcan territorio de forma contundente a lo largo de toda la melodía. Una genialidad absoluta.

"Nuestra pésima música no es placer para dioses, jamás ganaremos la inmortalidad"

“Y tenemos aquí un disquito simpático para ti muñeca, que estás solita en tu casa. A ver, a ver, Ah, Los Prisioneros… La cultura de la basura. De esta manera comienza el track homónimo, que con unas panderetas da inicio a un testimonio fidedigno acerca de una vida juvenil bombardeada por la cultura del consumismo en medio de la represión. El apartado instrumental es idéntico o prácticamente calcado del que posee Somos sólo ruido, donde la batería es el eje sonoro en detrimento de las cuerdas. De hecho, lo más rescatable es el mensaje satírico que prevalece en toda la canción, porque la saturación auditiva del resto de elementos puede llegar a cansar en altas dosis.

"Escuchando radio, vamos al estadio. Nos gusta el Julio Iglesias, y el rockabilly"

Ahora es el turno de Pa pa pa, también conocida como “Un modo elegante de burlarse de los mensajes cursis de amor y paz de la cultura hippie”. Con esto se demuestra que Los Prisioneros eran capaces de ridiculizar cualquier cosa, y que el hecho de compartir unas u otras ideas no eximían a las personas de lo que pudieran pensar los demás. Aunque al mismo tiempo, esta composición también puede reírse en la cara de los ingenuos que pensaban que la dictadura era un campo de flores y que el autoritarismo era un simple mito… Ni idea, pero de todas formas aprecio ese coro pegadizo y que no transmite mensaje alguno: es la cereza sobre este pastel de mofa. ¿Y la instrumentación? Está más balanceada que en pistas anteriores, aunque el sintetizador se roba el espectáculo sobre todo lo demás en ese particular estribillo. La versión latinoamericana agrega unos beats al principio y un ambiente sonoro más organizado, pero está lejos de opacar el trabajo realizado en la edición inicial.

"Vivo con el miedo al dedo que alguna vez apretará el botón"

Seguimos con otra melodía que marca un hito dentro de esta producción. Al principio, un eco que parece no tener final. Y después, la entrada hacia una balada que tiende a una absoluta melancolía. Que no destrocen tu vida es un grito de rebeldía dedicado a las familias que no permiten que sus vástagos armen su entorno de la manera en la que deseen, interviniendo en relaciones amorosas, vocaciones, y demás puntos clave de su desarrollo personal. Incluso, corre el rumor de que Jorge González se la compuso a su compañero Claudio Narea, al ver las dificultades familiares que atravesó cuando decidió armar un proyecto de vida con su prometida de ese entonces.

"No dejes que por nadie tú y ella se lleguen a odiar... Que no destruyan tu vida"

Esta resulta ser la tonada más parecida a lo que el grupo hizo en su disco anterior, con un correcto equilibrio entre los instrumentos de siempre, el sintetizador y la voz. A pesar de ser un material cuya intención no es criticar al régimen dictatorial de aquella época, continúa siendo una creación genial para el álbum, incluso más que otras con la notable intención antes mencionada. Considero que su remezcla correspondiente le quita el sentimiento melancólico y le agrega unos sonidos sintéticos fastidiosos que son bastante estorbosos.

El disco continúa su rumbo con Usted y su ambición, dirigida a los empresarios y jefes que maltratan a sus subordinados para obtener más ganancias. Si, así de sencillo y tajante. Al esquema de batería y cuerdas, regresa la pandereta para agregarle un toque picante a la canción, el cual puede reflejar el odio que tienen los trabajadores a esos gerentes tiranos. No hay mucho más por decir, debido a que aquí no hay un gran trasfondo. Ni siquiera en la versión latinoamericana hay algo por resaltar, debido a que sólo hay unos pocos efectos sintéticos que la diferencian de la edición original.

"Habla, roba, miente, suda, mata, llora, corre, grita"

Después está Cuando te vayas, centrada en el desgaste de una relación amorosa. Ya las dos personas no se soportan, y la separación es la única salida. Tanto los sintetizadores como las cuerdas simulan un ambiente del lejano oeste, asemejándose a lo hecho con Quieren dinero del trabajo discográfico anterior. Aquí comienza un punto del álbum que es difícil escuchar, debido a que estas creaciones carecen del ingenio y del carisma que antes eran puestos. No es un mal producto, pero reitero que es complicado de asimilar.

"¿Será el destino y su equilibrio fatal?"

Sigue Jugar a la guerra, una crítica mordaz y frentera a los militares y al complejo de superioridad que poseen a la hora de mostrar su poder armado. Con un ritmo coqueto, una percusión tan rápida como constante y una letra ácida; es una perfecta humillación hacia las pretensiones de las altas esferas de los pelotones castrenses. La versión latinoamericana es mucho más corta que la chilena, pero con la sustancia suficiente y sin tanto relleno.

