“Poco a poco fui
creciendo y mis fábulas de amor, se fueron desvaneciendo como pompas de jabón”
Vida: El aroma incesante de los nuevos comienzos
La muerte es una
de las mayores muestras del temor a lo desconocido. Nosotros, como seres vivos,
humanos, conscientes, tenemos claro el ciclo de la vida por enseñanza o por la
vivencia de cada etapa a lo largo de los años: Nacer, crecer, tratar de dejar
un legado** y morir… De las tres primeras tenemos una noción completa en algún
punto de nuestra vida, e incluso nos sentimos con la autoridad de aconsejar a
los demás respecto a cómo afrontar dichas etapas. Sin embargo, la última
normalmente causa inquietud por no tener idea de cómo sea o por amenazar la
estabilidad de la vida; hasta el punto de que no sea sorpresa conocer a alguien
con Necrofobia, o miedo al final del ciclo: La sombría muerte.
**Modifico reproducirse por tratar de
dejar un legado con el ánimo de entregar una mayor profundidad al ser humano en
la que se abren más posibilidades de trascender o continuar existiendo metafísicamente
más allá de dejar descendencia.
Esa sombría muerte
acecha los pensamientos del humano promedio desde que toma uso de razón sobre
el carácter efímero de la vida, en adelante. No es un tema del que normalmente
la familia, los amigos o la pareja conversen, por diferentes motivos: miedo,
malos agüeros o una sencilla incomodidad que prefieren sea aplazada hasta el
momento en el que se perciba difícil de evitar. Sin embargo, su revisión en una
conversación informal o en una sesión magistral puede darle al ser humano una
mayor experticia para afrontar su llegada, e incluso, una sensación incremental
para experimentar mayores y mejores momentos en el tiempo que reste de aquella
etapa temporal que llamamos vida.
El arte no ha
estado ajeno a esta conversación tabú, y mediante diversas expresiones podemos
evidenciar la perspectiva de múltiples creadores acerca de ese horizonte
desconocido. Realizando un enfoque bastante específico en una canción, la pieza
que nos atrae hoy proviene del puño y letra de un joven de 19 años en el
momento de su concepción, y que tres años después saldría a la luz en una melodía
consistente en dos voces y el rasgueo de una guitarra: Canción para mi
muerte de la banda argentina Sui Generis.
En la guitarra, Nito. En el piano, Charly. Como público, los jóvenes hippies de aquel tiempo
A continuación, podría
mencionar datos acerca de los integrantes de la banda [Nito Mestre, Charly
García], su origen [un lapso en el que García rozó el final de su humanidad al no
querer seguir prestando el servicio militar obligatorio], o hasta sus reconocimientos
en listados de música popular [como los realizados por la siempre presente
revista Rolling Stone]. Pero, en honor a que la lectura no se desvíe de su
punto central, dejaré aquellos puntos en el aire para tratarlos en otra ocasión
[o que ustedes los busquen primero, ¿Por qué no?] y que juntos detallemos el
sentido de la melodía.
Tres minutos y treinta y siete segundos de filosofía
El inicio de la
vida, en la mayoría de los casos, está lleno de alegrías y momentos que el
humano adulto recuerda con añoranza (Hubo un tiempo que fui hermoso y fui
libre de verdad, guardaba todos mis sueños en castillos de cristal). No
obstante, y coincidiendo con el tránsito a la juventud, etapa en donde las
relaciones y situaciones se tornan inestables, el humano se da cuenta de su
naturaleza vulnerable y en donde su optimismo por las metas planeadas se reduce
de acuerdo con las dificultades planteadas por cada nueva experiencia que debe
afrontar (Poco a poco fui creciendo y mis fábulas de amor, se fueron
desvaneciendo como pompas de jabón).
Si el ser asume
la vida como la metáfora de un viaje con origen, trayecto y destino; se dará
cuenta de todos los hitos que debe atravesar en el camino, el cual casi nunca
consiste en una línea recta, sino en varias rutas que atraviesan locaciones que
pudieron o no ser afrontadas por otros iguales, cuya naturaleza varía conforme
al carácter y al comportamiento de quien la atraviese (Es larga la carretera
cuando uno mira atrás, vas cruzando las fronteras sin darte cuenta quizás). La
variabilidad es la moneda de cambio en dicha ruta, que puede ser finalizada
antes o después del tiempo promedio, por el sinnúmero de habitantes de este
plano existencial. Eso sí, todos van a terminarla tarde o temprano, dado el carácter
efímero de aquel recorrido (Tómate del pasamanos porque antes de llegar, se
aferraron mil ancianos, pero se fueron igual).
Por ser tan misteriosa,
no tener la exactitud de saber como sea y que existan testimonios tan confusos
y difusos de personas que casi llegan allá y regresaron; siempre la incógnita
estará: ¿Cómo se sentirá? ¿Qué nos espera en ese punto? ¿Qué tan cierto es cada
creencia del tema? (Quisiera saber tu nombre, tu lugar, tu dirección; y si
te han puesto teléfono, también tu numeración). Claro, atravesamos una
época dubitativa e incluso de temor; pero la clave no es mantenernos en esa
espiral sin fin en la que el ser tiende a caer… Todo lo contrario, el hecho de encaminarnos
a alcanzar nuestros mayores deseos, apostar por una vida buena [en el sentido
más filosófico posible] y dotar nuestro recorrido de las experiencias y
conocimientos más enriquecedores nos ayudará a afrontar ese temor y contar con
la satisfacción de haber cumplido nuestros deseos antes de aquel día, el día en
el que cuerpo y alma tomen caminos separados (Te suplico qué me avises si me
vienes a buscar, no es porque te tenga miedo y solo me quiero arreglar).
Otra imagen de los Sui Generis. Cortesía del blog Apologías y Rocanroles
No es algo seguro,
pero parece que los seres humanos a poco tiempo de su final material perciben
la cercanía de aquel momento. Lucidez, resignación, o desinterés; tres formas
distintas de meditar sobre el final, y que más allá de la fe de la persona,
todas terminan en dicho estado absorbente. En la llegada al destino, solo queda
la culminación del camino, el encuentro de la paz interior y un último suspiro (Te
encontrare una mañana dentro de mi habitación, y prepararás la cama para dos).
En definitiva, profundizar
en esa perspectiva del fin de la vida compartida por una persona a tan temprana
edad es bastante interesante y permite develar ciertas ideas que por más obvias
que parezcan, brindan luz a las sensaciones compartidas por la humanidad sobre
ese acontecimiento, tan inevitable como misterioso, que en algún momento vamos
a afrontar satisfechos, decepcionados o indiferentes.
Tan cerca y tan lejos...
Deseo, a quienes
hayan leído y meditado con mis ideas [aquellas externas a los paréntesis], que continúen
soñando y logrando la totalidad de los objetivos que deseen, para que al final
de su existencia cuenten con la satisfacción de la vida buena, de experimentar
todo lo que les conduzca a esa felicidad tan anhelada por una cantidad inmensa
de seres vivos.
