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11.24.2024

Sui Generis: El inevitable final y la aceptación de la condición humana

“Poco a poco fui creciendo y mis fábulas de amor, se fueron desvaneciendo como pompas de jabón”

Vida: El aroma incesante de los nuevos comienzos

La muerte es una de las mayores muestras del temor a lo desconocido. Nosotros, como seres vivos, humanos, conscientes, tenemos claro el ciclo de la vida por enseñanza o por la vivencia de cada etapa a lo largo de los años: Nacer, crecer, tratar de dejar un legado** y morir… De las tres primeras tenemos una noción completa en algún punto de nuestra vida, e incluso nos sentimos con la autoridad de aconsejar a los demás respecto a cómo afrontar dichas etapas. Sin embargo, la última normalmente causa inquietud por no tener idea de cómo sea o por amenazar la estabilidad de la vida; hasta el punto de que no sea sorpresa conocer a alguien con Necrofobia, o miedo al final del ciclo: La sombría muerte.

**Modifico reproducirse por tratar de dejar un legado con el ánimo de entregar una mayor profundidad al ser humano en la que se abren más posibilidades de trascender o continuar existiendo metafísicamente más allá de dejar descendencia.

Esa sombría muerte acecha los pensamientos del humano promedio desde que toma uso de razón sobre el carácter efímero de la vida, en adelante. No es un tema del que normalmente la familia, los amigos o la pareja conversen, por diferentes motivos: miedo, malos agüeros o una sencilla incomodidad que prefieren sea aplazada hasta el momento en el que se perciba difícil de evitar. Sin embargo, su revisión en una conversación informal o en una sesión magistral puede darle al ser humano una mayor experticia para afrontar su llegada, e incluso, una sensación incremental para experimentar mayores y mejores momentos en el tiempo que reste de aquella etapa temporal que llamamos vida.

El arte no ha estado ajeno a esta conversación tabú, y mediante diversas expresiones podemos evidenciar la perspectiva de múltiples creadores acerca de ese horizonte desconocido. Realizando un enfoque bastante específico en una canción, la pieza que nos atrae hoy proviene del puño y letra de un joven de 19 años en el momento de su concepción, y que tres años después saldría a la luz en una melodía consistente en dos voces y el rasgueo de una guitarra: Canción para mi muerte de la banda argentina Sui Generis.

En la guitarra, Nito. En el piano, Charly. Como público, los jóvenes hippies de aquel tiempo

A continuación, podría mencionar datos acerca de los integrantes de la banda [Nito Mestre, Charly García], su origen [un lapso en el que García rozó el final de su humanidad al no querer seguir prestando el servicio militar obligatorio], o hasta sus reconocimientos en listados de música popular [como los realizados por la siempre presente revista Rolling Stone]. Pero, en honor a que la lectura no se desvíe de su punto central, dejaré aquellos puntos en el aire para tratarlos en otra ocasión [o que ustedes los busquen primero, ¿Por qué no?] y que juntos detallemos el sentido de la melodía.

Tres minutos y treinta y siete segundos de filosofía

El inicio de la vida, en la mayoría de los casos, está lleno de alegrías y momentos que el humano adulto recuerda con añoranza (Hubo un tiempo que fui hermoso y fui libre de verdad, guardaba todos mis sueños en castillos de cristal). No obstante, y coincidiendo con el tránsito a la juventud, etapa en donde las relaciones y situaciones se tornan inestables, el humano se da cuenta de su naturaleza vulnerable y en donde su optimismo por las metas planeadas se reduce de acuerdo con las dificultades planteadas por cada nueva experiencia que debe afrontar (Poco a poco fui creciendo y mis fábulas de amor, se fueron desvaneciendo como pompas de jabón).

Si el ser asume la vida como la metáfora de un viaje con origen, trayecto y destino; se dará cuenta de todos los hitos que debe atravesar en el camino, el cual casi nunca consiste en una línea recta, sino en varias rutas que atraviesan locaciones que pudieron o no ser afrontadas por otros iguales, cuya naturaleza varía conforme al carácter y al comportamiento de quien la atraviese (Es larga la carretera cuando uno mira atrás, vas cruzando las fronteras sin darte cuenta quizás). La variabilidad es la moneda de cambio en dicha ruta, que puede ser finalizada antes o después del tiempo promedio, por el sinnúmero de habitantes de este plano existencial. Eso sí, todos van a terminarla tarde o temprano, dado el carácter efímero de aquel recorrido (Tómate del pasamanos porque antes de llegar, se aferraron mil ancianos, pero se fueron igual).

Por ser tan misteriosa, no tener la exactitud de saber como sea y que existan testimonios tan confusos y difusos de personas que casi llegan allá y regresaron; siempre la incógnita estará: ¿Cómo se sentirá? ¿Qué nos espera en ese punto? ¿Qué tan cierto es cada creencia del tema? (Quisiera saber tu nombre, tu lugar, tu dirección; y si te han puesto teléfono, también tu numeración). Claro, atravesamos una época dubitativa e incluso de temor; pero la clave no es mantenernos en esa espiral sin fin en la que el ser tiende a caer… Todo lo contrario, el hecho de encaminarnos a alcanzar nuestros mayores deseos, apostar por una vida buena [en el sentido más filosófico posible] y dotar nuestro recorrido de las experiencias y conocimientos más enriquecedores nos ayudará a afrontar ese temor y contar con la satisfacción de haber cumplido nuestros deseos antes de aquel día, el día en el que cuerpo y alma tomen caminos separados (Te suplico qué me avises si me vienes a buscar, no es porque te tenga miedo y solo me quiero arreglar).


Otra imagen de los Sui Generis. Cortesía del blog Apologías y Rocanroles

No es algo seguro, pero parece que los seres humanos a poco tiempo de su final material perciben la cercanía de aquel momento. Lucidez, resignación, o desinterés; tres formas distintas de meditar sobre el final, y que más allá de la fe de la persona, todas terminan en dicho estado absorbente. En la llegada al destino, solo queda la culminación del camino, el encuentro de la paz interior y un último suspiro (Te encontrare una mañana dentro de mi habitación, y prepararás la cama para dos).

En definitiva, profundizar en esa perspectiva del fin de la vida compartida por una persona a tan temprana edad es bastante interesante y permite develar ciertas ideas que por más obvias que parezcan, brindan luz a las sensaciones compartidas por la humanidad sobre ese acontecimiento, tan inevitable como misterioso, que en algún momento vamos a afrontar satisfechos, decepcionados o indiferentes. 

Tan cerca y tan lejos...

Deseo, a quienes hayan leído y meditado con mis ideas [aquellas externas a los paréntesis], que continúen soñando y logrando la totalidad de los objetivos que deseen, para que al final de su existencia cuenten con la satisfacción de la vida buena, de experimentar todo lo que les conduzca a esa felicidad tan anhelada por una cantidad inmensa de seres vivos.