"Son sólo niños en edad escolar"

Algo tan moderno, al ser otra de las joyitas que no fue compuesta por Jorge González, fue descartada de la edición latinoamericana. A pesar de eso, no tiene desperdicio. Puede tratar sobre dos temas: O el embarazo juvenil de una pareja inexperta, o la revelación de la homosexualidad en una época muy difícil para ello. Sea cual sea el tema, se ajusta de forma adecuada con la descripción de los hechos dada por Miguel Tapia (sí, el baterista interpreta esta melodía) en cuanto al rechazo que se va a generar en los círculos más familiares con los que el individuo “cuenta”. Algo increíble es que esta canción da un respiro frente a las fuertes y exageradas percusiones de tracks pasados, con los sintetizadores apoyando el ritmo de manera auténtica y relajada. ¡Bien por eso!

"No tendrán una fiesta para celebrar, lo que tu vestido debe ocultar"

El álbum llega a su punto medio con uno de sus highlights: Maldito sudaca. Volvemos al punk ska de una forma xenofóbica y discriminativa hacia algunos de los ciudadanos más destacados de América Latina. La combinación entre la rudeza instrumental, la simpleza lírica y la firmeza vocal logra un coctel auditivo tan simpático como placentero. Así mismo, el notable arribismo violento de primer mundo también es objeto de una sátira graciosa y detestable. La versión latinoamericana no hace una modificación tan evidente del sonido, limitándose a limpiar las fallas de origen de la primera edición. Un clásico indudable.

"No escupas en mi ciudad, no escupas en mi país, no escupas en mi planeta!"

“Soy pobre pero estoy contento”… Lo estamos pasando muy bien es otro de los momentos más legendarios del disco, el cual consiste en una ironía de pe a pa acerca de la utopía vendida por un gobierno corrupto con unos medios de comunicación comprados. En el momento en el que la canción fue estrenada, sirvió como una ingeniosa parodia a la posverdad establecida por el régimen dictatorial de cómo se vivía en el territorio chileno. La ridiculización militar del inicio y el sample de Pedro Picapiedra y Pablo Mármol al intermedio dotaron a la melodía de un estatus de culto bien merecido. A pesar de la mejor interpretación vocal de la versión latinoamericana, la suciedad y rusticidad de la original calzan adecuadamente con la satirización del confort establecida desde un inicio. ¡Grandiosa!

"El trato es serio, la enseñanza es buena y el costo... ¿Que importa el costo?"

A continuación se encuentra Él es mi ídolo, que se enfoca en un culto exagerado hacia la figura de un rockstar que ha contado con los privilegios necesarios para alcanzar la fama y el éxito masivo. El mito indica que esta canción fue escrita en tono irónico para Gustavo Cerati, debido a las facilidades que le dieron a Soda Stereo para impactar al público chileno, en contraposición a la múltiple censura que el país siempre le colocó al trío de San Miguel. Más allá de que Jorge González intenté desmentir esta teoría, o de que aquellos hechos cuadren con la realidad, no hay una evidencia segura que confirme si es verdad o mentira.

"La guitarra en sus blancas manos se me acerca... Y despierto"

Contiene elementos sonoros relacionados al electropop y al dance, mostrando rastros de lo que se vería en proyectos futuros de la agrupación. De hecho, hasta la misma temática de la letra, que no está tan inclinada hacia la crítica social, también podría considerarse como precursora de melodías posteriores como Estrechez de corazón o Con suavidad. Eso sí, al conservar un elemento clave como lo es la percusión intensa, mantiene la esencia del presente álbum. ¡Una atractiva propuesta!

El trabajo discográfico vuelve a dar un bajón tremendo con El vals, una composición que ni al mismo autor le terminó por gustar. Es más que evidente que lo hecho por Claudio Narea es bastante flojo y decepcionante. La letra no va a ningún lado y la interpretación vocal es sencillamente desastrosa. En Lo estamos pasando muy bien funcionaba su “talento” vocal debido a que no requería un estricto canto, sino más bien como un pseudorap que tiende más a una lírica hablada. Aquí no: Esa melancolía sintética combinada con el desafine constante no provocan la tristeza que se desea transmitir; cayendo más bien en la vergüenza ajena. Hasta ahora, esta sería la peor canción de Los Prisioneros.

"Es esta noche la última que de Diciembre algo voy a esperar"

Con Otro día mejora un poco el panorama, pero tampoco es la gran cosa. La descripción adecuada para una tonada como esta es: Potencial Desperdiciado. Siendo una crítica al ritmo de vida repetitivo de los obreros, podía llegar a ser un material tan ambicioso como Muevan las industrias, pero se restringe con una ejecución lírica e instrumental mediocre. Simplemente una idea mal aprovechada que intenta levantar vuelo con los teclados finales.