Por parte de
quien les habla, espero poder regresar pronto a estas letras, de las que me
retiro por un tiempo debido a compromisos diversos que no me permiten entregarles
más contenido. Sin embargo, confío en que nos veremos más tarde para seguir
explorando las ideas extraordinarias que la música nos puede entregar. ¡Feliz
noche!
Para
cerrar el tema, y acorde con lo tratado en esta ocasión, también les dejo otra
joya que profundiza sobre la naturaleza del fin de la existencia: Entre
piedras y carbón, de la banda colombiana TELEBIT junto a la legendaria
cantante Andrea Echeverry.
“Dile
a mi gente que ya no lloren por mí; hierba mala nunca muere, como dicen por ahí”
El tema de hoy. Verán que me voy a extender lo necesario para abordar esto
Todo inició con una breve misiva en la que expresaba
mi deseo por tener un espacio en la red en donde pudiera expresar mis juicios,
opiniones y expectativas acerca de diversos temas. Todo empezó hace cinco años,
un 24 de Abril de 2015 en el que me arriesgué a empezar un nuevo proyecto con
la intención de aprender y disfrutar todo lo correspondiente a este arte tan
extenso y tan interesante como lo es la música.
En ese entonces, apenas comenzaba mi etapa
universitaria y quería que mis ideas fluyeran por medio de artículos que se
convirtieron en mi legado más valioso hasta la actualidad. Hoy, con mis
estudios universitarios casi terminados, miro hacia atrás y me fijo en todas
aquellas experiencias y oportunidades que me trajo este espacio tan
maravilloso… Siento un gran sentimiento de nostalgia por haber armado un espacio
que logró entretener e inspirar a varias personas; incluso nos permitió conocer
las historias más reveladoras detrás de la creación de grandes íconos de la
cultura popular. Y a todos los que han seguido en estos años este proyecto: ¡Gracias Totales!
Todo comenzó con este simple logo y una misiva.
En el 5° aniversario de Ya Viene… Todo a su
Tiempo, les presentó mi análisis descriptivo y crítico acerca del más reciente
concierto al que tuve la fortuna de ir: Gracias Totales de Soda Stereo.
Y desde el primer momento les digo que este
multitudinario evento no estuvo exento de críticas debido al gran escándalo que
podía significar el hecho de que la banda hiciera una nueva gira con su
vocalista/guitarrista ausente. ¡Carajo! Hasta yo mismo confieso que expresé en
su momento que este nuevo capítulo en la historia de la banda estaría motivado
por amplios intereses económicos. Sin embargo, a Zeta y a Charly no les importó
demasiado el huracán que se generó entre la fanaticada de Soda Stereo, y
continuaron con paso firme.
Hector "Zeta" Bosio y Charly Alberti, frente al público del Estadio El Campín, en Bogotá
Por lo visto, tanto el baterista como el bajista
quedaron impresionados por el alma de la banda manifestada en aquel ya lejano
proyecto del Cirque du Soleil llamado Séptimo Día, en el que ambos trabajaron
tras bambalinas, con el apoyo de uno de los colaboradores de mayor confianza
del ausente frontman: Adrián Taverna. Entre los tres invirtieron meses de arduo
esfuerzo para preparar un disco de remezclas que fue lanzado al mismo tiempo
que la propuesta circense, y que fuera de contener unas adiciones interesantes,
en su momento definí como un descarado cashgrab
cuya compra no ofrecía el mínimo valor agregado que se espera de la banda.
Pero no me malentiendan, llamo despropósito únicamente
al disco lanzado y no al show concebido por el Circo del Sol, debido a que en
el espectáculo se aprovechó todo el potencial de las personas involucradas para
hacer unas coreografías ingeniosas. ¿Innovador? Para nada ¿A la altura de la
banda? Totalmente. En simples palabras: Un llamado a revivir los viejos
tiempos, a través del nuevo talento. Y eso sólo fue el principio del regreso de
los integrantes sobrevivientes de la banda.
El Cirque fue un proyecto que dejó pensativos a los sobrevivientes de Soda...
Puedo suponer que existió un trabajo discreto y
silencioso durante aproximadamente un año entre todos los invitados a
participar en aquel proyecto de Soda iniciado por Zeta y Charly, aunque el
panal se intentó alborotar un mes antes de la gran revelación cuando periodistas
argentinos corrieron el chisme de que el ahora dúo rockero más grande de
Argentina regresaría a los escenarios con un nuevo vocalista de la talla de
Chris Martin (Coldplay) o de Bono (U2). Y lo interesante del caso es que ni el
bajista ni el baterista de Soda reaccionaron ante la declaración. Ni la
desmintieron, ni la desvirtuaron… Simplemente, la respuesta nunca llegó… O al
menos, eso creíamos nosotros.
El 3 de Octubre de 2019 se soltó la bomba. Con un
teaser en el que Charly y Zeta tomaban sus instrumentos para tocar Hombre al Agua y con una carta firmada
por la banda en la que anunciaban una nueva gira, se confirmaba la noticia: El regreso a los escenarios de Soda Stereo.
Y por supuesto, las reacciones no se hicieron esperar. Los más ofendidos fueron
los fanáticos recalcitrantes de Cerati, acusando a los implicados de robar el
nombre, engañar a los fanáticos, dejar el nombre de Soda en ridículo, entre
otras exageraciones que no impidieron que un público masivo se ilusionara con
el ya anunciado regreso.
Esta es la famosa carta del regreso. No se imaginan cuanto odio levantó en redes sociales!!
Desde el principio, se aclararon tres cosas:
1. El evento era sólo una gira de homenaje. Nada de
volver a grabar en estudio ni algo similar
2. Las personalidades invitadas no reemplazarían a
Gustavo, de ninguna manera
3. No todos los intérpretes estarían en vivo. De los
anunciados, sólo la mitad estarían en cada ciudad. Y de acuerdo a la ubicación,
los invitados presenciales cambiarían.
Y de Octubre en adelante, se fueron anunciando las
fechas en las que iba a tener lugar este proyecto. Las entradas iniciales se
agotaron en cuestión de días, por lo que se abrieron más localidades y hasta
nuevas funciones para contemplar lo que tenían preparado para los interesados
en el grupo. El inicio de esta aventura se daría en Bogotá, Colombia, en una fecha
poco usual: 29 de Febrero de 2020… para luego viajar alrededor del continente
americano durante los tres meses siguientes, algo que por el momento no se ha
logrado completar.
Y con este vídeo, presentaron a los artistas invitados. Realmente habían muchos nombres interesantes
¿Quién haría parte de la presentación en vivo? Además
de Charly y Zeta junto con los artistas invitados, el grupo estaría soportado
por Fabian “El Zorrito” vön Quintiero, quien fuera tecladista de Soda en las
épocas de Nada Personal y Signos para luego convertirse en parte importante de
la banda de Charly García a comienzos de los años 90. Así mismo, el llamado por
algunos “cuarto soda”: Richard Coleman, que había aportado su talento de
guitarrista al primer disco de estudio del grupo argentino y a los dos últimos
trabajos discográficos de Cerati. Por último, pero no menos importantes, la
participación en guitarra de Roly Ureta, antiguo compañero de Richard y Gustavo
en una agrupación paralela a Soda Stereo llamada Fricción y los aportes de
Simón Bosio, hijo del bajista del grupo y que ha formado una carrera discreta
respecto a las mieles de la música.