Por parte de quien les habla, espero poder regresar pronto a estas letras, de las que me retiro por un tiempo debido a compromisos diversos que no me permiten entregarles más contenido. Sin embargo, confío en que nos veremos más tarde para seguir explorando las ideas extraordinarias que la música nos puede entregar. ¡Feliz noche!

Para cerrar el tema, y acorde con lo tratado en esta ocasión, también les dejo otra joya que profundiza sobre la naturaleza del fin de la existencia: Entre piedras y carbón, de la banda colombiana TELEBIT junto a la legendaria cantante Andrea Echeverry.

“Dile a mi gente que ya no lloren por mí; hierba mala nunca muere, como dicen por ahí”

Página de Facebook: https://www.facebook.com/yaviene.todoasutiempo15

4.24.2020

Soda Stereo en Bogotá: Gracias Totales (Un Egovistazo Especial)


¡Ahora han entrado a un nuevo inicio!

El tema de hoy. Verán que me voy a extender lo necesario para abordar esto

Todo inició con una breve misiva en la que expresaba mi deseo por tener un espacio en la red en donde pudiera expresar mis juicios, opiniones y expectativas acerca de diversos temas. Todo empezó hace cinco años, un 24 de Abril de 2015 en el que me arriesgué a empezar un nuevo proyecto con la intención de aprender y disfrutar todo lo correspondiente a este arte tan extenso y tan interesante como lo es la música.

En ese entonces, apenas comenzaba mi etapa universitaria y quería que mis ideas fluyeran por medio de artículos que se convirtieron en mi legado más valioso hasta la actualidad. Hoy, con mis estudios universitarios casi terminados, miro hacia atrás y me fijo en todas aquellas experiencias y oportunidades que me trajo este espacio tan maravilloso… Siento un gran sentimiento de nostalgia por haber armado un espacio que logró entretener e inspirar a varias personas; incluso nos permitió conocer las historias más reveladoras detrás de la creación de grandes íconos de la cultura popular. Y a todos los que han seguido en estos años este proyecto: ¡Gracias Totales!

Todo comenzó con este simple logo y una misiva.

En el 5° aniversario de Ya Viene… Todo a su Tiempo, les presentó mi análisis descriptivo y crítico acerca del más reciente concierto al que tuve la fortuna de ir: Gracias Totales de Soda Stereo.

Y desde el primer momento les digo que este multitudinario evento no estuvo exento de críticas debido al gran escándalo que podía significar el hecho de que la banda hiciera una nueva gira con su vocalista/guitarrista ausente. ¡Carajo! Hasta yo mismo confieso que expresé en su momento que este nuevo capítulo en la historia de la banda estaría motivado por amplios intereses económicos. Sin embargo, a Zeta y a Charly no les importó demasiado el huracán que se generó entre la fanaticada de Soda Stereo, y continuaron con paso firme.

Hector "Zeta" Bosio y Charly Alberti, frente al público del Estadio El Campín, en Bogotá

Por lo visto, tanto el baterista como el bajista quedaron impresionados por el alma de la banda manifestada en aquel ya lejano proyecto del Cirque du Soleil llamado Séptimo Día, en el que ambos trabajaron tras bambalinas, con el apoyo de uno de los colaboradores de mayor confianza del ausente frontman: Adrián Taverna. Entre los tres invirtieron meses de arduo esfuerzo para preparar un disco de remezclas que fue lanzado al mismo tiempo que la propuesta circense, y que fuera de contener unas adiciones interesantes, en su momento definí como un descarado cashgrab cuya compra no ofrecía el mínimo valor agregado que se espera de la banda.

Pero no me malentiendan, llamo despropósito únicamente al disco lanzado y no al show concebido por el Circo del Sol, debido a que en el espectáculo se aprovechó todo el potencial de las personas involucradas para hacer unas coreografías ingeniosas. ¿Innovador? Para nada ¿A la altura de la banda? Totalmente. En simples palabras: Un llamado a revivir los viejos tiempos, a través del nuevo talento. Y eso sólo fue el principio del regreso de los integrantes sobrevivientes de la banda.

El Cirque fue un proyecto que dejó pensativos a los sobrevivientes de Soda...

Puedo suponer que existió un trabajo discreto y silencioso durante aproximadamente un año entre todos los invitados a participar en aquel proyecto de Soda iniciado por Zeta y Charly, aunque el panal se intentó alborotar un mes antes de la gran revelación cuando periodistas argentinos corrieron el chisme de que el ahora dúo rockero más grande de Argentina regresaría a los escenarios con un nuevo vocalista de la talla de Chris Martin (Coldplay) o de Bono (U2). Y lo interesante del caso es que ni el bajista ni el baterista de Soda reaccionaron ante la declaración. Ni la desmintieron, ni la desvirtuaron… Simplemente, la respuesta nunca llegó… O al menos, eso creíamos nosotros.


El 3 de Octubre de 2019 se soltó la bomba. Con un teaser en el que Charly y Zeta tomaban sus instrumentos para tocar Hombre al Agua y con una carta firmada por la banda en la que anunciaban una nueva gira, se confirmaba la noticia: El regreso a los escenarios de Soda Stereo. Y por supuesto, las reacciones no se hicieron esperar. Los más ofendidos fueron los fanáticos recalcitrantes de Cerati, acusando a los implicados de robar el nombre, engañar a los fanáticos, dejar el nombre de Soda en ridículo, entre otras exageraciones que no impidieron que un público masivo se ilusionara con el ya anunciado regreso.

Esta es la famosa carta del regreso. No se imaginan cuanto odio levantó en redes sociales!!

Desde el principio, se aclararon tres cosas:
1. El evento era sólo una gira de homenaje. Nada de volver a grabar en estudio ni algo similar
2. Las personalidades invitadas no reemplazarían a Gustavo, de ninguna manera
3. No todos los intérpretes estarían en vivo. De los anunciados, sólo la mitad estarían en cada ciudad. Y de acuerdo a la ubicación, los invitados presenciales cambiarían.


Y de Octubre en adelante, se fueron anunciando las fechas en las que iba a tener lugar este proyecto. Las entradas iniciales se agotaron en cuestión de días, por lo que se abrieron más localidades y hasta nuevas funciones para contemplar lo que tenían preparado para los interesados en el grupo. El inicio de esta aventura se daría en Bogotá, Colombia, en una fecha poco usual: 29 de Febrero de 2020… para luego viajar alrededor del continente americano durante los tres meses siguientes, algo que por el momento no se ha logrado completar.

Y con este vídeo, presentaron a los artistas invitados. Realmente habían muchos nombres interesantes

¿Quién haría parte de la presentación en vivo? Además de Charly y Zeta junto con los artistas invitados, el grupo estaría soportado por Fabian “El Zorrito” vön Quintiero, quien fuera tecladista de Soda en las épocas de Nada Personal y Signos para luego convertirse en parte importante de la banda de Charly García a comienzos de los años 90. Así mismo, el llamado por algunos “cuarto soda”: Richard Coleman, que había aportado su talento de guitarrista al primer disco de estudio del grupo argentino y a los dos últimos trabajos discográficos de Cerati. Por último, pero no menos importantes, la participación en guitarra de Roly Ureta, antiguo compañero de Richard y Gustavo en una agrupación paralela a Soda Stereo llamada Fricción y los aportes de Simón Bosio, hijo del bajista del grupo y que ha formado una carrera discreta respecto a las mieles de la música.

