¡Ahora han entrado a un nuevo inicio!
De nuevo a las andadas! Imagen tomada de Malv News
Este año tuvo brillos y sombras repartidas en una cantidad parecida. Aunque pensándolo realmente, he estado desconectado de la música latinoamericana durante el 2019 debido a mi terquedad insaciable por seguir escuchando viejeras provenientes de tiempos que nunca volverán, además de decepcionarme semana a semana con las joyitas que cualquier persona se puede encontrar en las “tendencias” musicales de YouTube.
Ohhhhhh. (Créditos a Ynsomniac Sable)
Regresando de un desenchufe un tanto largo, aquí les traigo la reseña de todos los años a los diferentes nominados de las cuatro principales categorías de una premiación cuyo prestigio empiezo a poner en duda… pero que me parecen mucho más seria que esas linduras prescindibles tales como Billboard o los Latin AMA’s. ¡Oh, gloriosos Grammy Latinos!, aquellos que se convirtieron en ese espacio anual en el que mi conocimiento limitado de música se puede expandir gracias a la nominación de propuestas cuyo impacto mediático no le hace justicia a su calidad. Aunque no todo es color de rosa: no pueden faltar aquellos colados con propuestas que pueden llegar a matar el entusiasmo de cualquier recreacionista infantil.
Pero pensándolo bien, no hay que preocuparse mucho por lo anterior. Recuerdo que en Septiembre se formó un escándalo por el hecho de que muy pocos intérpretes de reggaetón entraron a la lista de nominados de la premiación… Fenómeno que, ni tonto ni perezoso, René Pérez (Residente) aprovechó para realizarles una videorespuesta con un tono de ironía y burla excepcional. ¡Bien ahí!
¿Preparados?
Para no alargar más esta introducción (que de por sí ya es muy extensa), empecemos con las categorías. Se ha cambiado el orden respecto al año pasado, porque un poco de variedad es lo que se necesita en este mundo donde todas las modas son casi iguales, ¿No?
1. Mejor Nuevo Intérprete: Artista Revelación del Año (Algunos no tanto).
- Aitana: ¿Por qué me había perdido del talento de la cantante hasta ahora? Creo que es porque aún no ha trascendido lo suficiente fuera de su país de origen, a pesar de que sus vídeos ya tienen varios millones de reproducciones en YouTube. Es una intérprete española de 19 años, que saca la cara por todas las promesas de la música hispana; algo que se puede demostrar con su tierna y a la vez potente voz que explora una gama de géneros que trasciende más allá de las tendencias actuales. Proviene de una de las más recientes temporadas de un reality de música (Operación Triunfo) en el que quedó en segundo lugar, confirmando mi teoría de que los ganadores de esos programas tienen la trascendencia de una piedra dentro de la industria artística. En resumen, una chica con todos los méritos para alcanzar el reconocimiento mundial. ¡Muy buena!
- Burning Caravan: Mis favoritos personales de esta lista. Ya había escuchado de ellos tiempo atrás cuando hice la lejana reseña del ALMAX (ver aquí), pero que tuve la fortuna de ver en vivo en el Concierto Radiónica del presente año en el Movistar Arena. Y déjenme decirles: ¡Son fuerza y energía pura! ¿Géneros? Jazz gitano, manouche, blues, vals, y un etcétera más. En honor al arte y a la caravana ardiente de Django Reinhardt (sí, el mismo que inspiró a Monsieur Periné), se conformó esta banda franco-chileaquna-colombiana; la cual canta a los fenómenos sociales, las aventuras épicas y las historias bizarras de la humanidad. Para mi, unos virtuales ganadores.
- Camila Gallardo: Si se nota una gran diferencia entre aquella inocencia de “Abrazame” y la rudeza presentada en “Aquí estoy”, ¿verdad? Ella es Camila Gallardo, una viñamarina con una voz prodigiosa que ha sabido explotar muy bien en diferentes canciones que pendulan entre el pop y la cumbia. De hecho, ya no tengo nada más que decir acerca de ella. Está bien y ya.