Como de costumbre, yo no disponía de dinero para
asistir a este evento. Sin embargo, logré ganarme la boleta a través de un
concurso en una emisora, a la cual le agradezco ampliamente el haberme dado la
oportunidad de presenciar un concierto de esta magnitud. Pero la pregunta que
la mayoría de los lectores se hace en este preciso momento es: ¿Qué tal el
concierto? ¿Valió la pena o fue una estafa? Pero no se apuren, porque primero
voy a reseñar lo que experimenté en dicho concierto, para después concluir en
si fue una maravilla o una decepción. ¡Aquí vamos!
Esta fue la boleta que me pude ganar. De nuevo gracias a esa emisora!!
El Estadio El Campín abrió sus puertas a las 5 pm de
aquel sábado para que todos los asistentes se acomodaran desde temprano. Entre
los vendedores de empanadas, los vasos de licor y el cansancio corporal se
fueron pasando las tres horas y media de espera. El grupo arrancó 30 minutos
tarde, pero eso fue irrelevante cuando estaba a punto de comenzar un suceso
extraordinario. Las pantallas empezaron a transmitir un paseo por una
biblioteca casera de la que se retira un VHS con el nombre “Soda”, este es
puesto en el reproductor, y empieza a emitir diversos momentos inéditos de la
banda en sus mejores años. Nadie encima del escenario musitó palabra alguna. La
música hablaría por ellos.
“Acuéstate, levántate, no puedo seguir así, oh no.
Apágalo, enciéndelo, no puedo seguir así, oh no”
Sobredosis de TV –
1984.
La primera melodía sería Sobredosis de TV. Un Gustavo Cerati en las pantallas del estadio
cantaría con su estilo particular, mientras los demás miembros de la agrupación
lo acompañaron en vivo. Y las personas empezaron a corear aquella letra icónica
del trío argentino. El ambiente generado fue tan increíble como el que se debió
haber generado en las presentaciones pasadas hechas en la capital de Colombia.
El público de este país recibía con los brazos abiertos el regreso de uno de
sus ídolos más grandes a nivel musical, así la presencia de Gustavo no fuera total.
Y desde que finalizó la canción inicial, todo el
Campín acogía el cántico referente a la banda. ¿Y cuál era ese cántico? El ya
conocido por muchos: ¡Oe, oe, oe, oe, Soda, Soda! que retumbó tanto en las
gradas como en las zonas donde las personas estaban de pie. El espectáculo
continuaría con Hombre al Agua a
cargo de la voz de Richard Coleman, el cual estuvo a la altura de aquellas
presentaciones pasadas de Gustavo con la banda tanto instrumental como
vocalmente. Después de esto, aparecería León Larregui para colaborar en Disco Eterno, con una interpretación
pegada a la original pero que podía sentirse un poco vacía. No conozco mucho el
trabajo de Zoe, pero estoy seguro de que su vocalista pudo haber puesto más
empeño a la hora de interpretar esta pieza. Le hizo falta una poca de gracia, como
dicen por ahí.
Seguiría El
Rito, interpretada por Álvaro Henríquez virtualmente y estuvo bien, a
secas. El frontman de Los Tres impregnó a esta canción mística de todo su
estilo folk con resultados interesantes, aunque estuvo lejos de ser uno de los
grandes momentos del concierto (y no ayudó su ausencia física durante el
concierto). El que si sería uno de los highlights de la noche llegó
inmediatamente después de Álvaro: Rubén Albarrán aterrizaba en el escenario con
una maravillosa versión de Lo que Sangra
(La Cúpula); y dio una catedra de como dominar el escenario frente a la
ausencia de Gustavo. Tanto su voz característica, como su manera de interpretar
la melodía y su energía en el escenario fueron los ingredientes perfectos para
que el voltaje se elevará a niveles impensables en todo El Campín.
“Yo conozco ese lugar, donde revientan las estrellas.
Yo conozco la escalera en espiral hacia la cúpula”
Lo que Sangra (La
Cúpula) – 1988.
Luego de ese gran momento, vendrían tres artistas
virtuales que, sin importar su ausencia lograron cautivar de una u otra manera
al público asistente (Eso sí, unos más
que otros). La primera fue Julieta Venegas con Signos, que tuvo un desempeño similar al de León Larregui: simple,
uniforme y ciertamente ligada a la original. Pero no se puede juzgar de la
misma manera a los invitados presentes que a aquellos atrapados en la pantalla,
porque los del escenario pueden desenvolverse más libremente (cosa que León no
hizo). Así que todo bien, Julieta.
Walas, vocalista de Massacre, se haría cargo de Juegos de Seducción, el cual contó con
unas habilidades vocales que diferenciaron ligeramente esta versión de la
original; y lo hizo bien. Después, llegaría Benito Cerati para interpretar uno
de los clásicos de Sueño Stereo: Zoom,
con una presentación colorida y animada acompañando una manera coqueta de
abordar este éxito de los últimos años de la banda. Eso sí, no fue una de mis
favoritas por el simple hecho de que siento que el intérprete hubiera explotado
aún mejor el concepto con su presencia… Pero bueno, espero que en las otras
ciudades a las que si asista, pueda sacar adelante esta idea.
“Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa”
Zoom – 1995.
El espectáculo continuaría con la intervención de
Adrián Dargelos, líder de Babasónicos, en Trátame
Suavemente, una de las baladas más queridas por los seguidores del grupo.
¿Cómo lo hizo? Fue sobresaliente, y supo evocar el sentimiento de ternura de la
original. El carisma que demostró en la tarima fue uno de los factores
decisivos para el éxito de esta versión, porque lamentablemente la voz no
destacó como en algunas canciones de su agrupación, en las que el talento vocal
es muy bien explotado.
El punto medio del concierto llegaría con una pieza
tan icónica como excelente: En la ciudad
de la furia, y el que tomo las riendas en la voz fue Gustavo Cerati, de
forma virtual… No sin antes cometer una equivocación en el vídeo introductorio
que se mostró y quedó detenido sin previo aviso: Un pifie, como dirían por ahí.
Regresando al sencillo clave de Doble Vida, sólo es posible mencionar elogios
acerca de este. Realmente funcionó muy bien el esquema cruzado entre la banda
en vivo y el vocalista difunto devuelto a la vida mediante esa pantalla mágica,
porque las emociones fluyeron de una manera inimaginable en el contexto de
ausencia del frontman de Soda. Un momento excelente con un cierre de guitarra
eléctrica ideal.
“Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas,
sabrás ocultarme bien y desaparecer entre la niebla…”
En la ciudad de la
furia – 1988.
Aquí llegamos a un punto controversial del
espectáculo: La aparición de Draco Rosa para darle vida a En Remolinos, la cual fue amada por unos y odiada por el resto. Me
parece que la atmosfera oscura y deprimente de Robi nutrió de forma adecuada a
una pieza que representa un encuentro consigo mismo, con sus ángeles y
demonios. Cada desgarro del hombre se sintió como una liberación de todas esas
ataduras a las que podamos estar enredados en este contexto mundano. Me gustó
cómo Draco abordo este misticismo, a su manera, y con un alto nivel de profesionalismo.