Como de costumbre, yo no disponía de dinero para asistir a este evento. Sin embargo, logré ganarme la boleta a través de un concurso en una emisora, a la cual le agradezco ampliamente el haberme dado la oportunidad de presenciar un concierto de esta magnitud. Pero la pregunta que la mayoría de los lectores se hace en este preciso momento es: ¿Qué tal el concierto? ¿Valió la pena o fue una estafa? Pero no se apuren, porque primero voy a reseñar lo que experimenté en dicho concierto, para después concluir en si fue una maravilla o una decepción. ¡Aquí vamos!

Esta fue la boleta que me pude ganar. De nuevo gracias a esa emisora!!

El Estadio El Campín abrió sus puertas a las 5 pm de aquel sábado para que todos los asistentes se acomodaran desde temprano. Entre los vendedores de empanadas, los vasos de licor y el cansancio corporal se fueron pasando las tres horas y media de espera. El grupo arrancó 30 minutos tarde, pero eso fue irrelevante cuando estaba a punto de comenzar un suceso extraordinario. Las pantallas empezaron a transmitir un paseo por una biblioteca casera de la que se retira un VHS con el nombre “Soda”, este es puesto en el reproductor, y empieza a emitir diversos momentos inéditos de la banda en sus mejores años. Nadie encima del escenario musitó palabra alguna. La música hablaría por ellos.

“Acuéstate, levántate, no puedo seguir así, oh no. Apágalo, enciéndelo, no puedo seguir así, oh no”
Sobredosis de TV – 1984.

La primera melodía sería Sobredosis de TV. Un Gustavo Cerati en las pantallas del estadio cantaría con su estilo particular, mientras los demás miembros de la agrupación lo acompañaron en vivo. Y las personas empezaron a corear aquella letra icónica del trío argentino. El ambiente generado fue tan increíble como el que se debió haber generado en las presentaciones pasadas hechas en la capital de Colombia. El público de este país recibía con los brazos abiertos el regreso de uno de sus ídolos más grandes a nivel musical, así la presencia de Gustavo no fuera total.


Y desde que finalizó la canción inicial, todo el Campín acogía el cántico referente a la banda. ¿Y cuál era ese cántico? El ya conocido por muchos: ¡Oe, oe, oe, oe, Soda, Soda! que retumbó tanto en las gradas como en las zonas donde las personas estaban de pie. El espectáculo continuaría con Hombre al Agua a cargo de la voz de Richard Coleman, el cual estuvo a la altura de aquellas presentaciones pasadas de Gustavo con la banda tanto instrumental como vocalmente. Después de esto, aparecería León Larregui para colaborar en Disco Eterno, con una interpretación pegada a la original pero que podía sentirse un poco vacía. No conozco mucho el trabajo de Zoe, pero estoy seguro de que su vocalista pudo haber puesto más empeño a la hora de interpretar esta pieza. Le hizo falta una poca de gracia, como dicen por ahí.


Seguiría El Rito, interpretada por Álvaro Henríquez virtualmente y estuvo bien, a secas. El frontman de Los Tres impregnó a esta canción mística de todo su estilo folk con resultados interesantes, aunque estuvo lejos de ser uno de los grandes momentos del concierto (y no ayudó su ausencia física durante el concierto). El que si sería uno de los highlights de la noche llegó inmediatamente después de Álvaro: Rubén Albarrán aterrizaba en el escenario con una maravillosa versión de Lo que Sangra (La Cúpula); y dio una catedra de como dominar el escenario frente a la ausencia de Gustavo. Tanto su voz característica, como su manera de interpretar la melodía y su energía en el escenario fueron los ingredientes perfectos para que el voltaje se elevará a niveles impensables en todo El Campín.


“Yo conozco ese lugar, donde revientan las estrellas. Yo conozco la escalera en espiral hacia la cúpula”
Lo que Sangra (La Cúpula) – 1988.

Luego de ese gran momento, vendrían tres artistas virtuales que, sin importar su ausencia lograron cautivar de una u otra manera al público asistente (Eso sí, unos más que otros). La primera fue Julieta Venegas con Signos, que tuvo un desempeño similar al de León Larregui: simple, uniforme y ciertamente ligada a la original. Pero no se puede juzgar de la misma manera a los invitados presentes que a aquellos atrapados en la pantalla, porque los del escenario pueden desenvolverse más libremente (cosa que León no hizo). Así que todo bien, Julieta.


Walas, vocalista de Massacre, se haría cargo de Juegos de Seducción, el cual contó con unas habilidades vocales que diferenciaron ligeramente esta versión de la original; y lo hizo bien. Después, llegaría Benito Cerati para interpretar uno de los clásicos de Sueño Stereo: Zoom, con una presentación colorida y animada acompañando una manera coqueta de abordar este éxito de los últimos años de la banda. Eso sí, no fue una de mis favoritas por el simple hecho de que siento que el intérprete hubiera explotado aún mejor el concepto con su presencia… Pero bueno, espero que en las otras ciudades a las que si asista, pueda sacar adelante esta idea.


“Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa”
Zoom – 1995.

El espectáculo continuaría con la intervención de Adrián Dargelos, líder de Babasónicos, en Trátame Suavemente, una de las baladas más queridas por los seguidores del grupo. ¿Cómo lo hizo? Fue sobresaliente, y supo evocar el sentimiento de ternura de la original. El carisma que demostró en la tarima fue uno de los factores decisivos para el éxito de esta versión, porque lamentablemente la voz no destacó como en algunas canciones de su agrupación, en las que el talento vocal es muy bien explotado.


El punto medio del concierto llegaría con una pieza tan icónica como excelente: En la ciudad de la furia, y el que tomo las riendas en la voz fue Gustavo Cerati, de forma virtual… No sin antes cometer una equivocación en el vídeo introductorio que se mostró y quedó detenido sin previo aviso: Un pifie, como dirían por ahí. Regresando al sencillo clave de Doble Vida, sólo es posible mencionar elogios acerca de este. Realmente funcionó muy bien el esquema cruzado entre la banda en vivo y el vocalista difunto devuelto a la vida mediante esa pantalla mágica, porque las emociones fluyeron de una manera inimaginable en el contexto de ausencia del frontman de Soda. Un momento excelente con un cierre de guitarra eléctrica ideal.


“Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas, sabrás ocultarme bien y desaparecer entre la niebla…”
En la ciudad de la furia – 1988.

