¡Bienvenidos otra vez a esta dimensión!
Siendo este el último artículo del año, quiero
dedicarle este espacio a hacerle una revisión al recién publicado documental de
Netflix que trata la historia del Rock en América Latina: Rompan Todo. En redes
sociales se ha tratado el tema por multitud de personas y se pueden presenciar
tanto críticas justificadas a la estructura de la miniserie, como opiniones
descabelladas realizadas por gente que ni siquiera se ha tomado la molestia de
ver el documental en al menos una ocasión.
Más allá de lo sucedido en redes, y con el ánimo de
que este también sea un espacio para compartir percepciones y juicios acerca de
este material; hoy veremos los puntos positivos y negativos de la idea
concebida por Nicolas Entel y Picky Talarico.
Discúlpenme si no menciono a todas las agrupaciones
dentro del artículo, pero quiero enfocarme más hacia las fortalezas y
debilidades del documental en general. Sólo en casos específicos mencionaré el
nombre de algunas. Gracias por entender y empecemos de una vez.
Advertencia: Esta columna puede tener spoilers acerca
de Rompan Todo y los temas que trató u omitió en sus seis capítulos. Si
quieren, pueden verla y regresar apenas la terminen. Si no, continuemos.
En principio, no me alcanzo a imaginar la labor
titánica de organizar la vasta historia del rock latinoamericano para narrarla
de una manera coherente y temporalmente acertada. Así mismo, conseguir los
testimonios de tantos íconos del género, considerando sus ocupadas agendas y su
disposición para participar no es una tarea sencilla. Y como cereza sobre el
pastel, la obtención de registros fotográficos y archivos audiovisuales de los
últimos 60 años en más de cinco países debió ser un dolor de cabeza para sus
creadores.
Pero por fortuna, el esfuerzo se ve retribuido en los
primeros cuatro capítulos, en los que la historia se desarrolla a un ritmo
mediano que intenta abordar a cada una de las agrupaciones partícipes del
movimiento en las décadas del 60’, 70’, 80’ y hasta un poco de los 90’. Uno de los
reclamos que presencié en los grupos de debate de Facebook era el tiempo “insignificante”
dedicado a cada una de las bandas, pero se debe tener en cuenta que se distribuyó
de forma casi equitativa el espacio en pantalla para una inmensa cantidad de
grupos. Por ejemplo: si se le quería dar más minutos a Molotov, entonces
también Illya Kuryaki y La Lupita deberían contar con más apariciones. Eso sí,
más adelante veremos casos específicos en los que verdaderamente no se dio la
relevancia adecuada a ciertas figuras del rock latinoamericano.
Resaltan las apariciones de Luis Alberto Spinetta,
Charly García, Los Jaivas y El Tri como iniciadores del fenómeno artístico; así
como Ritchie Valens, Los Saicos, además de múltiples bandas mexicanas y
argentinas que fungieron como precursores de todas las subdivisiones y
derivados de la larga historia del género. Por otra parte, las manifestaciones
sociales desarrolladas en cada uno de los países se presentaron como el
trasfondo necesario para que se formara la identidad del rock en la región
hispanoparlante de América: una con mayores restricciones territoriales, llena
de dificultades para salir a flote y acompañada de influencias autóctonas de
cada territorio.
Una característica que me fascinó de la miniserie (y
que fastidió a ciertos puristas) fue el hecho de incluir compositores que
no tuvieron un contacto directo con el movimiento, pero que lograron
influenciar en el concepto del mismo. Ahí encontramos a Víctor Jara y a Calle
13, íconos de la canción folclórica y el reggaetón alternativo,
respectivamente; pero que con su trayectoria alcanzaron a impactar la dinámica
del rock latino en sus respectivas épocas. Quizás Bomba Estéreo también podría
ser un ejemplo de lo descrito con anterioridad, pero a diferencia de los casos
anteriores, no evidencio en su discografía alguna estructura cercana o
influyente para el género a nivel continental, por lo que me parece injustificada
su aparición.
Más adelante, nos podemos dar cuenta que el intérprete
más homenajeado y referido durante el documental resulta ser uno que lo tiene
muy bien merecido. Y es que el hecho de ser fan del cantautor no me impide
afirmar objetivamente que Gustavo Cerati marcó un antes y un después para la
música. Tal como se retrata en el material audiovisual, Soda Stereo fue la primera
agrupación latina en conquistar todo el continente con sus melodías, sus
álbumes y sus giras que fueron pioneras para la región respecto a su duración,
las ciudades visitadas y el impacto que resultó de ellas. Desafortunadamente,
tratan el tema de Gus, Charly y Zeta más como un experimento de marketing
internacional, que como una innovación en la composición y difusión musical. Si
me lo preguntan, fue un tanto de las dos, debido a que sin la calidad artística
no se hubiera logrado la oportunidad de trascender más allá de las fronteras
argentinas; y así mismo, la promoción desde México hasta La Patagonia potenció el
impacto del trabajo musical desarrollado por el trío bonaerense.