Oh no… No, no, no… ¿Cómo nos pudiste hacer eso,
Andrea? ¿Por qué tenías que ser tú? Eras la intérprete en la que más se
conservaban las esperanzas de mostrar un buen contenido, pero resultó al revés.
La versión de Pasos realizada por
Andrea Echeverri, vocalista de Aterciopelados, no fue del agrado de mucha
gente, incluyéndome. Esforzaba tanto la voz que los desgarros le salían mal en
partes cumbre de la melodía, y dicha exageración vocal bastó como para que las
ilusiones de ver a Andrea con Soda otra vez se rompieron en millones de
pedazos. Me gustaría decir que estoy exagerando, pero el vídeo no miente. Vean
y me comentan.
Luego siguió uno de los mayores éxitos de la banda, Cuando Pase el Temblor, con la voz de
un Gustavo Santaolalla al cual no parecen afectarle los años a nivel vocal. A
pesar de que no hizo acto de presencia en Bogotá, las pantallas permitieron
demostrar el aún vigente talento del genio compositor de proyectos como
Bajofondo o la banda sonora de The Last Of Us. A continuación, vendría uno de
los momentos más conmovedores del show a través de la canción más sentimental
de aquel poco difundido Dynamo: Fue.
De nuevo aparecía de forma virtual la figura de Gustavo para interpretar
aquella joya incomprendida en su época. Se sentía una tristeza notoria cuando
la banda y el vocalista se miraban mutuamente, pero el público veía claramente
la ausencia del ya fallecido. Todas las luces de los teléfonos celulares fueron
prendidas para homenajear a ese grande de la música que había partido 5 años
atrás, y El Campín quedó impregnado de una nostalgia que a más de uno le pudo
haber sacado unas cuantas lágrimas.
“Fuiste mía, y el hastío nos llevó al desengaño. Y eso
pasó… Fue”
Fue – 1992.
Después de una emotividad pura, el concierto
sorprendió con una presentación cuya calidad no se esperaba, ni siquiera por
parte de los seguidores más optimistas de la banda. Mon Laferte aparecía para
darle vida a Un millón de años luz, sencillo
muy popular de Canción Animal, y resultó ser la antítesis de la presentación de
Andrea Echeverri; es decir, una interpretación muy buena. La voz de la señorita
con todos sus desgarros y sus matices logró hacer completamente suyo dicho
clásico de Soda, desenvolviéndose de una forma majestuosa. La chilena logró dar
la talla en esta ocasión.
En estos momentos, ya se sentía que estábamos llegando
al tramo final del espectáculo. Desafortunadamente, Mon fue la última invitada
de manera presencial y melodías como Prófugos
y Persiana Americana fueron cantadas
por artistas que no hicieron acto de presencia en Bogotá. Esto era posible
esperarlo del vocalista de Catupecu Machu, Fernando Ruíz Díaz, pero no de
Juanes. De hecho, me llamó mucho la atención el hecho de que el artista paisa
no hubiera viajado a Bogotá para inaugurar la gira en el país que lo vio nacer,
y viendo su interpretación en vídeo me doy cuenta de que la emoción y el ánimo
de los asistentes habría sido mayor si no se hubiera ausentado. Y con Fernando
sucede lo mismo, porque el talento vocal demostrado daba para potenciar el show
“en vivo y en directo”. Lastimosamente, así no fue y espero que en las ciudades
a las que ellos viajen, el público pueda disfrutarlos al máximo.
“Y cuando el enmudece y las promesas engañan, nos
revolcamos en el jardín por donde nadie pasa”
Un millón de años luz –
1990.
La penúltima canción fue Primavera 0, donde Gustavo Cerati reapareció en las pantallas por última
vez para deleitar a su público desde la dimensión en donde esté. Un momento
suave y tierno, en medio de la intensidad de las cuerdas y la batería. Y todo
terminaría con la insignia por excelencia de Soda Stereo: De música ligera. La pieza musical que otrora cerró aquel último
concierto en 1997, fue elegida para también cerrar este homenaje, con la
inclusión de Chris Martin como cantante, aunque ausente del escenario bogotano.
Y esta es otra de las críticas a este evento: ¿No pensaron que el final del
espectáculo merecía algo más que una presentación virtual de un personaje que
si tenía la posibilidad de estar en Bogotá? Era preferible invitar a todos los
invitados presentes para interpretarla entre todos, o dejar al vocalista de
Coldplay a la mitad del show y no para cerrarlo… En resumen, había mejores
maneras…
Sin importar esa falla garrafal, emociones como la
euforia y la nostalgia tomaron fuerza en la mayoría del público, las cuales
permitieron que el superéxito de la banda se disfrutara de principio a fin. Al
escucharse los últimos acordes de las guitarras y bajo, y los últimos golpes en
la batería, iba a concluir la primera parada de esta nueva gira. Sin musitar
palabra alguna, Zeta, Charly, Fabián, Simón y Roly se despidieron de El Campín
y los créditos aparecieron en las pantallas. El espectáculo había concluido.
“Tarda en llegar, y al final, al final, hay recompensa”
Zona de Promesas –
1993.
Siendo muy honesto, sentí un poco de vacío después de
que finalizó el concierto. Caminando en medio de toda la marea de gente que
salía del estadio, me imaginaba como hubiera sido la interpretación de éxitos
tales como En el séptimo día, Entre Caníbales, Picnic en el 4B, Ella usó mi cabeza
como un revolver, Estoy azulado, entre otras… cuya inexistente aparición les
chocó a varios asistentes, incluyéndome. Aprovechar el potencial de los
invitados presentes mediante una canción adicional podría haber sido una gran
opción, pero desafortunadamente no sucedió. ¿Por qué había sido corto (o por
qué había sentido tan corto) este espectáculo?, me pregunté mientras regresaba
a mi lejana residencia. Se me pasaron algunas tristes ideas por la cabeza, por
lo que preferí no obtener respuesta a esa cuestión.
Setlist de aquel 29 de Febrero en El Campín
Después de revisar lo sucedido aquel 29 de Febrero,
procedo a dar mi juicio al respecto:
Es entendible la intención del grupo de no expresarse
con palabras, debido a que la intención de la gira no era robarle el
protagonismo a Gustavo Cerati; sino más bien, homenajearlo. La presencia del
frontman está en todo momento del concierto, a pesar de que su vida ya
haya culminado. Sin embargo, eso no evitó que Zeta se paseara por todo el
escenario durante varias canciones y manifestara sus emociones por medio del gran
poder de aquellas cuerdas de su bajo. Fue un detalle muy agradable de ver. Su
hijo también se lució en la guitarra, teniendo su momento de mayor brillo
durante la intervención de Mon Laferte.