Aquí llegamos a un punto controversial del espectáculo: La aparición de Draco Rosa para darle vida a En Remolinos, la cual fue amada por unos y odiada por el resto. Me parece que la atmosfera oscura y deprimente de Robi nutrió de forma adecuada a una pieza que representa un encuentro consigo mismo, con sus ángeles y demonios. Cada desgarro del hombre se sintió como una liberación de todas esas ataduras a las que podamos estar enredados en este contexto mundano. Me gustó cómo Draco abordo este misticismo, a su manera, y con un alto nivel de profesionalismo.


Oh no… No, no, no… ¿Cómo nos pudiste hacer eso, Andrea? ¿Por qué tenías que ser tú? Eras la intérprete en la que más se conservaban las esperanzas de mostrar un buen contenido, pero resultó al revés. La versión de Pasos realizada por Andrea Echeverri, vocalista de Aterciopelados, no fue del agrado de mucha gente, incluyéndome. Esforzaba tanto la voz que los desgarros le salían mal en partes cumbre de la melodía, y dicha exageración vocal bastó como para que las ilusiones de ver a Andrea con Soda otra vez se rompieron en millones de pedazos. Me gustaría decir que estoy exagerando, pero el vídeo no miente. Vean y me comentan.


Luego siguió uno de los mayores éxitos de la banda, Cuando Pase el Temblor, con la voz de un Gustavo Santaolalla al cual no parecen afectarle los años a nivel vocal. A pesar de que no hizo acto de presencia en Bogotá, las pantallas permitieron demostrar el aún vigente talento del genio compositor de proyectos como Bajofondo o la banda sonora de The Last Of Us. A continuación, vendría uno de los momentos más conmovedores del show a través de la canción más sentimental de aquel poco difundido Dynamo: Fue. De nuevo aparecía de forma virtual la figura de Gustavo para interpretar aquella joya incomprendida en su época. Se sentía una tristeza notoria cuando la banda y el vocalista se miraban mutuamente, pero el público veía claramente la ausencia del ya fallecido. Todas las luces de los teléfonos celulares fueron prendidas para homenajear a ese grande de la música que había partido 5 años atrás, y El Campín quedó impregnado de una nostalgia que a más de uno le pudo haber sacado unas cuantas lágrimas.



“Fuiste mía, y el hastío nos llevó al desengaño. Y eso pasó… Fue”
Fue – 1992.

Después de una emotividad pura, el concierto sorprendió con una presentación cuya calidad no se esperaba, ni siquiera por parte de los seguidores más optimistas de la banda. Mon Laferte aparecía para darle vida a Un millón de años luz, sencillo muy popular de Canción Animal, y resultó ser la antítesis de la presentación de Andrea Echeverri; es decir, una interpretación muy buena. La voz de la señorita con todos sus desgarros y sus matices logró hacer completamente suyo dicho clásico de Soda, desenvolviéndose de una forma majestuosa. La chilena logró dar la talla en esta ocasión.


En estos momentos, ya se sentía que estábamos llegando al tramo final del espectáculo. Desafortunadamente, Mon fue la última invitada de manera presencial y melodías como Prófugos y Persiana Americana fueron cantadas por artistas que no hicieron acto de presencia en Bogotá. Esto era posible esperarlo del vocalista de Catupecu Machu, Fernando Ruíz Díaz, pero no de Juanes. De hecho, me llamó mucho la atención el hecho de que el artista paisa no hubiera viajado a Bogotá para inaugurar la gira en el país que lo vio nacer, y viendo su interpretación en vídeo me doy cuenta de que la emoción y el ánimo de los asistentes habría sido mayor si no se hubiera ausentado. Y con Fernando sucede lo mismo, porque el talento vocal demostrado daba para potenciar el show “en vivo y en directo”. Lastimosamente, así no fue y espero que en las ciudades a las que ellos viajen, el público pueda disfrutarlos al máximo.


“Y cuando el enmudece y las promesas engañan, nos revolcamos en el jardín por donde nadie pasa”
Un millón de años luz – 1990.

La penúltima canción fue Primavera 0, donde Gustavo Cerati reapareció en las pantallas por última vez para deleitar a su público desde la dimensión en donde esté. Un momento suave y tierno, en medio de la intensidad de las cuerdas y la batería. Y todo terminaría con la insignia por excelencia de Soda Stereo: De música ligera. La pieza musical que otrora cerró aquel último concierto en 1997, fue elegida para también cerrar este homenaje, con la inclusión de Chris Martin como cantante, aunque ausente del escenario bogotano. Y esta es otra de las críticas a este evento: ¿No pensaron que el final del espectáculo merecía algo más que una presentación virtual de un personaje que si tenía la posibilidad de estar en Bogotá? Era preferible invitar a todos los invitados presentes para interpretarla entre todos, o dejar al vocalista de Coldplay a la mitad del show y no para cerrarlo… En resumen, había mejores maneras…


Sin importar esa falla garrafal, emociones como la euforia y la nostalgia tomaron fuerza en la mayoría del público, las cuales permitieron que el superéxito de la banda se disfrutara de principio a fin. Al escucharse los últimos acordes de las guitarras y bajo, y los últimos golpes en la batería, iba a concluir la primera parada de esta nueva gira. Sin musitar palabra alguna, Zeta, Charly, Fabián, Simón y Roly se despidieron de El Campín y los créditos aparecieron en las pantallas. El espectáculo había concluido.


“Tarda en llegar, y al final, al final, hay recompensa”
Zona de Promesas – 1993.

Siendo muy honesto, sentí un poco de vacío después de que finalizó el concierto. Caminando en medio de toda la marea de gente que salía del estadio, me imaginaba como hubiera sido la interpretación de éxitos tales como En el séptimo día, Entre Caníbales, Picnic en el 4B, Ella usó mi cabeza como un revolver, Estoy azulado, entre otras… cuya inexistente aparición les chocó a varios asistentes, incluyéndome. Aprovechar el potencial de los invitados presentes mediante una canción adicional podría haber sido una gran opción, pero desafortunadamente no sucedió. ¿Por qué había sido corto (o por qué había sentido tan corto) este espectáculo?, me pregunté mientras regresaba a mi lejana residencia. Se me pasaron algunas tristes ideas por la cabeza, por lo que preferí no obtener respuesta a esa cuestión.

Setlist de aquel 29 de Febrero en El Campín

Después de revisar lo sucedido aquel 29 de Febrero, procedo a dar mi juicio al respecto:

Es entendible la intención del grupo de no expresarse con palabras, debido a que la intención de la gira no era robarle el protagonismo a Gustavo Cerati; sino más bien, homenajearlo. La presencia del frontman está en todo momento del concierto, a pesar de que su vida ya haya culminado. Sin embargo, eso no evitó que Zeta se paseara por todo el escenario durante varias canciones y manifestara sus emociones por medio del gran poder de aquellas cuerdas de su bajo. Fue un detalle muy agradable de ver. Su hijo también se lució en la guitarra, teniendo su momento de mayor brillo durante la intervención de Mon Laferte.