- Fer Casillas: Desde Monterrey, llega una intérprete experta en la suavidad instrumental, los detalles de vals y blues, y los temas depresivos. Segura, tenaz y sin miedo que la restrinja, estamos frente a una mujer que expresa todos sus sentimientos desde la A hasta la Z, sin importar el qué dirán. La exploración de ambientes y horizontes por medio de diferentes efectos de sonido es digno de apreciar. En conclusión, también es una fuerte contendiente… (¿Soy el único al que su voz le recuerda un poco a la de Ximena Sariñana?)
- Chipi Chacón: Es muy agradable tener una propuesta sinfónica dentro de las nominadas. Y eso nos ofrece Gerald Chacón, trompetista de la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela, y con una orientación hacia los sentimientos humanos y la admiración a la naturaleza. Debido a su trayectoria como músico, tiene a su favor unos muy cuidados arreglos instrumentales en cada una de sus piezas, aderezado con una voz suave y consentidora. Un buen descubrimiento, en definitiva.
- Elsa y Elmar: Pensaba que era un dúo, el cual ya no es tan revelación como para entrar a esta categoría. Pero no es así, ya que así se llama el proyecto musical de Elsa Carvajal, la cual es acompañada por una banda que logra complementar la tierna voz de esta chica. Referirse casi siempre acerca del amor podría considerarse su coartada; no obstante, la creatividad al abordar las diferentes perspectivas de aquella temática la convierten en una propuesta muy atractiva hasta para los oídos más exigentes. La instrumentación es 50:50, pasando de ser sorprendente a no ser tan relevante; pero ya depende del contexto de la canción. ¡Que lindo verte por acá, Elsa!
- Greeicy: Oh no, oh no, no me van a poner a hablar acerca de esta señorita… ¿Verdad? ¿VERDAD? Ah, como sea… Greeicy Rendón es una actriz e intérprete colombiana que alcanzó la fama con su papel de Chica Vampiro, para después tomar un trampolín que le permitió alcanzar lo más alto de la fama continental con un género frívolo, repetitivo y facilista. Hablando de cosas positivas, es posible rescatar piezas como “Ya para qué”, de las cuales si se pueden resaltar la naturalidad y las líricas. De resto, los sencillos más populares de ella no inspiran mucha calidad que digamos, además de que su voz no denota expresividad alguna, salvo ciertas excepciones. Descartada de inmediato.
- Juan Ingaramo: Entraría en una categoría intermedia → Tiene una voz que llama la atención, con una ligera sensualidad que puede aprovecharse en el contexto de varios géneros musicales; sin embargo, desaprovecha su talento en tonadas que no le exigen mucho nivel en lo vocal. ¿Acaso noto autotune en sus composiciones, o es impresión mía? Ya para terminar, recomiendo más la colaboración que hizo con Pedrina, en la que si es posible contemplar sus cualidades artísticas. Aquí si juzguen ustedes.
- Paulo Londra: Más que reggaetonero, es un trapero (ba dumm tsss). Desde Argentina para el mundo, viene uno de los fenómenos más recientes de la música urbana en América Latina, el cual tengo que admitir que tiene un gran potencial como intérprete. Eso sí, personalmente no es que me agrade tanto el concepto musical en el que se ve envuelto (considerando que otros muchachos como ha$lopablito me parecen más creativos), pero no lo desarrolla tan mal. Algo es algo, aunque peor es nada, y para mi no se acerca en lo absoluto al galardón.
- Nella: No sé exactamente por qué, pero la voz quebrada de esta señorita me recuerda un montón a las soneras cubanas, junto con aquellas voces desgarradas tales como Violeta Parra, o similares. Proveniente de Islas Margarita y graduada de Berklee College, nos encontramos frente a la intérprete más reciente dentro de la industria musical, aunque eso no le quita mérito en lo absoluto. El folclor latinoamericano está en las venas de esta chica, a la que le veo un futuro muy prometedor sin que le sea necesario pegarse a tendencias de popularidad efímera. ¡Buena candidata!
2. Canción del Año: Premia al intérprete y al compositor del single en cuestión.
- Desconstrução (Tiago Iorc): Por supuesto que tenía que estar la cuota brasileña, la cual seguramente no va a ganar. Eso es triste, puesto que el talento brasileño debería tenerse más en cuenta dentro de las categorías principales, ¿No creen? Ya hablando de la canción como tal, es una historia fuerte que es posible ubicar en cualquier punto de la realidad actual, en la que las redes sociales han servido como medio en el que las personas presumen o aparentan unas vidas y cuerpos de ensueño, mientras lo que hay detrás es algo diametralmente opuesto. En concreto, una deconstrucción dada a partir de una falsa aceptación que no tuvo una niña de parte de los usuarios virtuales. El tono es oscuro, y el ambiente es depresivo, acorde a lo que desea transmitir la canción. La voz no es memorable, pero acompaña de forma aceptable a todo lo referente a la letra. ¡Tan fuerte como tensionante!