Charly, Zorrito y Roly estuvieron bien. No hay queja
alguna de mi parte. Y con respecto a los invitados presentes, considero que se
pudo haber hecho un mejor trabajo a la hora de elegir y ensayar las canciones
correspondientes a cada uno. De hecho, lo sucedido con Andrea Echeverri y León
Larregui son claras muestras de que se requería mejor preparación en ese
ámbito. No obstante, eso no impidió que Mon Laferte, Richard Coleman y Rubén
Albarrán mostraran un gran performance, ofreciendo unas interpretaciones que
honraron muy bien al gran ausente de la noche. Posterior a ellos colocaría a Draco,
el cual considero que dotó de una atmosfera muy oscura al tema de introspección
personal al que le dio voz. Adrián Dargelos le seguiría con un toque coqueto y
tierno a aquella balada de Melero, aunque su talento vocal no destacó tanto
como se esperaba. Y para el olvido quedan Andrea y León, los cuales no
desarrollaron bien los temas a los que le tenían que dar vida y que con su
amplia trayectoria se esperaba algo mucho mejor.
“Esto parece un museo de cera, un simulacro demasiado
real, debo encontrar algún sitio afuera, quiero cambiar la escena…”
Imágenes Retro – 1985.
Con todo eso dicho, les confieso que me pareció un
gran concierto. Siempre deseé estar en un concierto de mi banda favorita y no
lo logré por la edad, y posteriormente por el fallecimiento del líder de la
banda. Sin embargo, se dio la oportunidad de experimentar sus canciones en un
concierto masivo y no me arrepiento en lo absoluto. Por último, cabe resaltar
que una de las mejores partes consistió en disfrutar a lado de muchas personas
el espectáculo, coreando todas sus canciones y sintiendo ese ambiente que desde
mi adolescencia quise vivir con Soda Stereo.
¡Oe, oe, oe, oe! ¡Soda, Soda!
Aquí termina este artículo, realizado con mucho cariño
después de varios meses en los que la sequía de contenido era el pan de cada
día. Espero lo hayan disfrutado y nos veremos en una próxima ocasión… Ah, a propósito
de eso:
Hoy anunció el inicio de una pausa indefinida de la
actividad de esta dimensión, la cual ya presentaba considerables interrupciones
que pudieron haber notado en estos últimos meses. Se quedan algunos proyectos
pendientes por terminar, a los cuales aún no les encuentro la suficiente creatividad
como para finalizarlos. No obstante, tengan por seguro que tarde o temprano,
esos proyectos se cerrarán de la manera adecuada… ¡Les hago esa promesa!
“Ahora todo es bruma y no hay luces que seguir. Si
piensas volver… Algún Día”
El día de publicación de este
artículo, es el cumpleaños de Daniel Acosta: el vocalista del grupo. ¡Feliz
Cumpleaños! Y espero que disfrute leer este artículo.
Por
todo el infinito cielo… He aplazado mucho a TELEBIT, porque esto comenzó desde
noviembre y aún no le he dado fin. Estoy apenado, considerando que es una
travesía por uno de los mejores sonidos rockeros que tiene la escena nacional
actualmente. Lastimosamente, muy pocas bandas jóvenes más le dan la talla (y si creen que hablo de DE o RP, están
bastante equivocados). Ahora sí, entremos al artículo como tal:
Este
es el comienzo de la segunda temporada de E&H, donde analizaremos canción
por canción a cada uno de los grupos de la nueva ola de música en Colombia:
Aquellos que han empezado a tener una influencia notable desde hace algunos
años, y que llevan la batuta de una propuesta novedosa basada en el label
alternativo en contra de todo prejuicio con el que nos quieran emparentar.
Un estudio de grabación de AN, aquella plataforma de música con resultados increibles
Como
preludio, quiero contarles acerca de una de las plataformas artísticas que se
ha encargado de reforzar la labor de potenciar a aquellas agrupaciones que
prometen traer buen material musical para el desarrollo cultural de Colombia:
Árbol Naranja. El trabajo de gestión, producción y posicionamiento de artistas
y bandas nacionales como Esteman, El Freaky Colectivo, The Mills, The Hall
Effect, Monsieur Periné, LosPetitFellas, Divagash, Superlitio, etc; ha sido
realizado de manera exitosa gracias a este proyecto que continúa impulsando
aquellas promesas colombianas.
Logo de Arbol Naranja, con desempeño para el medio alternativo en Colombia
Por
supuesto que también han trabajado con grupos internacionales como Bajofondo, o
con cantantes como Natalia Lafourcade. Viéndolo así, es notable el apoyo y el
buen trabajo que ha resultado de esta organización que da mucho para hablar.
Sin embargo, este no es el tema aquí.
A
lo que si nos vamos a referir es a una de las bandas “de la casa”. Dos agrupaciones
que surgieron bajo este sello y que han trabajado bajo el patrocinio exclusivo
de esta empresa. Uno es Pedrina y Río, de la cual ya tuve el honor de hablar…
acerca de su pop alternativo con tintes de música tradicional (Link del E&H Aquí). El tema de hoy será de la primera agrupación que se originó en este
lugar: TELEBIT.
Ellos son esta agrupación, que ha traído frescura al sonido rockero en Colombia
¿Quiénes
son los TELEBIT?
- Daniel Acosta (Fluxus): Voz y Guitarra
- Felipe Rondón: Guitarra y Programación
- Cesar Barajas – Bajo
- Daniel Chamorro – Guitarra
- Nicolas García – Batería
Al
principio eran conocidos como Polifoni-K, un grupo oficialmente creado en 2009
que empezó su recorrido tocando covers de Muse en conciertos universitarios (más específicamente de la Universidad
Javeriana). Alcanzaron a lanzar un sencillo propio antes de su supuesta
defunción: Polos Opuestos.
El primer vestigio del grupo que hoy vamos a analizar
Aquella
canción ya podía ser la prueba del estilo rockero que habían adoptado, porque
en pleno 2010 podían empezar a ser parte de una movida colombiana que buscaba
revitalizar los ritmos alternativos (y un
poco de rock no quedaría mal). Tiempo después el grupo desaparecería, para
dar paso a una reagrupación completa que se convertiría en lo que hoy llamamos
TELEBIT.
Esto
surge en el año 2011 como una propuesta que ellos mismos han definido bajo lo
que muy comúnmente se llama rock en español.
Pero no es cualquier proyecto que pretende emular a aquellas bandas latinoamericanas
de las tres últimas décadas… Más bien, la banda pretende dejar su huella a
través de una singular combinación entre los sonidos electrónicos anglosajones
(puede ser cercano al shoegazing) y la música autóctona de la región que
rememora en su mayoría a la cultura precolombina.
Esta es la representación artística de la impresión sobre el primer disco...
¿Suena
un tanto extraño, verdad? Y las impresiones a primera vista pueden estar casi
siempre equivocadas (algo similar me sucedió). Por lo cual vamos a analizar la
evolución de TELEBIT a través de sus discos, que nos demuestran como es el
crecimiento y el desempeño de una banda con altas proyecciones y expectativas,
con un largo camino por delante y una trayectoria destacable durante años
pasados.