Charly, Zorrito y Roly estuvieron bien. No hay queja alguna de mi parte. Y con respecto a los invitados presentes, considero que se pudo haber hecho un mejor trabajo a la hora de elegir y ensayar las canciones correspondientes a cada uno. De hecho, lo sucedido con Andrea Echeverri y León Larregui son claras muestras de que se requería mejor preparación en ese ámbito. No obstante, eso no impidió que Mon Laferte, Richard Coleman y Rubén Albarrán mostraran un gran performance, ofreciendo unas interpretaciones que honraron muy bien al gran ausente de la noche. Posterior a ellos colocaría a Draco, el cual considero que dotó de una atmosfera muy oscura al tema de introspección personal al que le dio voz. Adrián Dargelos le seguiría con un toque coqueto y tierno a aquella balada de Melero, aunque su talento vocal no destacó tanto como se esperaba. Y para el olvido quedan Andrea y León, los cuales no desarrollaron bien los temas a los que le tenían que dar vida y que con su amplia trayectoria se esperaba algo mucho mejor.


“Esto parece un museo de cera, un simulacro demasiado real, debo encontrar algún sitio afuera, quiero cambiar la escena…”
Imágenes Retro – 1985.

Con todo eso dicho, les confieso que me pareció un gran concierto. Siempre deseé estar en un concierto de mi banda favorita y no lo logré por la edad, y posteriormente por el fallecimiento del líder de la banda. Sin embargo, se dio la oportunidad de experimentar sus canciones en un concierto masivo y no me arrepiento en lo absoluto. Por último, cabe resaltar que una de las mejores partes consistió en disfrutar a lado de muchas personas el espectáculo, coreando todas sus canciones y sintiendo ese ambiente que desde mi adolescencia quise vivir con Soda Stereo.

¡Oe, oe, oe, oe! ¡Soda, Soda!

Aquí termina este artículo, realizado con mucho cariño después de varios meses en los que la sequía de contenido era el pan de cada día. Espero lo hayan disfrutado y nos veremos en una próxima ocasión… Ah, a propósito de eso:

Hoy anunció el inicio de una pausa indefinida de la actividad de esta dimensión, la cual ya presentaba considerables interrupciones que pudieron haber notado en estos últimos meses. Se quedan algunos proyectos pendientes por terminar, a los cuales aún no les encuentro la suficiente creatividad como para finalizarlos. No obstante, tengan por seguro que tarde o temprano, esos proyectos se cerrarán de la manera adecuada… ¡Les hago esa promesa!


“Ahora todo es bruma y no hay luces que seguir. Si piensas volver… Algún Día”
Algún Día (cover de Queen) – 1997.


“Ahora el fin marcará…”

2.26.2017

E&H #7: TELEBIT

¡Ahora han entrado a un nuevo inicio!

El día de publicación de este artículo, es el cumpleaños de Daniel Acosta: el vocalista del grupo. ¡Feliz Cumpleaños! Y espero que disfrute leer este artículo.

Por todo el infinito cielo… He aplazado mucho a TELEBIT, porque esto comenzó desde noviembre y aún no le he dado fin. Estoy apenado, considerando que es una travesía por uno de los mejores sonidos rockeros que tiene la escena nacional actualmente. Lastimosamente, muy pocas bandas jóvenes más le dan la talla (y si creen que hablo de DE o RP, están bastante equivocados). Ahora sí, entremos al artículo como tal:

Este es el comienzo de la segunda temporada de E&H, donde analizaremos canción por canción a cada uno de los grupos de la nueva ola de música en Colombia: Aquellos que han empezado a tener una influencia notable desde hace algunos años, y que llevan la batuta de una propuesta novedosa basada en el label alternativo en contra de todo prejuicio con el que nos quieran emparentar.

Un estudio de grabación de AN, aquella plataforma de música con resultados increibles

Como preludio, quiero contarles acerca de una de las plataformas artísticas que se ha encargado de reforzar la labor de potenciar a aquellas agrupaciones que prometen traer buen material musical para el desarrollo cultural de Colombia: Árbol Naranja. El trabajo de gestión, producción y posicionamiento de artistas y bandas nacionales como Esteman, El Freaky Colectivo, The Mills, The Hall Effect, Monsieur Periné, LosPetitFellas, Divagash, Superlitio, etc; ha sido realizado de manera exitosa gracias a este proyecto que continúa impulsando aquellas promesas colombianas.

Logo de Arbol Naranja, con desempeño para el medio alternativo en Colombia

Por supuesto que también han trabajado con grupos internacionales como Bajofondo, o con cantantes como Natalia Lafourcade. Viéndolo así, es notable el apoyo y el buen trabajo que ha resultado de esta organización que da mucho para hablar. Sin embargo, este no es el tema aquí.

A lo que si nos vamos a referir es a una de las bandas “de la casa”. Dos agrupaciones que surgieron bajo este sello y que han trabajado bajo el patrocinio exclusivo de esta empresa. Uno es Pedrina y Río, de la cual ya tuve el honor de hablar… acerca de su pop alternativo con tintes de música tradicional (Link del E&H Aquí). El tema de hoy será de la primera agrupación que se originó en este lugar: TELEBIT.

Ellos son esta agrupación, que ha traído frescura al sonido rockero en Colombia

¿Quiénes son los TELEBIT?
-  Daniel Acosta (Fluxus): Voz y Guitarra
-  Felipe Rondón: Guitarra y Programación
-  Cesar Barajas – Bajo
-  Daniel Chamorro – Guitarra
-  Nicolas García – Batería

Al principio eran conocidos como Polifoni-K, un grupo oficialmente creado en 2009 que empezó su recorrido tocando covers de Muse en conciertos universitarios (más específicamente de la Universidad Javeriana). Alcanzaron a lanzar un sencillo propio antes de su supuesta defunción: Polos Opuestos.

El primer vestigio del grupo que hoy vamos a analizar

Aquella canción ya podía ser la prueba del estilo rockero que habían adoptado, porque en pleno 2010 podían empezar a ser parte de una movida colombiana que buscaba revitalizar los ritmos alternativos (y un poco de rock no quedaría mal). Tiempo después el grupo desaparecería, para dar paso a una reagrupación completa que se convertiría en lo que hoy llamamos TELEBIT.

Esto surge en el año 2011 como una propuesta que ellos mismos han definido bajo lo que muy comúnmente se llama rock en español. Pero no es cualquier proyecto que pretende emular a aquellas bandas latinoamericanas de las tres últimas décadas… Más bien, la banda pretende dejar su huella a través de una singular combinación entre los sonidos electrónicos anglosajones (puede ser cercano al shoegazing) y la música autóctona de la región que rememora en su mayoría a la cultura precolombina.

Esta es la representación artística de la impresión sobre el primer disco...

¿Suena un tanto extraño, verdad? Y las impresiones a primera vista pueden estar casi siempre equivocadas (algo similar me sucedió). Por lo cual vamos a analizar la evolución de TELEBIT a través de sus discos, que nos demuestran como es el crecimiento y el desempeño de una banda con altas proyecciones y expectativas, con un largo camino por delante y una trayectoria destacable durante años pasados.