- Kitipun (Juan Luis Guerra): Después de cinco años sin nuevo contenido, el artista de la bachata regresa con parte del romanticismo que lo caracterizó en sus años dorados mezclado con un apartado de detalles y referencias que no dejan indiferente a cualquier persona curiosa que lo escucha. El nombre choca al principio, pero después se logra entender el encanto del mismo, y del ritmo tradicional de bachata adornado con instrumentos acústicos como sintéticos. Definitivamente, el maestro no decepciona con las novedades que trae, las cuales se van adaptando a los nuevos tiempos sin perder la originalidad. ¡Mi virtual ganador!
- Un Año (Sebastián Yatra y Reik): No es de mis favoritas, pero sería caradura no admitir la calidad que hay en esta canción. Sebastián Yatra vuelve a inmiscuirse en el pop y las baladas contemporáneas con una letra que trasciende las distancias y el tiempo, sin que el amor se desvanezca. De hecho, la voz del paisa goza de cierta versatilidad que no se debe pasar por alto. Por otro lado, Reik no agrega ni quita, siendo más bien X durante la melodía… Algo triste, teniendo en cuenta que en sus primeros años, el grupo mexicano si contaba con un valor agregado que lo diferenciaba de otras bandas similares como Camila. Es una fuerte candidata a ganar, y no me molestaría si lo hiciera.
- El País (Rubén Blades): No sé qué opinar respecto a esta canción. Es una crítica social frente a la pobreza y corrupción de todas las comunidades latinoamericanas, envuelta en un ambiente de jazz y blues al que no estamos acostumbrados por parte de Rubén. La voz del hombre se le nota decaída, y no sale de una zona de confort en la que los agudos no existen y el status quo es la regla. No es una mala canción, y el apartado instrumental hace méritos para eso; pero me parece que es un producto insuficiente como para alguien de la talla del señor Blades.
- Calma (Pedro Capó): Como para variar, hablemos de los puntos buenos de esta viralidad musical → La versión original, a diferencia del remix, conserva cierta naturalidad respecto al entorno tropical que pretende evocar, además de que la voz del hombre no es tan insoportable como la de otros exponentes de esta mezcolanza entre pop y reggaeton. Y de lo malo, pues están la letra, la instrumentación y el reiterado problema de la repetitividad en el contenido. ¿Pegadizo? Quizás, pero a costa de que la melodía se pueda “quemar” rápidamente. Un “meh”, y me estoy arriesgando.
- Mi Persona Favorita (Alejandro Sanz y Camila Cabello): Es agradable de escuchar, e incluso tiene méritos para ganar más allá de la aparición de la joven cubana más amada en Gringolandia. La armonía entre las dos voces es muy interesante, contrastando la suavidad de Camila con los desgarros de Sanz. La letra… pues está bien. Es tierna, pero no sé… Quizás es muy exagerada emocionalmente, o quizás soy muy quisquilloso con cada detalle. Está… bien!
- Querer Mejor (Juanes y Alessia Cara): Comparada con los últimos lanzamientos de Juanes, este brilla de una forma despampanante. Digo, no es la gran cosa; pero sigue siendo una joya bonita que se enfoca en la armonía entre las voces de ambos cantantes, relegando los arreglos instrumentales a un segundo o casi un tercer plano. Aunque el tema que se desprende de la letra ya no conserva originalidad alguna (el amor, mor, mor), está armada con una poesía simple y precisa al mismo tiempo. No pienso que merece ganar, pero eso no le quita virtudes referentes a su aceptable calidad.
