¡Ahora han entrado a un nuevo inicio!
Antes
de empezar, quisiera que conocieran la siguiente información para tenerla en
cuenta a lo largo de este artículo:
Mis
prejuicios son pocos, respecto a la música que espero sentir y que finalmente experimento:
Estoy abierto a recibir diferentes melodías y armonías por medio de mi sentido
auditivo. No obstante, eso no impide que sea víctima de las altas expectativas (o como todo el mundo lo llama hoy: hype). Si
ya he sido sorprendido por trabajos musicales aceptables, buenos,
sobresalientes e incluso excelentes; un “nivel” de expectativa es creado… En
caso de que futuras producciones del mismo tipo o del mismo autor se encuentren
por debajo de aquel “nivel”, se forma un sesgo que puede hacer surgir una
porción de subjetividad que "no favorezca mucho" al juicio que he de realizar.
Así
que, teniendo claro esto, y con la objetividad en peligro (como muchas veces), demos inicio al análisis de este festival en
su versión del 2017. ¡Vamos allá!
Como
ya lo había mencionado en cierto artículo que elaboré hace un año, el UR
Festival es un mega evento que toma lugar en cierto campus de cierta
universidad ubicada en uno de los lugares más lejanos del norte de Bogotá.
Traen juegos, eventos de diferentes patrocinadores, carritos de comida (foodtrucks para los pupis), además de
una nómina de grupos y cantantes que presentan su música en la tarima principal
del evento.
Las maravillosas expectativas se
encontraban en un nivel alto, debido a que el año anterior la calidad se hizo
presente gracias a la variedad de géneros presentes en las bandas que se
presentaron (salsa, rock alternativo,
electrónica, hip hop, rap, por mencionar algunos); los distintos juegos con
los que los asistentes contaron (muro de
escalar, toro mecánico, bolos gigantes, carreras en costal, entre otros); y
la presencia de medios de comunicación diferentes a las emisoras patrocinadoras
como cierto canal juvenil con un programa llamado El Cuaderno… Sí, todo eso se
llevó a cabo en el 2016.
Ahora ¿Qué sucedió este 2017?
PD: Casi todas las imagenes del artículo son de la autoría de los organizadores del URFestival. Mencionemos
PD: Casi todas las imagenes del artículo son de la autoría de los organizadores del URFestival. Mencionemos
Igual
que el festival anterior, el día comenzó con la clásica carrera de 5K alrededor
de la inmensa zona verde del campus (Sí,
otra vez el mentado cross-country). No tuve la oportunidad de participar,
pero el evento tuvo pocas diferencias a resaltar: Los participantes masculinos
empezaron el recorrido y cuando faltaba poco para que el último del grupo
terminara, comenzaron las participantes femeninas; camisetas distintas; horario
más tarde… Realmente aspectos muy triviales que no modificaban tanto la
experiencia.
A continuación,
se podían apreciar el conjunto de actividades existentes: Aún estaba un
simulador de tiro con armas de gas y aire comprimido (que tenía su encanto, por supuesto). También volvían a aparecer
las carreras de costales en un lugar donde muy pocas personas las podían
presenciar (igual seguían siendo
emocionantes). Sorprendía que se presentaran actividades nuevas traídas por
los patrocinadores: Postobón con su bebida de toronja (que no quiero mencionar todavía) traía juegos de puntería para
ganar pequeñas botellas de gaseosa; Livinn Bogotá traía la cuota fotográfica al
evento, al ofrecer una piscina de pelotas bien improvisada para animar a los
invitados a mostrar su faceta más fotogénica. Estos dos son los más
destacables, realmente.
Varios
stands que promocionaban grupos de la institución anfitriona o de sus particulares
patrocinadores hicieron acto de presencia. Sin embargo, todavía me encontraba
buscando juegos similares al jumping, al toro mecánico, a la lucha de sumos, a
las peleas con guantes descomunales, o al muro de escalar que ofrecieran
experiencia igual o más sorprendente que las del festival anterior. Y ¿A qué no
adivinan? NO había nada de eso en este festival, que, al parecer tuvo una
reducción de presupuesto cual reforma económica de país latinoamericano. Mal en
todos los sentidos, y reducía las opciones de eventos en los cuales los
asistentes deseaban participar.
El espacio se redujo, la nómina ofrecía menos variedad, habían pocos juegos... Y luego dicen que fue de los mejores eventos. ¿En serio?
En el
entremés, y para mitigar mi reacción de insatisfacción, almorcé un burrito tal
cual, como el año anterior, aguardando que la segunda mitad del evento donde
las agrupaciones musicales salían a relucir, fuera al menos aceptable… Tampoco
lo fue. Que munga (sí, como Recreo).
Bueno,
pero antes de enfocarnos en la parte musical, quisiera resaltar la parte más
resaltable del evento. Una que puedo resumir en dos palabras: Iván Marín. Por más fuera de lugar o
infantil que a algunos les pueda parecer, el comediante pereirano terminó robándose
el UR Festival en muchos sentidos: las risas, el entretenimiento, las
situaciones hilarantes con una rutina que, aunque se encuentre lejos de sus
mejores momentos, brindó una experiencia inolvidable a todos los presentes con
los distintos temas que abordó en el stand up: Música, Fútbol, la época de
estudiante. Empatía al límite y comedia con un buen grado de calidad. ¡Bien
hecho!