El álbum debut de esta agrupación salió al mercado en 2012, con el nombre de Primera Dimensión. Consolidado como el primer espacio en el que los TELEBIT demostraban esa capacidad y libertad artística que poseían para crear contenido ingenioso. Aquí está el disco:

Primera Dimensión (2012)

1.  Sin señal
2.  Más y Menos
3.  Caer
4.  Androides
5.  No lo ves
6.  Estática
7.  Primera Dimensión
8.  Holograma
9.  Frecuencia Cero
10.  Polos Opuestos

El álbum debut del quinteto se enfoca hacia un terreno bastante electrónico, experimental y poco común. Desde el primer track nos damos cuenta de eso, y a lo largo de todo este trabajo nos encontramos con el rock latino visto desde los sentidos de cinco mentes juveniles que quieren ampliar su entorno armónico más allá de lo imaginable. Mientras procedamos a explorar más de cerca este proyecto, más nos daremos cuenta de la calidad y el valor que Primera Dimensión puede tener en la actualidad del cuarto arte en Latinoamérica.

Aquí se empieza a gestar la identidad del grupo… no obstante, aún no está del todo clara. Se intenta probar con influencias basadas en las formaciones típicas de la banda rockera, unos sonidos electrónicos que realizan la variación del género ya citado y unas líricas que parten de una base simple hacia un todo prometedor. No todo el trabajo encontrado en el disco es de total éxito, así que ¿Es un buen principio para el quinteto? Ya lo veremos:

Sin señal se siente como la introducción a un universo entero. Uno paralelo a lo que ya hemos conocido, repleto de guiños futuristas en sus beats. La canción es instrumental, pero revela más de lo que cualquier persona puede pensar: Un ambiente armónico, donde el placer auditivo tiende a aumentar con cada nueva sección. Ya no tengo nada más por decir, sólo lo podría resumir en: ¡aspecto minimalista, esencia fenomenal!


Más y menos es de esas canciones que le afectan el paso de los años (a pesar de que han sido prácticamente pocos). En su época de furor, se interpretó como una de las sensaciones más relevantes del rock colombiano por su estilo vanguardista… que luego se convirtió en el génesis de aquel estilo genérico que D.E. utilizaría en casi todas sus canciones. Sin embargo, posee el mérito de ser la primera (con una identidad más definida) en ser realizada.

La letra habla acerca de un mundo que cambió, unos sentimientos vividos y la intención de seguir adelante sin mirar hacia atrás. Los sintetizadores sobresalen en los coros más allá de sólo ser parte del decorado. Y los instrumentos son muy típicos: cumplen su labor sin ser la joya más increíble del track. Por cierto, este acaba de golpe a los casi tres minutos, para dar paso a unos de los sencillos más conocidos de los TELEBIT.


Caer sigue el mismo estilo de la anterior canción, con un rock muy simple y suave, con versos que expresan un enfoque topográfico y un coro bastante amigable con el oyente casual al pretender estar pegado a tu mente por más tiempo del necesario. Alabo bastante la instrumentación notada en las secciones carentes de voz, pero el resto no es de mi total agrado (fenómeno causado gracias a la peculiar experiencia con bandas del mismo estilo y el enorme aprecio que le tengo a Doce Vientos).

Así comenzó el quinteto, con una formula muy poco vista en su tiempo, pero que ha envejecido fatal por la sobreexplotación a la que ha sido sometida… y no necesariamente por los TELEBIT, sino por otros grupos de rock colombiano que no quiero mencionar.


Androides comienza similar a sus anteriores, pero le doy más crédito al tener una letra más elaborada. Sí, sé que se repite mucho a lo largo de la segunda parte del track; pero eso no le quita el gran empeño puesto en esta pieza. Lo voy a aclarar de manera definitiva: El atractivo real de Primera Dimensión se centra en la innovación instrumental y armónica presente, debido a que aún las letras no están bien desarrolladas como en posteriores trabajos.

Y eso es Androides, una letra básica que gana más calidad al estar inmersa en una abstracción de metáforas y sentidos implícitos cubiertos por unos efectos de sonido experimentales. ¡Es rescatable y hasta sobresaliente a nivel rítmico!


No lo ves es el mismo concepto, pero conducido de una forma más destacable y llevadera. Puede que al principio suene como una tonada con pequeños arreglos electrónicos y un resto genérico; no obstante, al cabo de unos segundos se convierte en algo más importante, más valorado, con mayor calidad a nivel lírico. Cabe aclarar que dentro de la letra hay ciertas referencias ocultas hacia otras compañeras de disco (Un hecho que sucede en gran porción de las melodías que he analizado). Es buena, y tiene un valor artístico muy alto respecto de las otros tracks.


Estática es la mitad de este trabajo bastante variopinto. Si les soy sincero, mientras avanzamos se puede evidenciar mayor calidad en cada canción que vemos. Y esta no es la excepción: Con un comienzo suave, un ritmo constante/relajante/desprendido, un mensaje abstracto que a la vez es un tanto comprensible y una fórmula mejor evolucionada; esta melodía nos muestra el verdadero potencial que los TELEBIT pueden tener dentro de su primer paso discográfico. ¡Sin duda, sobresaliente!


La pista homónima nos devuelve a algo más suave, llevadero, ligero, en el sentido más rockero posible. Siento decir que no supera el gran desempeño que Estática tiene como pieza, pero logra reflejar la contemporaneidad del rock en español de una forma interesante y bacana. No tiene unas líricas complejas, pero si transmite un placer auditivo gracias a la instrumentación repleta de sonidos electrónicos utilizados en los momentos precisos. Es buena, y hasta mejor que No lo ves.


Holograma comunica un ambiente más espacial, alejado de lo que nuestro mundo puede transmitir. El principio no es tan placentero de escuchar; pero en el transcurso de la tonada, el placer se va manifestando en forma de ritmos electrónicos. ¿El tema de la canción? Una búsqueda implacable del rastro de aquella realidad formada en cuerpo y alma. Segundo a segundo, el progreso del tema se torna más inmersivo y el viaje musical sigue siendo verdadero. No es de las mejores… es buena a secas, pero tiene un punto fuerte en su rítmica sintética (como casi todo el álbum).


Existe una versión alternativa de esta pieza que hace aparición en la página del BandCamp del grupo. Esta es realizada con la colaboración de Pipe Bravo de Superlitio. Si les soy honesto, se evidencia un punto más de calidad con la aparición de este cantante… que con su particular tono de voz brinda cierta variación al sentido explorador de la melodía. Al final, destaca bastante esta otra versión y la puedo tratar como una prueba fenomenal.


Frecuencia Cero puede sonar bastante desordenada, pero está lejos de ser mala. Cuenta con unos versos que manifiestan el deseo de despegar hacia un nuevo rumbo en la vida; también existe un coro muy pegadizo que repite un ¡No! con un eco adictivo. Aprecio mucho esos detalles de excelente uso de sintetizadores siempre presentes, pero aquí se escuchan con muy poca armonía en la mayor parte del tiempo (Hay ciertas excepciones). Pero como tal, es una de las recomendables y sobresalientes. ¡Una imperfección demasiado hermosa!