El
álbum debut de esta agrupación salió al mercado en 2012, con el nombre de
Primera Dimensión. Consolidado como el primer espacio en el que los TELEBIT
demostraban esa capacidad y libertad artística que poseían para crear contenido
ingenioso. Aquí está el disco:
Primera Dimensión (2012)
1. Sin señal
2. Más y Menos
3. Caer
4. Androides
5. No lo ves
6. Estática
7. Primera Dimensión
8. Holograma
9. Frecuencia Cero
10. Polos Opuestos
El
álbum debut del quinteto se enfoca hacia un terreno bastante electrónico,
experimental y poco común. Desde el primer track nos damos cuenta de eso, y a
lo largo de todo este trabajo nos encontramos con el rock latino visto desde
los sentidos de cinco mentes juveniles que quieren ampliar su entorno armónico
más allá de lo imaginable. Mientras procedamos a explorar más de cerca este
proyecto, más nos daremos cuenta de la calidad y el valor que Primera Dimensión
puede tener en la actualidad del cuarto arte en Latinoamérica.
Aquí
se empieza a gestar la identidad del grupo… no obstante, aún no está del todo
clara. Se intenta probar con influencias basadas en las formaciones típicas de
la banda rockera, unos sonidos electrónicos que realizan la variación del
género ya citado y unas líricas que parten de una base simple hacia un todo
prometedor. No todo el trabajo encontrado en el disco es de total éxito, así
que ¿Es un buen principio para el quinteto? Ya lo veremos:
Sin señal se
siente como la introducción a un universo entero. Uno paralelo a lo que ya
hemos conocido, repleto de guiños futuristas en sus beats. La canción es
instrumental, pero revela más de lo que cualquier persona puede pensar: Un
ambiente armónico, donde el placer auditivo tiende a aumentar con cada nueva
sección. Ya no tengo nada más por decir, sólo lo podría resumir en: ¡aspecto
minimalista, esencia fenomenal!
Más y menos
es de esas canciones que le afectan el paso de los años (a pesar de que han sido prácticamente pocos). En su época de
furor, se interpretó como una de las sensaciones más relevantes del rock
colombiano por su estilo vanguardista… que luego se convirtió en el génesis de
aquel estilo genérico que D.E. utilizaría en casi todas sus canciones. Sin
embargo, posee el mérito de ser la primera (con
una identidad más definida) en ser realizada.
La
letra habla acerca de un mundo que cambió, unos sentimientos vividos y la
intención de seguir adelante sin mirar hacia atrás. Los sintetizadores
sobresalen en los coros más allá de sólo ser parte del decorado. Y los
instrumentos son muy típicos: cumplen su labor sin ser la joya más increíble
del track. Por cierto, este acaba de golpe a los casi tres minutos, para dar
paso a unos de los sencillos más conocidos de los TELEBIT.
Caer
sigue el mismo estilo de la anterior canción, con un rock muy simple y suave,
con versos que expresan un enfoque topográfico y un coro bastante amigable con
el oyente casual al pretender estar pegado a tu mente por más tiempo del
necesario. Alabo bastante la instrumentación notada en las secciones carentes
de voz, pero el resto no es de mi total agrado (fenómeno causado gracias a la peculiar experiencia con bandas del
mismo estilo y el enorme aprecio que le tengo a Doce Vientos).
Así
comenzó el quinteto, con una formula muy poco vista en su tiempo, pero que ha envejecido
fatal por la sobreexplotación a la que ha sido sometida… y no necesariamente
por los TELEBIT, sino por otros grupos de rock colombiano que no quiero
mencionar.
Androides comienza
similar a sus anteriores, pero le doy más crédito al tener una letra más
elaborada. Sí, sé que se repite mucho a lo largo de la segunda parte del track;
pero eso no le quita el gran empeño puesto en esta pieza. Lo voy a aclarar de
manera definitiva: El atractivo real de Primera Dimensión se centra en la
innovación instrumental y armónica presente, debido a que aún las letras no
están bien desarrolladas como en posteriores trabajos.
Y
eso es Androides, una letra básica que gana más calidad al estar inmersa en una
abstracción de metáforas y sentidos implícitos cubiertos por unos efectos de
sonido experimentales. ¡Es rescatable y hasta sobresaliente a nivel rítmico!
No lo ves
es el mismo concepto, pero conducido de una forma más destacable y llevadera.
Puede que al principio suene como una tonada con pequeños arreglos electrónicos
y un resto genérico; no obstante, al cabo de unos segundos se convierte en algo
más importante, más valorado, con mayor calidad a nivel lírico. Cabe aclarar
que dentro de la letra hay ciertas referencias ocultas hacia otras compañeras
de disco (Un hecho que sucede en gran
porción de las melodías que he analizado). Es buena, y tiene un valor
artístico muy alto respecto de las otros tracks.
Estática
es la mitad de este trabajo bastante variopinto. Si les soy sincero, mientras
avanzamos se puede evidenciar mayor calidad en cada canción que vemos. Y esta
no es la excepción: Con un comienzo suave, un ritmo
constante/relajante/desprendido, un mensaje abstracto que a la vez es un tanto
comprensible y una fórmula mejor evolucionada; esta melodía nos muestra el
verdadero potencial que los TELEBIT pueden tener dentro de su primer paso
discográfico. ¡Sin duda, sobresaliente!
La pista homónima
nos devuelve a algo más suave, llevadero, ligero, en el sentido más rockero
posible. Siento decir que no supera el gran desempeño que Estática tiene como pieza, pero logra reflejar la contemporaneidad
del rock en español de una forma interesante y bacana. No tiene unas líricas
complejas, pero si transmite un placer auditivo gracias a la instrumentación
repleta de sonidos electrónicos utilizados en los momentos precisos. Es buena,
y hasta mejor que No lo ves.
Holograma
comunica un ambiente más espacial, alejado de lo que nuestro mundo puede
transmitir. El principio no es tan placentero de escuchar; pero en el
transcurso de la tonada, el placer se va manifestando en forma de ritmos
electrónicos. ¿El tema de la canción? Una búsqueda implacable del rastro de
aquella realidad formada en cuerpo y alma. Segundo a segundo, el progreso del
tema se torna más inmersivo y el viaje musical sigue siendo verdadero. No es de
las mejores… es buena a secas, pero tiene un punto fuerte en su rítmica
sintética (como casi todo el álbum).
Existe
una versión alternativa de esta pieza que hace aparición en la página del
BandCamp del grupo. Esta es realizada con la colaboración de Pipe Bravo de
Superlitio. Si les soy honesto, se evidencia un punto más de calidad con la
aparición de este cantante… que con su particular tono de voz brinda cierta
variación al sentido explorador de la melodía. Al final, destaca bastante esta
otra versión y la puedo tratar como una prueba fenomenal.
Frecuencia Cero
puede sonar bastante desordenada, pero está lejos de ser mala. Cuenta con unos
versos que manifiestan el deseo de despegar hacia un nuevo rumbo en la vida;
también existe un coro muy pegadizo que repite un ¡No! con un eco adictivo.
Aprecio mucho esos detalles de excelente uso de sintetizadores siempre
presentes, pero aquí se escuchan con muy poca armonía en la mayor parte del
tiempo (Hay ciertas excepciones). Pero
como tal, es una de las recomendables y sobresalientes. ¡Una imperfección
demasiado hermosa!