¿Ahora
sí, cómo resultó la segunda mitad del evento con las agrupaciones invitadas?…
Desde el vamos, la nómina de cantantes era demasiado pretenciosa y no muy
prometedora. No sé si fu provocado por la supuesta reducción del presupuesto, o
por el absurdo patrocinio que tuvieron con La Mega… sí, aunque no lo crean,
sucedió. El patrocinio hecho por la emisora digna de perreo intenso y
artistitas de medio pelo favorita de la juventud colombiana pudo traer la
calidad cuestionable a la tarima del festival.
Sí, esto era lo que prometía el evento de tal magnitud. Hacerse bolita era lo más razonable
Y
entre la nómina, están las siguientes alegrías
Reproduzcan este vídeo de Alf mientras leen la siguiente lista de viñetas
- Duina del Mar: Una señorita que aún hoy, no
sé qué género canta
- Tribu Baharú: La champeta más excéntrica del
universo. Otra presentación rescatable
- Jiggy Drama: El reggaetonero más olvidado de
la actualidad (Sí, el que hizo esa vaina
de “Quiere ver GAS o ver GOTAS”).
- Pasabordo: Hacían pop latino. Luego quisieron
imitar las pendejadas que hacían Alkilados y quedaron dañados de por vida.
- Mike Bahía: Una especie de reggaetón tropical
es lo que canta. No es nefasto y lo ignoraría… de no ser porque nos coló a la
noviecita al evento tal cual como un combo 2x1. Que vaina.
- Greeicy Rendón: Novia del sujeto anterior.
Fue Chica Vampiro (Sí, ese programita insignificante de TV). Actriz y cantante
(mejor que el novio, todo hay que decirlo).
- Bandas UR: Sólo una sola, y no hubo más por
ahí. ¿Les dio flojera, o qué?
- Con la
participación especial del Señor Toronjo, como relleno absurdo e innecesario.
¡Carajo!
Lastimosamente, las bandas UR relucieron menos que el año anterior. Triste por ellos...
Ese
fue el resumen de las distintas atracciones de este festival. Y podría dejarlo
hasta aquí. Pero no lo haré, porque quiero profundizar en cada momento de estas
presentaciones tan diversas en tono, pero no en género. Así que, este es el
juicio-relato traído para ustedes:
Respecto
a Duina del Mar, sólo he de decir que tiene un rango vocal relativamente bueno.
Podría explotarlo más, pero se limita en muchas ocasiones. El dueto que hace
con Jiggy Drama es perverso… pero es, a su vez, de las cosas más rescatables
del reggaetonero que más adelante tendría su propia presentación.
Pregunta Retórica: ¿Qué género coqueto canta esta señorita? ¡Oh! (Suspiro)
Y
hablando del rey de Roma… ¡Oh, por todas pendejadas que hay en el mundo! Este
hombre es un “genio”: Pretende “calentar” a su público con insinuaciones que no
caben para ser de doble sentido: Eso quiere decir que esas dulces palabras y
letras de sus olvidables canciones se podían malpensar de más de 4 maneras
distintas (y no es un punto bueno en lo
absoluto). El único mérito que se le puede dar es que en cierto punto quiso
alejarse del reggaetón para emocionar al público con una mezcla electrónica que
fue interesante… Pero eso duró sólo tres minutos y luego volvió con su “arte”
urbano que desgraciadamente, duró demasiado.
No voy a colocar la música de este... hombre por aquí. Por nuestro propio bien (Ya saben qué pienso mucho en su salud mental... Lo mismo aplica para el dúo paisa y los tortolitos).
No voy a colocar la música de este... hombre por aquí. Por nuestro propio bien (Ya saben qué pienso mucho en su salud mental... Lo mismo aplica para el dúo paisa y los tortolitos).
Tiene pinta de "nerd clásico", pero es todo lo contrario. Noten como se asegura de sentir que su masculinidad no se le ha caído aún (Sí, malpiensenlo de 4 maneras distintas)
Luego
llegó el tiempo de relleno más insoportable e incomprendido (con justa causa) de todo el evento: La hora del Señor Toronjo. Para los
iletrados como yo que no conocían este personaje en su máximo esplendor, voy a
explicarlo de manera breve: Es una bebida gaseosa cuya mascota es un humano con
cabeza de toronja dibujada con caras de todo tipo y que se lanzó como cantante
de reggaetón. Sí, suena absurdo y patético, y en efecto así fue su
presentación.
Aquí hago una excepción: Quiero que sufran con la bebida mal copiada de la Quatro muajaja (Inserte risa malvada chafa por aquí).
Preparen su vergüenza ajena para ver esta indecencia
Por mucho, el peor momento del UR Festival en todas sus ediciones. ¡Por eso sigo tomando Quatro!