Y cerramos el disco con Polos Opuestos. Junto con algunas anteriores, sobrevivió del repertorio de Polifoni-K para sumergirse en la esencia recién formada de TELEBIT. Un ritmo más acelerado, con un enfoque más centrado al rock típico. El tema de la canción es el fin de una relación justificada por la imposibilidad de los Polos Opuestos por convivir mutuamente en la vida (Una temática final sorprendente, a mi gusto).

De las típicas de rock dentro de Primera Dimensión, esta es la que más se aleja de ser común y genérica. Gracias a su imprescindible energía, su intención directa y sus líricas detalladamente creadas, logra ser una pieza bastante relevante… y un cierre bacano para un debut establecido en un entorno paralelo.


El primer contenido de los TELEBIT fue revelador y logró dar la rienda para que otros comienzos de grupos rockeros colombianos se manifestaran. Después aquellos conjuntos vendrían a sobreexplotar la industria y a llenarla de cualidades repetitivas y carentes de innovación. El quinteto protagonista no seguiría ese camino, sino que se plantearía un sendero diferente por el cual continuar.

Estarían en varios festivales y presentaciones que les darían mayor reconocimiento en su país de origen

El Festival Estéreo Picnic, SOMA, y otros festivales serían la carta de presentación de este grupo que había realizado una propuesta interesante en el ámbito del rock. Su desempeño en vivo mostraba que la belleza de las canciones no se manifestaba totalmente en la mezcla detallada de sonidos sintéticos, sino que los integrantes de la banda podían dar lo mejor de sí con su voz o instrumento respectivo en cualquier escenario en el que se presentaran.

Existió una ruptura, un tiempo en el que los 5 integrantes tenían una vida propia alejada del proyecto grupal, del que se distanciaron. Incluso casi se llega a separar la banda con pocos años de vida, pero con una alta fuerza de voluntad regresaron al estudio a idear nuevos experimentos a nivel musical. También se quería buscar una identidad definida, con la que el nuevo trabajo intentara superar con creces y no imitar a Primera Dimensión.

Cortesía: Radiónica (RTVC Sistema de Medios Públicos)

“Siempre será frustrante no poder entregarle un disco de TELEBIT a Gustavo Cerati”
Daniel Acosta (Fluxus) – 2016

“La ruptura permitió una sensatez plasmada en la creación del disco”. ¿Qué sucedería después? Las piezas presentes en el segundo trabajo discográfico pueden responder esta incógnita, ya que en conjunto son un trabajo espectacular que puede tener la tendencia de superar al primero. ¿Realmente lo supera? ¿Es Doce Vientos un disco significativo para el rock colombiano? ¿Es acaso infravalorado? Sí, en este momento hay más preguntas que respuestas; sin embargo, cada track del disco que sigue resolverá sus dudas.

Esta nueva etapa de TELEBIT sería la que los consolidaría definitivamente en varios países de América Latina

Doce Vientos (2015)

1.  Llévame Ritual
2.  Despertar
3.  Somos Coyotes
4.  Amuleto
5.  Meridianos
6.  Sombras
7.  Entre piedras y carbón (ft. Andrea Echeverri)
8.  Chía
9.  Sideral
10.  Universos Paralelos
11.  Naufrago (ft. Pedrina)
12.  Doce Vientos

Una completa evolución de lo visto en el álbum debut. El hallazgo de una esencia que ya define a los TELEBIT como un concepto único, una banda con un potencial más visible y con piezas que reflejan los sonidos que rememoran los espíritus nativos de nuestra tierra. La verdad es que los sonidos electrónicos reflejan un encuentro con una identidad que no tiene límites para el tiempo, el lugar o las emociones.

Podría echarle flores durante más tiempo, pero es necesario analizar de manera crítica su naturaleza y su razón de ser. Aun así, es inevitable tener una buena impresión sobre este conjunto de melodías que trascienden en el rock. Antes de que apareciera Doce Vientos, la industria rockera colombiana estaba llena de varios intentos musicales parecidos a aquella lejana dimensión… y se hacía necesario un cambio importante. Uno evidenciado en las siguientes canciones:

Llévame Ritual es aquella pista que nos introduce en el concepto de este segundo disco. Un inicio que contiene la esencia precolombina con unos sonidos electrónicos placenteros se acompaña de una letra que evidencia la entrada hacia una nueva etapa de la vida llena de nuevos pensamientos y sentimientos. No puedo dejar pasar el gran avance que el contenido lírico ha realizado con respecto a tres años atrás (Es demasiado sorprendente y fenomenal). Sensación de éxtasis auditivo, una excelente composición que destaca sobre todo en la rítmica.

"Y a la fiebre me acostumbraré, rayo de luz me muestra el camino"

Despertar trae consigo un superdesarrollo de la estructura típica de una canción del género bajo el estilo de los TELEBIT. Es un uso más moderado del efecto sintético, pero logra ser armónico frente a la construcción básica de las líricas y la instrumentación que hacen parte del espíritu de la canción. De nuevo, lo que llega a ser más relevante son los arreglos instrumentales con una minuciosa creación… Pero no se puede desprestigiar la temática de soledad y abandono propio que las líricas nos ofrecen.

"La tierra todo se tragó, pero me ha dejado aquí. Y ahora sin ti, y ahora sin ti"

Somos Coyotes es uno de los sencillos (concretamente el segundo) que sale a representar la ardua labor realizada dentro de los Doce Vientos. Representa el sentimiento de roadtrip físico y mental al lado de aquella persona especial en la que se refugian las sensaciones más bellas y eufóricas del individuo. El ocaso plasmado en la particular mezcla entre instrumentos reales y sintéticos logra ambientar la mente del aire explorador que la letra posee. Como tal, es de esas tonadas que amas en el primer instante… y que poco a poco vas justificando ese sentimiento en el gran detalle que se evidencia. Muy buena.

"Luciérnagas en la noche me dejan ver, que somos coyotes en la hierba"

Amuleto pone al sendero típico de la vida en contraposición a la naturaleza salvaje de esta, acompañado por la historia de acompañamiento de dos seres que se enfrentan a un difícil recorrido. Desde aquí se nota ese aspecto de espacio exterior recreado en la electrónica que nutre segundo a segundo el contenido de la melodía. Es adictiva, aunque puede sonar un tanto repetitiva. Las líricas no sobresalen mucho en comparación a los tracks anteriores, pero son dignas de mención por ese entorno rural que evocan.

"Si salgo corriendo no es para escapar, sé lo que estás sintiendo"

Meridianos es la antítesis de aquellas canciones sobre amor y eterna compañía. Nos muestra el fin de una etapa, la nostalgia por volver a vivirla, y la ansiedad por el futuro desconocido. Presenta un compás más moderado y lento, que permite la comprensión más empática acerca de las emociones transmitidas; acompañado de leves notas de sintetizador que complementan a aquella eternidad presente en la batería y en el bajo. Es tierna, sincera, con un anhelo triste cercano a la realidad. Una de las mejores melodías.