Y
cerramos el disco con Polos Opuestos.
Junto con algunas anteriores, sobrevivió del repertorio de Polifoni-K para
sumergirse en la esencia recién formada de TELEBIT. Un ritmo más acelerado, con
un enfoque más centrado al rock típico. El tema de la canción es el fin de una
relación justificada por la imposibilidad de los Polos Opuestos por convivir
mutuamente en la vida (Una temática final
sorprendente, a mi gusto).
De
las típicas de rock dentro de Primera
Dimensión, esta es la que más se aleja de ser común y genérica. Gracias a
su imprescindible energía, su intención directa y sus líricas detalladamente
creadas, logra ser una pieza bastante relevante… y un cierre bacano para un
debut establecido en un entorno paralelo.
El
primer contenido de los TELEBIT fue revelador y logró dar la rienda para que
otros comienzos de grupos rockeros colombianos se manifestaran. Después aquellos
conjuntos vendrían a sobreexplotar la industria y a llenarla de cualidades repetitivas
y carentes de innovación. El quinteto protagonista no seguiría ese camino, sino
que se plantearía un sendero diferente por el cual continuar.
Estarían en varios festivales y presentaciones que les darían mayor reconocimiento en su país de origen
El
Festival Estéreo Picnic, SOMA, y otros festivales serían la carta de
presentación de este grupo que había realizado una propuesta interesante en el
ámbito del rock. Su desempeño en vivo mostraba que la belleza de las canciones
no se manifestaba totalmente en la mezcla detallada de sonidos sintéticos, sino
que los integrantes de la banda podían dar lo mejor de sí con su voz o
instrumento respectivo en cualquier escenario en el que se presentaran.
Existió
una ruptura, un tiempo en el que los 5 integrantes tenían una vida propia
alejada del proyecto grupal, del que se distanciaron. Incluso casi se llega a
separar la banda con pocos años de vida, pero con una alta fuerza de voluntad
regresaron al estudio a idear nuevos experimentos a nivel musical. También se
quería buscar una identidad definida, con la que el nuevo trabajo intentara
superar con creces y no imitar a Primera Dimensión.
Cortesía: Radiónica (RTVC Sistema de Medios Públicos)
“Siempre
será frustrante no poder entregarle un disco de TELEBIT a Gustavo Cerati”
Daniel
Acosta (Fluxus) – 2016
“La
ruptura permitió una sensatez plasmada en la creación del disco”. ¿Qué
sucedería después? Las piezas presentes en el segundo trabajo discográfico
pueden responder esta incógnita, ya que en conjunto son un trabajo espectacular
que puede tener la tendencia de superar al primero. ¿Realmente lo supera? ¿Es
Doce Vientos un disco significativo para el rock colombiano? ¿Es acaso
infravalorado? Sí, en este momento hay más preguntas que respuestas; sin
embargo, cada track del disco que sigue resolverá sus dudas.
Esta nueva etapa de TELEBIT sería la que los consolidaría definitivamente en varios países de América Latina
Doce Vientos (2015)
1. Llévame Ritual
2. Despertar
3. Somos Coyotes
4. Amuleto
5. Meridianos
6. Sombras
7. Entre piedras y carbón (ft. Andrea Echeverri)
8. Chía
9. Sideral
10. Universos Paralelos
11. Naufrago (ft. Pedrina)
12. Doce Vientos
Una
completa evolución de lo visto en el álbum debut. El hallazgo de una esencia
que ya define a los TELEBIT como un concepto único, una banda con un potencial
más visible y con piezas que reflejan los sonidos que rememoran los espíritus
nativos de nuestra tierra. La verdad es que los sonidos electrónicos reflejan
un encuentro con una identidad que no tiene límites para el tiempo, el lugar o
las emociones.
Podría
echarle flores durante más tiempo, pero es necesario analizar de manera crítica
su naturaleza y su razón de ser. Aun así, es inevitable tener una buena
impresión sobre este conjunto de melodías que trascienden en el rock. Antes de
que apareciera Doce Vientos, la industria rockera colombiana estaba llena de
varios intentos musicales parecidos a aquella lejana dimensión… y se hacía
necesario un cambio importante. Uno evidenciado en las siguientes canciones:
Llévame Ritual
es aquella pista que nos introduce en el concepto de este segundo disco. Un
inicio que contiene la esencia precolombina con unos sonidos electrónicos placenteros
se acompaña de una letra que evidencia la entrada hacia una nueva etapa de la
vida llena de nuevos pensamientos y sentimientos. No puedo dejar pasar el gran
avance que el contenido lírico ha realizado con respecto a tres años atrás (Es demasiado sorprendente y fenomenal).
Sensación de éxtasis auditivo, una excelente composición que destaca sobre todo
en la rítmica.
"Y a la fiebre me acostumbraré, rayo de luz me muestra el camino"
Despertar
trae consigo un superdesarrollo de la estructura típica de una canción del
género bajo el estilo de los TELEBIT. Es un uso más moderado del efecto
sintético, pero logra ser armónico frente a la construcción básica de las
líricas y la instrumentación que hacen parte del espíritu de la canción. De
nuevo, lo que llega a ser más relevante son los arreglos instrumentales con una
minuciosa creación… Pero no se puede desprestigiar la temática de soledad y
abandono propio que las líricas nos ofrecen.
"La tierra todo se tragó, pero me ha dejado aquí. Y ahora sin ti, y ahora sin ti"
Somos Coyotes
es uno de los sencillos (concretamente el segundo) que sale a representar la
ardua labor realizada dentro de los Doce Vientos. Representa el sentimiento de roadtrip físico y mental al lado de
aquella persona especial en la que se refugian las sensaciones más bellas y
eufóricas del individuo. El ocaso plasmado en la particular mezcla entre
instrumentos reales y sintéticos logra ambientar la mente del aire explorador
que la letra posee. Como tal, es de esas tonadas que amas en el primer instante…
y que poco a poco vas justificando ese sentimiento en el gran detalle que se
evidencia. Muy buena.
"Luciérnagas en la noche me dejan ver, que somos coyotes en la hierba"
Amuleto
pone al sendero típico de la vida en contraposición a la naturaleza salvaje de
esta, acompañado por la historia de acompañamiento de dos seres que se
enfrentan a un difícil recorrido. Desde aquí se nota ese aspecto de espacio
exterior recreado en la electrónica que nutre segundo a segundo el contenido de
la melodía. Es adictiva, aunque puede sonar un tanto repetitiva. Las líricas no
sobresalen mucho en comparación a los tracks anteriores, pero son dignas de mención
por ese entorno rural que evocan.
"Si salgo corriendo no es para escapar, sé lo que estás sintiendo"
Meridianos
es la antítesis de aquellas canciones sobre amor y eterna compañía. Nos muestra
el fin de una etapa, la nostalgia por volver a vivirla, y la ansiedad por el
futuro desconocido. Presenta un compás más moderado y lento, que permite la
comprensión más empática acerca de las emociones transmitidas; acompañado de
leves notas de sintetizador que complementan a aquella eternidad presente en la
batería y en el bajo. Es tierna, sincera, con un anhelo triste cercano a la
realidad. Una de las mejores melodías.