Las tres siguientes candidatas están enmarcado en un mismo ritmo lento de pop latino, casi balada; el cual se enfoca en el mismo tema repetitivo. No son obras malas, pero si es notable la reiteración en estas últimas propuestas
- Quédate (Kany García y Tommy Torres): Aprecio más esta colaboración debida a que trata el romanticismo desde una perspectiva más realista, denotando el cansancio en el que una relación puede caer en cuestión de tiempo. La armonía entre las voces está desbalanceada, siendo Tommy Torres el gran afectado. Nunca es tarde para conocer y admirar cualquier tipo de música, pero por alguna razón siento que esta reliquia pertenece a un pasado que jamás volverá. Es un aspirante que tiene posibilidades, pero no sé hasta qué punto puede ser mejor que algunas tonadas vistas con anterioridad.
- No tengo nada (Alejandro Sanz): Lo único que destaca exageradamente es la voz de Sanz, que al parecer no ha envejecido y suena exactamente igual que en los últimos 20 años -algo acertado, puesto que facilita desgarros y variaciones que no serían tan interesantes en voces genéricas-. Es una especie de “No tengo dinero, ni nada quedar”, que se orienta más a la parte romántica y apasionada cuya aptitud descriptiva es atractiva, pero que resulta menos memorable que las composiciones de Sanz en sus mejores años. A mi parecer, no merece el galardón.
- Ven (Fonseca): Con un tinte más sinfónico, se nos presenta esta combinación entre lejanía y nostalgia que se enmarca en el mismo contexto del amor. La voz no tiene momentos significativos dentro de la canción y la letra es altamente diabética (algo que no es necesariamente malo… Al parecer, Fonseca tomó el lugar que tenía Kany Garcia el año pasado). A pesar de todo, se rescatan fragmentos en los que las referencias y los fenómenos raros son los protagonistas. Buena melodía, pero no es mi favorita.
3. Grabación del Año: Premia al intérprete y al equipo de producción del sencillo.
- Aute Cuture (Rosalía): Después de aquel tesoro llamado El Mal Querer y de la moda ridícula establecida en Con Altura, Rosalía regresa con otra melodía pegajosa y reflexiva, la cual es posible interpretar como una descripción de sí misma, su éxito y sus cualidades notadas por sus allegados. Carece de la variedad de detalles que causaron la impresión positiva que tuvo Malamente en su momento, pero no deja de ser una buena canción para pasar el rato. Además, la voz de la dama sigue siendo tan destacable como siempre.
- Mi Persona Favorita (Alejandro Sanz y Camila Cabello): Ya hablé de esta. Bien, a secas.
- La Plata (Juanes y Lalo Ebratt): Un experimento interesante que pretende crear una especie de híbrido entre el vallenato, los sonidos urbanos y una pizca de cumbia. La letra se sale de los clichés románticos y/o “rebeldes” de las canciones “trendy” y logra sacarle una sonrisa hasta al más puritano de los géneros musicales. Incluso la participación de Lalo Ebratt es aceptable, teniendo un sello único identitario a la hora de hacer su interpretación. No la prefiero como ganadora, pero es un buen producto.
- Parecen Viernes (Marc Anthony): Yo creo que muchos seguidores del salsero se preguntaban en qué momento se le iba a terminar la originalidad… Creo que el momento ha llegado. Y es que la melodía instrumental más parece una versión 2.0 de Vivir mi Vida que cualquier otra cosa. Por suerte, ese dembow del principio es sólo para distraer, porque en caso contrario hubiera sido la pérdida de dignidad más grande de la historia reciente de la música latina. Y la letra no está mal… Tan sólo es un refrito de todas aquellas líricas de su época dorada, enfocadas en la descripción de la mujer como un fruto prohibido vital para la supervivencia. Lo siento Marco Antonio, pero has perdido el toque.
- Verdades Afiladas (Andrés Calamaro): El regreso de Calamaro trajo más luces que sombras, por fortuna. ¿La letra? Considera mejor que desarrolla mejor el tema del fruto prohibido, al relacionarlo con los fenómenos de la vida, el cómo de las realidades, las sensaciones dolorosas e incómodas, y finalizar con un golpe de gracia. ¿La instrumentación? Genial, arreglos clásicos a los que la guitarra otorga variedad en cada segundo. La coartada de esta reliquia se encuentra en la interpretación vocal, en la cual es notable la pérdida de calidad de Calamaro con el paso de los años. No obstante, sus puntos buenos todavía siguen teniendo bastante peso. ¡Un buen contendiente!
- Kitipun (Juan Luis Guerra): Ya comenté lo necesario. ¡Mi virtual ganador!