"Ya no quiero cambios, tengo el ritmo de las máquinas"

El álbum cierra con Poder Elegir, que resulta ser una bocanada de aire fresco después de los tracks anteriores. Así como es una crítica mordaz a la realidad vivida en un régimen autoritario, también es un grito de esperanza ante el futuro que le espera a la sociedad en el momento en el que se manifieste para tomar sus propias decisiones. Desde unos teclados que condensan lamentaciones en los primeros segundos, hasta las cuerdas que junto con la batería suben la nota de la melodía; se logra evocar de principio a fin el ambiente de tensión e insatisfacción generado en una sociedad cansada de un contexto dañino. Puede que los 8 minutos de duración sean complejos de asimilar, pero el mensaje y sonido amigables de la composición permiten hacerla llevadera. ¡Una genial voz de protesta!

"Queremos elegir, decidir... Debemos elegir, como quieres vivir"

En conclusión, este es un disco irregular. Tiene puntos de gran excelencia, otros cuantos mediocres, y unos pésimos que no merecían ver la luz del día. El eje de crítica social se constituye de maneras ingeniosas, y el eje de situaciones juveniles también se estructura con letras y sonidos muy acertados. Sin embargo, no hay un esfuerzo por ofrecer una total cohesión a las ideas del trabajo discográfico,  impidiendo la existencia de una identidad sólida (Y no, el sonido sucio y desorganizado no cuenta como identidad). Aunque pinta para ser el peor proyecto de Los Prisioneros hasta el momento, no significa que sea un pésimo material. Al contrario, es uno con composiciones de gran talla que lamentablemente se ve opacada por otras que imposibilitan que llegue a ser una idea sobresaliente. Valoración Final: Aceptable.

La gira de promoción del nuevo disco estaría inevitablemente marcada por el clima de tensión político que se generaría a partir del plebiscito histórico que definiría el fin de la dictadura chilena. Desde un inicio, Los Prisioneros tomaron posición en contra del régimen y eso definiría el resultado anecdótico de las ventas de sus álbumes y conciertos. La cultura de la basura se convirtió en un fracaso comercial en Chile, y la gira destinada para su promoción sólo pudo concretar 7 de las 40 fechas planteadas originalmente. Fueron vetados por las municipalidades y por los medios de comunicación, más afines a la dictadura.

La elección de una postura clara los destinó a ser vistos como mala influencia por una facción retrógrada de la sociedad.

Aquella situación obligaría a la banda a buscar el éxito comercial en aquellos países que los recibieron como grandes íconos del rock. Ya después de haber visitado Perú y Ecuador el año anterior, llegaba el turno de aterrizar más al norte, en el país cafetero, concretamente para el que algunas personas llamaron “el Woodstock colombiano”. El Estadio El Campín de Bogotá sería el escenario que un 17 de Septiembre compartirían con otras personalidades del pop, rock y balada en español: algunas de ellas siendo Miguel Mateos, Yordano y Los Toreros Muertos.

¿El resultado? Aproximadamente unas 70.000 almas fueron testigos de las canciones más importantes de la trayectoria de la agrupación chilena. Adquirieron un nivel de reconocimiento titánico en aquel territorio, que se vería potenciado con el lanzamiento de futuros álbumes y la realización de otras giras muchos años después.

El Concierto de Conciertos. Un punto y aparte en la historia de la industria musical en Colombia

También asistirían a un concierto de Human Rights en Mendoza, Argentina un mes después; pero los resultados fueron menos amables. Irónicamente, en un concierto que pretende resaltar los derechos de las personas, fue supremamente evidente el ambiente discriminatorio y segregacionista que padecieron los artistas latinoamericanos, mientras los anglosajones gozaban de amplios privilegios. “En realidad no nos sorprende, porque esta es una gira de Human Rights y no de Derechos Humanos” decía Jorge González a la prensa, siendo explícito con la desigualdad vivida en eventos como ese.

En aquel mes había ocurrido el famoso plebiscito de Chile de 1988, cuyo resultado dio al NO como ganador. Se terminaban los años oscuros de régimen autoritario en el país austral, y se asomaba un horizonte esperanzador para aquella sociedad. No obstante, eso también significaba el fin de la resistencia y el fin de la realidad bajo la que Los Prisioneros fueron creados. Ahora que regresaba la democracia, ¿cuál sería el motivo de existencia de la banda? ¿De qué tratarían las letras de las futuras canciones? ¿Qué destino le depararía a cada uno de los integrantes? Ningún alma se esperaría lo que iba a suceder con el trío de San Miguel…

Después de todo esto, ¿Qué seguía en la historia de la identidad prisionera?

¡Nos veremos más adelante en un próximo episodio de esta serie de artículos!

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“Los finales siempre marcan nuevos comienzos”

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