"Vuélveme a encontrar, y quédate conmigo acá"
Sombras,
aquellos vestigios de corazón que son casi imposibles de alcanzar; pero en
donde no se debe perder la esperanza. En un pensamiento subjetivo, puede ser
tomado como la representación del más allá: un mundo infinito en el que, aunque
tienes limitaciones en un principio; puedes alcanzar tus sueños metafísicos
representados en emociones mundanas y a la vez, puras.
Es
el puente o conexión entre Primera Dimensión y Doce Vientos, lo cual trae
consigo una revolución de la esencia precolombina sobre los sonidos sintéticos,
los cuales reflejan el estilo inigualable que los TELEBIT adoptaron para esta
nueva etapa. Unos acordes con una armonía surreal son los que marcan a la
canción como un viaje hacia ese universo metafísico y ancestral. Una pieza de
ensueño.
"Hoy quiero atrapar el eco de sus ojos, lento intento entrar al fondo de su corazón"
Entre piedras y carbón
presenta la primera colaboración de este disco, con Andrea Echeverri como
protagonista. Un debate entre la vida y la muerte, donde las ganas de vivir se
hacen presentes y el miedo a morir es una constante en la que no se quiere caer
(no por egoísmo, sino para continuar sueños
y objetivos en la que seres queridos son el principal objetivo). Por mucho,
esta es la letra más oscura y profunda de todo el álbum…y este hecho le permite
ser la más canción desnuda, la que menos sonidos electrónicos posee, la más
acústica.
La
armonía entre las dos voces es impecable, los fallos son prácticamente inexistentes
y Andrea sigue demostrando que su potencia vocal y su carisma artístico sigue
estando presente, como desde hace 25 años. Las situaciones pueden ser
complicadas, y el destino no está siempre a nuestro favor; sin embargo, esta
canción es la fortaleza necesaria para afrontar esas dificultades en las que la
humanidad es vulnerable. Excelencia Pura.
"De esta tierra me agarro fuerte, no es momento de partir"
Chía retorna
a ese conjunto de espíritus sintéticos en una historia en la que el aprecio
puro y ese ser amado es representado en la luna como una metáfora de cariño,
utopía y hasta adicción (sin punto de
exageración, claro está). Un perfecto ejemplo de representación
precolombina del amor platónico. Sin duda, puede ser considerada como una de
las canciones más enternecedoras debido a la energía vocal, su intención lírica
y los variables sentimientos reflejados. ¡Es demasiado buena, sobresaliente!
"Cuando está en mi camino, el resto del mundo llega a su final"
Sideral
es la representación lírica de aquella intención de representar lo sobrenatural
y lo metafísico en un ciclo de vida efímero, donde no hay prisa y se tiene
conocimiento de las consecuencias que pueda traer. Es una melodía muy optimista
para el mensaje que intenta transmitir, o así lo siento yo (Demasiado extraño y
hasta bizarro). La electrónica se presenta en dosis más breves, pero aun así
armoniza en buena medida la intención excéntrica de la canción. Es buena,
aunque me sigue pareciendo rara por su naturaleza.
"Explotan nuestros astros, sólo quedan ideas en el aire"
Universos Paralelos
es la tonada más experimental que puede existir dentro de Doce Vientos. Es algo
así como el Síndrome de Fregolí, visto desde los ojos de un grupo rockero con
mucho talento y visión inteligible. Nos trae un compás con mayor movimiento y
una sensación adictiva medio festivalera. De por sí, no tengo nada más por
decir… Junto a la anterior son los tracks más flojos del álbum, pero están
lejos de ser mediocres.
"Con el dolor de su ausencia, no puedo vivir más"
Naufrago
es el contenido más romántico que habita dentro del disco. Extrañar a una
persona que significa mucho para ti, donde la distancia es el peor cáncer y la
única sensación que deseas es la compañía eterna de ese ser amado: Así realmente
se siente la canción. La segunda y última colaboración de Doce Vientos es con
una cantante ya muy conocida y querida por aquí: Pedrina. Se respira una
armonía realista en las emociones de los dos intérpretes, los cuales evocan muy
bien esa añoranza que comunica la letra.
Es
una melodía muy especial que se ha ganado esa categoría de ser una canción que
poco se interpreta en vivo (y las veces
que se hace, son de gran importancia para el grupo). Posee un poco de
melancolía, pero lo interesante es más la nostalgia que segundo a segundo se
experimenta gracias a un acompañamiento también acústico, con poco espíritu
sintético, y desnudez musical en una de sus máximas expresiones: Guitarra
natural, bajo y batería inmersa en un compás lento que te hará sentir de todo,
menos aburrimiento. Es de una altísima calidad y un gran deleite auditivo.
"Y volver a encontrarnos, tan solo una vez más. Cruzar nuestros caminos, dejar lo malo atrás"
Doce Vientos
es el cierre del álbum mediante el testimonio de un nuevo principio. Si Llévame
Ritual empezó el recorrido de todo este trabajo discográfico, esta canción nos
predispone hacia un futuro completamente nuevo, donde el destino aún no está
escrito y el futuro está en nuestras propias manos. Se evidencia una esencia
electrónica más madura frente a todo lo visto, y la armonía sigue siendo de muy
buen disfrute. Sólo soy capaz de decir: Buen trabajo, un cierre que trasciende
cualquier final, y una sensación de euforia y expectación asegurada.
"Descubriré mi propio cielo, para dejar mi cuerpo descansar"
Y
aquí termina el disco… ¿Cuáles son las conclusiones que se pueden sacar a
partir de los que ya hemos podido sentir? La verdad es que hay un gran trecho
entre cada trabajo: Mientras el segundo álbum concretó una identidad mediante
el uso de piezas musicales de calidad elevada, Primera Dimensión dirigió un
rumbo hacia un bosquejo de lo que sería más adelante el proyecto de los
TELEBIT.
¿Y qué opino del disco y de ellos? Abajo mi juicio y crítica
Los
Doce Vientos son en conjunto, una experiencia que explora grandes matices de un
género que simplemente no es capaz de vivir en una zona de confort. Se sale de
aquel espacio y se comienza a viajar por diferentes rumbos en los que las
variadas temáticas y las distintas manifestaciones sintéticas construyeron y ambientaron
efectivamente el espíritu del trabajo.
¿Es
excelente? Sí, es una de esas pocas bandas que realmente se tienen que tener en
cuenta para conocer el qué tan lejos puede llegar un rockero latinoamericano
con el fin de crear nuevas expresiones artísticas. No son un grupo de
trayectoria amplia; no obstante, puedo decir con seguridad que son el mejor grupo
joven de rock de esta década en Colombia.
Una fortuna conocerlos. Espero que adquieran más reconocimiento y éxito en un futuro cercano. ¡Se lo merecen!
Y
aquí termino mi largo análisis. Espero que hayan disfrutado esta travesía llena
de rock. Nos veremos en una próxima ocasión con temas más variados (excluyendo aquella serie de artículos que
ya casi va a terminar). ¡Hasta Pronto!