- Ahí Ahí (Vicente García): Lo lamento con toda mi alma, debido a que el infiel favorito de toda Latinoamérica unida me parece un artista muy completo, pero las líricas de esta canción ya están lo suficientemente desgastadas, y no ofrece algún valor agregado respecto a mejores creaciones de Vicente García como Dulcito e Coco o Loma de Cayenas. Por otro lado, esa combinación rara entre trap y bachata es agradable de oír, debido a que es una situación orgánica que permite abrir un mar de posibilidades frente a lo que se puede hacer con una buena bachata en la actualidad. Y la voz de Vicente… inigualable, al punto de que no haber objeciones al respecto. Al final, es complicado decir si tiene el mérito de coronarse, pero le doy el pase por los logros a nivel instrumental, rítmico y vocal.
- No Tengo Nada (Alejandro Sanz): Ya opine sobre esta. No merece el premio, pero está lejos de ser mala.
- Cobarde (Ximena Sariñana): ¿Los finales pueden ser difíciles, no creen? Así llega a ser esta composición creada por el dúo dinámico Mauricio Rengifo-Andrés Torres, la cual otorga una bocanada de aire fresco a tanto amor y pasión desbordante. De hecho, se refleja todo lo contrario en esta melodía, en la que se lidia con la falta de sinceridad, la fugacidad y la impotencia. La voz de Ximena explota sus capacidades de una forma lo suficientemente particular, y la instrumentación tiene un impacto muy limitado. ¡Un lindo contenido, aunque no es de mis favoritas!
- Querer Mejor (Juanes y Alessia Cara): Ya me referí a esta. Aceptable, tendiendo a más!
4. Álbum del Año: Otorgado al intérprete y al equipo de producción del disco entero.
Nota: Sólo coloco un fragmento (o sencillo) del álbum, que sirve como primer vistazo para conocer el material.
- #Eldisco (Alejandro Sanz): Un híbrido entre balada y trap. Con el apoyo de Residente para potenciar el trap, y con el feat de Camila Cabello para las interpretaciones más lentas, este trabajo discográfico goza de factores muy decisivos de calidad… Bueno, no tanto. No me lo malinterpreten, es bueno y tiene un valor agregado especial; pero se queda corto respecto a la repetitividad de las baladas y una exploración inicial de aquel ritmo urbano que puede tener mejoras en el futuro. No debería ganar el galardón, pero eso no le quita que sea un buen disco.
- ¿Dónde bailarán las niñas? (Ximena Sariñana): Un álbum difícil de digerir en principio. ¿Hay sonidos urbanos? Por supuesto ¿Ximena está haciendo reggaeton? Claro que no. De hecho, el uso del dembow por parte de la intérprete no pretende imitar la moda de la actualidad, sino que más bien desea crear un estilo propio y lo suficientemente original. La sinergia entre ritmos resulta en un proyecto con una sustancia atractiva y bien armada. La voz de Ximena merece un reconocimiento especial por la versatilidad que maneja. ¡Un buen album!
- Agustín (Fonseca): La incursión del reggaeton y de una mezcla de este con el estilo tropical es algo que es inevitable para la carrera de Juan Fernando Fonseca, quién ya se desprende casi en su totalidad del recién resucitado Tropipop para abordar las últimas tendencias de la industria musical… Pero con más sombras que luces. Los colaboradores no brillan mucho dentro del disco, por más nombres destacados que existan (Véase Ana Torroja o Kinky), y las líricas por su profundidad, temática o tenacidad… De hecho, son muy simplonas salvo ciertas excepciones, lamentablemente. En definitiva, no merece ganar.
- Cargar la Suerte (Andrés Calamaro): Rock en español, blues y baladas para recordar los viejos tiempos, pero con letras renovadas → Así puedo definir el nuevo contenido de Calamaro, el cual goza de unas líricas interesantes cuya rebeldía y críticas al comportamiento no pueden pasar desapercibidas. No cuenta con algún elemento que termine de convencerme acerca de la excepcionalidad del disco, aunque no deja de ser una gran ganancia para el rock de la actualidad.