"Vuélveme a encontrar, y quédate conmigo acá"

Sombras, aquellos vestigios de corazón que son casi imposibles de alcanzar; pero en donde no se debe perder la esperanza. En un pensamiento subjetivo, puede ser tomado como la representación del más allá: un mundo infinito en el que, aunque tienes limitaciones en un principio; puedes alcanzar tus sueños metafísicos representados en emociones mundanas y a la vez, puras.

Es el puente o conexión entre Primera Dimensión y Doce Vientos, lo cual trae consigo una revolución de la esencia precolombina sobre los sonidos sintéticos, los cuales reflejan el estilo inigualable que los TELEBIT adoptaron para esta nueva etapa. Unos acordes con una armonía surreal son los que marcan a la canción como un viaje hacia ese universo metafísico y ancestral. Una pieza de ensueño.

"Hoy quiero atrapar el eco de sus ojos, lento intento entrar al fondo de su corazón"

Entre piedras y carbón presenta la primera colaboración de este disco, con Andrea Echeverri como protagonista. Un debate entre la vida y la muerte, donde las ganas de vivir se hacen presentes y el miedo a morir es una constante en la que no se quiere caer (no por egoísmo, sino para continuar sueños y objetivos en la que seres queridos son el principal objetivo). Por mucho, esta es la letra más oscura y profunda de todo el álbum…y este hecho le permite ser la más canción desnuda, la que menos sonidos electrónicos posee, la más acústica.

La armonía entre las dos voces es impecable, los fallos son prácticamente inexistentes y Andrea sigue demostrando que su potencia vocal y su carisma artístico sigue estando presente, como desde hace 25 años. Las situaciones pueden ser complicadas, y el destino no está siempre a nuestro favor; sin embargo, esta canción es la fortaleza necesaria para afrontar esas dificultades en las que la humanidad es vulnerable. Excelencia Pura.

"De esta tierra me agarro fuerte, no es momento de partir"

Chía retorna a ese conjunto de espíritus sintéticos en una historia en la que el aprecio puro y ese ser amado es representado en la luna como una metáfora de cariño, utopía y hasta adicción (sin punto de exageración, claro está). Un perfecto ejemplo de representación precolombina del amor platónico. Sin duda, puede ser considerada como una de las canciones más enternecedoras debido a la energía vocal, su intención lírica y los variables sentimientos reflejados. ¡Es demasiado buena, sobresaliente!

"Cuando está en mi camino, el resto del mundo llega a su final"

Sideral es la representación lírica de aquella intención de representar lo sobrenatural y lo metafísico en un ciclo de vida efímero, donde no hay prisa y se tiene conocimiento de las consecuencias que pueda traer. Es una melodía muy optimista para el mensaje que intenta transmitir, o así lo siento yo (Demasiado extraño y hasta bizarro). La electrónica se presenta en dosis más breves, pero aun así armoniza en buena medida la intención excéntrica de la canción. Es buena, aunque me sigue pareciendo rara por su naturaleza.

"Explotan nuestros astros, sólo quedan ideas en el aire"

Universos Paralelos es la tonada más experimental que puede existir dentro de Doce Vientos. Es algo así como el Síndrome de Fregolí, visto desde los ojos de un grupo rockero con mucho talento y visión inteligible. Nos trae un compás con mayor movimiento y una sensación adictiva medio festivalera. De por sí, no tengo nada más por decir… Junto a la anterior son los tracks más flojos del álbum, pero están lejos de ser mediocres.

"Con el dolor de su ausencia, no puedo vivir más"

Naufrago es el contenido más romántico que habita dentro del disco. Extrañar a una persona que significa mucho para ti, donde la distancia es el peor cáncer y la única sensación que deseas es la compañía eterna de ese ser amado: Así realmente se siente la canción. La segunda y última colaboración de Doce Vientos es con una cantante ya muy conocida y querida por aquí: Pedrina. Se respira una armonía realista en las emociones de los dos intérpretes, los cuales evocan muy bien esa añoranza que comunica la letra.

Es una melodía muy especial que se ha ganado esa categoría de ser una canción que poco se interpreta en vivo (y las veces que se hace, son de gran importancia para el grupo). Posee un poco de melancolía, pero lo interesante es más la nostalgia que segundo a segundo se experimenta gracias a un acompañamiento también acústico, con poco espíritu sintético, y desnudez musical en una de sus máximas expresiones: Guitarra natural, bajo y batería inmersa en un compás lento que te hará sentir de todo, menos aburrimiento. Es de una altísima calidad y un gran deleite auditivo.


"Y volver a encontrarnos, tan solo una vez más. Cruzar nuestros caminos, dejar lo malo atrás"

Doce Vientos es el cierre del álbum mediante el testimonio de un nuevo principio. Si Llévame Ritual empezó el recorrido de todo este trabajo discográfico, esta canción nos predispone hacia un futuro completamente nuevo, donde el destino aún no está escrito y el futuro está en nuestras propias manos. Se evidencia una esencia electrónica más madura frente a todo lo visto, y la armonía sigue siendo de muy buen disfrute. Sólo soy capaz de decir: Buen trabajo, un cierre que trasciende cualquier final, y una sensación de euforia y expectación asegurada.

"Descubriré mi propio cielo, para dejar mi cuerpo descansar"

Y aquí termina el disco… ¿Cuáles son las conclusiones que se pueden sacar a partir de los que ya hemos podido sentir? La verdad es que hay un gran trecho entre cada trabajo: Mientras el segundo álbum concretó una identidad mediante el uso de piezas musicales de calidad elevada, Primera Dimensión dirigió un rumbo hacia un bosquejo de lo que sería más adelante el proyecto de los TELEBIT.

¿Y qué opino del disco y de ellos? Abajo mi juicio y crítica

Los Doce Vientos son en conjunto, una experiencia que explora grandes matices de un género que simplemente no es capaz de vivir en una zona de confort. Se sale de aquel espacio y se comienza a viajar por diferentes rumbos en los que las variadas temáticas y las distintas manifestaciones sintéticas construyeron y ambientaron efectivamente el espíritu del trabajo.

¿Es excelente? Sí, es una de esas pocas bandas que realmente se tienen que tener en cuenta para conocer el qué tan lejos puede llegar un rockero latinoamericano con el fin de crear nuevas expresiones artísticas. No son un grupo de trayectoria amplia; no obstante, puedo decir con seguridad que son el mejor grupo joven de rock de esta década en Colombia.

Una fortuna conocerlos. Espero que adquieran más reconocimiento y éxito en un futuro cercano. ¡Se lo merecen!

Y aquí termino mi largo análisis. Espero que hayan disfrutado esta travesía llena de rock. Nos veremos en una próxima ocasión con temas más variados (excluyendo aquella serie de artículos que ya casi va a terminar). ¡Hasta Pronto!


“Ahora el fin marca un nuevo inicio”