Para finalizar con el tema de Cerati, también trataron
lo que conllevó el “Último Concierto” de Soda, además de sus dos últimos discos
solistas y su inolvidable colaboración con el grupo de tango electrónico
Bajofondo. Me siento satisfecho de que le hayan dado un buen nivel de detalle a
Gustavo; considerando que la mayoría de grupos mencionados en el documental no
sobrepasan los tres minutos de atención.
Otra queja que he visto frecuentemente es acerca de la
aparición de España dentro del documental, debido a que las apariciones de
agrupaciones de dicho país son más bien anecdóticas dentro del material
audiovisual e íconos de alta relevancia como Héroes del Silencio se encuentran
ausentes. Sin embargo, no me parece algo equivocado, debido a que la premisa
inicial de la miniserie se enfocó en el rock hispanoparlante del continente
americano, por lo que la movida ibérica no estaría obligada a hacer acto de
presencia. Considerando esto último, si hay algunos grupos que tienen su
espacio en pantalla, pero más por el furor suscitado en ideas como “Rock en tu
idioma” o festivales como “El concierto de conciertos” (sí, ya sé, artículo pendiente), siendo uno de ellos Los Toreros
Muertos. Pero ya establecido el concepto original de Picky Talarico y
Nicolás Entel, no tengo líos con este detalle.
Pasando a temas agridulces, quiero referirme a otras
bandas que recibieron una importancia mayor a la del promedio en el documental:
Los Prisioneros y Caif… ¿Maná? ¿Qué demonios?
Hablando con sinceridad, no me parece inadecuada ni insultante
la aparición de Maná en Rompan Todo. Es un grupo que sobresalió en México con
unos discos que los llevaron a la cima de la popularidad, y que supieron
transmitir las emociones juveniles de principios de los 90’s en forma de
melodías pegajosas. Ese no es el problema. ¿Pero por qué ******* le dan tanto
tiempo en pantalla al proyecto liderado por Fher Olvera? Maná nunca se
reinventó, ni mejoró, ni modificó su fórmula. Solamente se estancaron en un
punto del que no han podido escapar en más de 20 años: tramas adolescentes,
baladas románticas que suenan igual, y un concepto auditivo tan refundido hasta
el punto de llegar a una dolorosa colaboración con Steve Aoki… Escucho de nuevo
esa cosa y me da vergüenza ajena.
En el documental admiten que Maná no es el mejor
grupo, pero que merece ser destacado por su éxito en ventas. Pero si es así,
entonces porque no incluyeron carreras de mejor calidad y de mayor éxito como los
inicios solistas de Shakira y Juanes, quienes se apegaron bastante al rock. Aspectos
como esos me confirman que más allá de que me haya entretenido con la
miniserie, esta tiene fallas que pueden ser chocantes a la hora de revisitarla.
Más tarde, cuando lleguemos a los puntos nefastos, hablaré más a fondo de la
ausencia del dúo dinámico de Colombia.
En un rincón más amable, tenemos a Los Prisioneros, la
voz de los 80’s, los íconos de aquellos ciudadanos que no tenían los medios
para expresarse en una época de represión severa. Sus tres primeros álbumes
abordaban esa vida juvenil en medio de una dictadura: crítica social,
situaciones juveniles, burlas y sátiras a las realidades de la época, himnos de
la cultura latinoamericana. En fin, un compilado de inmensa calidad. No
obstante, de 1988 para adelante no se contó nada más acerca de la banda. Ni
Tren al Sur, ni Estrechez de Corazón, ni Corazones Rojos, ni el reencuentro del
2001… Y lo peor es que con su cuarto disco, Corazones, se dieron a conocer a
una medida más internacional, por lo que debería haber algo de eso en el
documental. ¿No creen?
Y para cerrar con la santísima trinidad del rock
latino (conformada también por Soda y Los Prisioneros), está Caifanes. Y con
esto entramos a los puntos malos de Rompan Todo, puesto que de Caifanes hay una
única mención de un minuto o menos refiriéndose al inicio de su historia con el
cover de La Negra Tomasa. Pero de resto, no hay nada más. No hay El Diablito,
no hay El Silencio, no hay Unplugged… Cuando te pones a pensar que de Maná se
refieren a por lo menos 10 años de historia, y de Caifanes sólo uno, sabes que
hay otro problema con este documental.
Desde el capítulo cinco en adelante, las fallas se van
notando más y el ritmo acelerado se convierte en una regla muy notable. En la
década de los 90 nos muestran el legado que han dejado proyectos como Café
Tacvba, Los Tres, Fito Páez, Aterciopelados e incluso Illya Kuryaki and the
Valderramas desde unos tiernos 15 años de edad en promedio. Y llega otra
ausencia grave originada por estos años: Rock al Parque. El festival insignia
del género más grande de América Latina no aparece por ningún lado; y para más
colmo, solo hay breves menciones a aquellos grupos (a excepción del dúo de
Andrea y Héctor) que promovieron el principio de dicho evento. Como que el peso
de R.A.P. es mínimo para los creadores de Rompan Todo, lo cual es un error garrafal
que muestra la poca importancia que les dieron a países que no fueran
Argentina, Chile o México. Lamentable.