- El Mal Querer (Rosalía): Aquel larga duración que trascendió de una manera sorprendente hasta para la misma Rosalía. El proyecto de grado de la susodicha está inspirado en una novela del siglo XIII titulada Flamenca, en la que expresa el calvario de una mujer durante su matrimonio. Un producto innovador respecto al uso de instrumentos, compases e interpretación vocal, enmarcado en el pop… Sí, esto es un disco de pop… Claro, con rastros de trap y música árabe, pero a la final es pop. Ya le hice una reseña (Que pueden ver clickeando aquí) analizándolo en su totalidad. ¡Uno de mis virtuales ganadores!
- Fantasía (Sebastián Yatra): Un álbum entero de pop por parte de Sebastián Yatra… Bueno, no sé qué decir exactamente… Está mejor que Mantra debido a que las fallas presentes son menores a las de su primer disco de larga duración, además de que es posible notar una clara evolución en letras de un año a otro → Bien por Yatra, quién además agregó colaboraciones bastante valiosas, unas cuantas buenas, otras más indiferentes y Camilo Echeverry… Por Dios, después de escucharlo cantar ya no me interesa seguir su carrera interpretativa ni porque sea obligado a ello. Ya que, es harina de otro costal. Un disco bueno, pero hasta ahí.
- Más de mi (Tony Succar): Otro trabajo discográfico con todas las de la ley, como decimos en Colombia. La salsa es el núcleo de todo, pero a partir de ahí se desprenden exploraciones a distintos géneros que pueden variar desde el sinfónico hasta el perreo intenso; sin embargo, todo está bien armado y estructurado para que la cohesión sea casi perfecta. El proyecto cuenta también con la participación estelar del letrista Jorge Luis Piloto, autor de éxitos como “Yo no sé mañana” o “Día tras día”, el cual explota todo su talento en otro superproyecto de los que les encanta a Tony Succar. ¡Un hit increíble, digno merecedor!
- Paraiso Road Gang (Ruben Blades): Ya sé, ya sé lo que dije sobre El País. No obstante, el caso con el disco entero de Rubén es diferente. Es un disco experimental para el poeta de la salsa, en donde es posible reconocer ritmos latinoamericanos de gran trascendencia, combinados con la conciencia del reggae y el rap, aderezado con rock en español, baladas y música funky para culminar con broche de oro. El tema central se basa en una crítica social hacia todos los errores de la historia panameña en términos económicos, políticos e incluso culturales. La colaboración e impulso por parte de otros intérpretes panameños es un plus digno de apreciarse. ¡Discazo también merecedor!
- Vida (Luis Fonsi): Album de tres caras. Por un lado, están los sencillos supervirales tipo “Echame la Culpa” o la canción innombrable, las cuales hicieron un daño irreversible a la trayectoria artística de Fonsi. Por el otro, están canciones de corte tropical las cuales considero que se asemejan demasiado a lo que hizo Pablo Alborán con “No vaya a ser” (ni siquiera hay innovación, es pura réplica). Por último, están las clásicas baladas que el intérprete no abandonó por mera nostalgia o quizás porque eran lo único que realmente sostenían este trabajo discográfico. No es un disco bueno, y no merece el galardón ni por equivocación.
- Visceral (Paula Arenas): Es uno de esos discos que agradezco ampliamente que existan, debido a la variedad de ritmos que aborda y a lo polifacética que puede ser la composición de Paula Arenas y la intervención de sus dos invitados: Santiago Cruz y Diana Fuentes (cuya participación complementa la esencia difusa que se desea transmitir). El legado que empieza a construir esta muchacha viene compuesto por bachata, cumbia, pop, tropical y principios de electrónica; agradable de escuchar y de sentir. Sólo un reparo: En las primeras canciones aún no posee una identidad propia, cayendo en un parecido a Ximena Sariñana muy notable; pero afortunadamente se va corrigiendo esto en los siguientes tracks. ¡Muy buen producto!
¿Más variedad y mayor oferta de géneros, ritmos y estilos particulares? Por supuesto, y me alegra un montón que cada vez más fragmentos de la identidad latina sean reconocidos en la academia. ¡Un enorme acierto, si me lo preguntan!
Aquí termino este artículo un poco extenso. Deseo éxitos a los nominados y que gane aquel de mayor merecimiento (Por favor, que así sea… Oremos, amén). ¡Nos vemos en una próxima ocasión!
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“Ahora el fin marca un nuevo inicio”
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