Con
“joyas” del cuarto arte como Reggaetón-ton, Perreo Intenso y Sácalo; el product placement andante intentó que el
público le siguiera el juego coreando las canciones. Y no lo logró, por
fortuna. Tomen nota de lo siguiente: Este es el peor ejemplo de marketing a
nivel local. Postobón cree que la totalidad de la infancia y la juventud
colombiana le fascina escuchar “poesía urbana” y no se pone a pensar que con su
publicidad está aportando a que existan más campañas descerebradas donde la
música se vea degradada a ser sólo sintetizadores, autotune y bailecitos sexuales en su máximo esplendor. Más allá de
que el show del Señor Toronjo y sus bailarines sea patético, traspasa fronteras
hacia lo ridículo, lo insoportable, y lo insultable. Gracias, Mr. Grapefruit,
aportas más a que exista contenido musical descerebrado y no a alternativas que
valgan la pena. Lástima.
Con
Tribu Baharú no me esperaba gran cosa, pero sorprendieron con su propuesta de
fusión champetúa. No caen en hacer aquella champeta genérica difundida y
payoleada hasta el cansancio por toda Colombia, sino que logran experimentar de
una manera que recordaba un poco a Systema Solar, pero con un estilo menos
reconocible. Aun así, van por buen camino y pueden lograr grandes cosas. Su
frontman es extraño y chistoso, y su aspecto instrumental merece cierto
reconocimiento. Triste que no fueran aplaudidos tanto como el que quiere ver
GAS o ver GOTAS. Merecen ser más conocidos.
Están a años luz de ser sobresalientes, pero son talentosos y tienen esencia propia. No como otros por ahí
Pasabordo…
que física pereza. Lo que alguna vez fue una banda de pop latino con porciones
de tropipop inofensivo, se convirtió en un wannabe de grupos de despropósito
actuales como Piso 21 o Alkilados. Al menos el sencillo que los lanzó a la fama
mostraba parte de una era que ya era enterrada por todo el mundo y que ellos quisieron
rescatar… Pareciera que se dieron por vencidos y decidieron tomar el camino
fácil de seguir los pasos de los grupos de música que ya mencioné
anteriormente, con vestigios del estilo tropical de Mike Bahía. Después de
esto, decir que perdieron su identidad es una obviedad que ni viene al caso…
porque creería que la perdieron hace ya bastantes años. Ver su interpretación
en vivo sólo resulta gratificante para las groupies
amantes del dueto paisa, porque les aseguro que no van a atraer mucho público
nuevo en la actualidad. Ya el foco se fue a otros lados (lados mucho peores, por cierto).
El
show de Mike con su invitada de lujo Greeicy fue un despropósito. Una
presentación muy X que no resaltó mucho. No es insultante o pendejo como
ciertas presentaciones anteriores, por fortuna. Así mismo, no es atractivo a
nivel musical: Son líricas acerca de los temas más cotidianos posibles sin
algún plus o detalle extra que las haga únicas más allá de mencionar su nombre
o apellido dentro de la pieza musical. La parte instrumental es aceptable
mientras no use sintetizadores funestos como en “Estar contigo”. Hasta podría
decir que es aceptable, porque lo es.
No es un
intérprete nefasto y tiene oportunidades para consolidarse como un buen
representante a nivel nacional… El problema es que tiende a ser un reggaetonero
sin valor agregado; el cual prefiere seguir siendo un X con el estilo que
lleva, en vez de explorar nuevos horizontes respecto al cuarto arte. Es así de
simple.
Con ustedes, Greeicy. Canta un poquito mejor que el novio. De resto, lo mismo de siempre.
Y en
cuanto a Greeicy, sólo puedo decir que su esencia es una calca femenina de su
novio con una voz ligeramente mejor y las mismas letras: amores, despedidas,
felicidades, etc. El problema es falta de identidad, no falta de talento. Buscar
nuevos géneros, nuevos temas para sus futuros sencillos, un estilo atractivo y bien formado. Evitar en lo que sea
posible caer en la música pegajosa, sólo aplicable a rumbas genéricas o
soundtrack de fondo. Aplica para ambos tortolitos, porque curiosamente los dos
caen en las mismas cualidades y defectos. Realmente son el uno para el otro.
Con
ellos, el amor manifestado con besos y una sobredosis de diabetes terminó el UR
Festival del 2017. Una decepción frente a lo que realmente el evento pudo
ofrecer en años anteriores. Se destinó un menor esfuerzo para brindar
experiencias que realmente resultaran dignas de destacar, donde ni siquiera el
humor bacano de Iván Marín o la extravagancia de Tribu Baharú contrarrestaron
los puntos negativos del resto del evento. No mencioné los campeonatos deportivos porque no hay casi nada por criticar de estas actividades de competición.
Ah sí,
otro factor similar al año pasado fue la demora para salir del campus. En
serio, que espera tan fastidiosa jajaja.
Ahora
sí. Hasta una próxima ocasión… Nos veremos con el análisis al Formas para
perderse o I.D.E.A.S. (Ideas donde encontrarse a sí) de LosPetitFellas: Una
sorpresa de las buenas…
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de Facebook: https://www.facebook.com/yaviene.todoasutiempo15/
“Ahora el fin marca un nuevo inicio”
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