Y esto último es un error que se repite durante la
totalidad del material audiovisual. El fin del documental también debió ser la
exploración de la historia del género en países diferentes a los tres
mencionados. A duras penas mencionan a Colombia, Perú y Uruguay; pero no se
encuentra casi nada de información acerca del rock en los demás territorios de
América Latina. Admito que el impacto mediático de los mismos puede no ser tan
grande como el de Argentina, pero al menos merecían el reconocimiento de
enriquecer el estilo y el alcance del movimiento. Injusto por donde se le vea.
De igual manera, si hablaron de MTV Latinoamérica y su importancia a la hora de promover los talentos de la región, ¿Por qué no se refirieron directamente a aquellos recitales que la cadena televisiva patrocinó directamente para la consolidación de los artistas? Al igual que Rock al Parque, los MTV Unplugged de intérpretes latinoamericanos no son presentados en ningún momento, siendo que estos también fueron grandes plataformas para expandir el impacto de múltiples proyectos. Considero que esta parte era imprescindible en el documental, debido a que estas presentaciones permitían mostrar nuevas facetas de las agrupaciones, ya sean de mayor introspección o cercanía con el público. Otra omisión inexplicable.
Y la mayor equivocación que comete Rompan Todo es
ignorar la historia del fenómeno rockero en el nuevo milenio. Parece como si no
hubieran surgido más bandas después del año 2000, porque a excepción de Zoé, La
Vela Puerca o Julieta Venegas (esta última más enmarcada en el pop), hay poco o
nada acerca de lo sucedido con el rock en esta década. Lo peor del caso es que
algunos de los invitados de este proyecto forman parte de lo acontecido en los
años más recientes del género, y ni una sola referencia. El Cuarteto de Nos,
Juanes, Kinky, Don Tetto… Había mucha tela de donde cortar, pero el cierre de
la miniserie se siente tan abrupto como insatisfactorio.
Y si de los años 2000 hay escasez de contenido, de los
2010’s sencillamente no hay nada. A pesar de que en la actualidad no haya
surgido una superestrella rockera que impacte a todo el continente, si hay
varios nichos en cada país que aún sostienen el género al ofrecer propuestas con
una esencia única y una innovación notable. Casos como los de Usted Señálemelo,
Porter, Telebit, entre otros, aún dan de que hablar a este fenómeno artístico.
Pero los desarrolladores del documental prefirieron seguir explotando la
nostalgia y dejar la serie en un punto ambiguo, evadiendo gran parte de lo
sucedido en los últimos 20 años.
Una persona especial y muy cercana me dijo lo
siguiente acerca de Rompan Todo: “Tal vez se quedaron sin dinero y no quisieron
gastar más”. No es una teoría descabellada, porque la inversión en los archivos
históricos sumada a la presencia de famosas figuras del género debió tener un
costo bastante elevado, y suspender el proyecto de forma repentina va más allá
de la flojera que tuviera el equipo creativo para continuar. Sí, creo que me
conformo con esta teoría. ¡Muchas gracias!
Ya hemos recorrido los punto fuertes, débiles y
agridulces de toda la miniserie, así que a continuación veremos la conclusión en
lo que respecta a la calidad de la serie y su alcance en cuanto a lo
informativo que puede llegar a ser.
Rompan Todo es un buen trabajo audiovisual en lo que respecta a conocer los puntos más significativos e influyentes del rock latinoamericano desde los años 60’s hasta el fin de siglo. Ofrece un contexto muy bien establecido y testimonios que enriquecen el conocimiento de la historia de aquel fenómeno que cambió para siempre la vida de los habitantes de esta gran región. Sin embargo, el documental se queda corto al pretender abarcar la historia entera del género: omite ciertos países y eventos que fueron también representativos para el desarrollo del movimiento; además de saltarse los hechos y protagonistas que tomaron lugar después del año 2000, salvo específicas excepciones.
Es un programa para pasar el rato y reforzar la
nostalgia, pero definitivamente se podría haber hecho un mejor trabajo con una
mejor distribución de tiempo, un par de capítulos más o mayor reconocimiento a
quiénes lo merecían y tristemente no lo tuvieron. Espero que esos defectos
queden como enseñanza para próximos trabajos relacionados con el rock en
español o derivados creados por los productores de esta miniserie.
Aquí termina el último artículo del año. Dejen sus
opiniones en la parte inferior de la página para que compartamos ideas entre
todos. ¡Les deseo un 2021 lleno de muchos éxitos! ¡Hasta otra ocasión!
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¡Los finales siempre marcan nuevos comienzos!