5.31.2019

Árbol Naranja: Emprendimiento con alma independiente

Doy créditos a Jorge Jiménez, quién es la fuente de la mayor parte de la información que está contenida en el siguiente artículo. ¡Muchas gracias, Jorge!


La evolución de la industria musical colombiana ha sido acelerada en lo que respecta a estos últimos 25 años. El país pasó de ser un destino poco atractivo en el que la violencia de los años 90 espantaba a casi todos los interesados en la producción artística, a uno de los pivotes sonoros más importantes de América Latina en la presente década.


En medio de esta transformación, se originó un proyecto independiente a todos los grandes conglomerados que hacen parte del medio. El gestor de esta idea aceptó una entrevista para que los lectores de esta columna particular puedan conocer todo lo relacionado con este emprendimiento, símbolo de la metamorfosis de Colombia como ícono del sonido latinoamericano: Árbol Naranja.




Árbol Naranja, un sello icónico que va a cumplir 13 años de existencia.



Una conversación amena con Jorge Jiménez, la mente maestra que encabeza esta importante organización, es el hilo conductor que nos va a introducir en las entrañas de este árbol: Su origen, su razón de ser, su crecimiento a lo largo de los años y su futuro. A continuación, se van a mostrar diversos datos informativos con los que Jorge nos guía a lo largo de este concepto significativo para la industria musical de Colombia.


El origen: Jorge Jiménez y el nacimiento del árbol.


Nació en Turmequé, Boyacá; y desde temprana edad trabajó en varias labores para tener un sustento propio: desde pintar casas, pasando por la atención en bares y la conducción de taxi, hasta ser cajero en los almacenes Éxito del exclusivo barrio La Colina en Bogotá. El instinto por crear sus propios negocios también se desarrolló desde sus primeros años. De hecho, el mismo Jorge comenta que “cuando uno es boyacense, uno tiene en la sangre ese olfato para ese tipo de cosas”; algo razonable cuando se considera que lo anterior significa crecer en un ambiente donde el comercio y el “rebusque” son el pan de cada día.


Estudió fotografía y cine en su juventud, pero se encontró de frente con la música por obra de la casualidad. El proyecto de unas salas de ensayo junto a otros socios en Bulevar Niza no había funcionado, pero Jorge quiso reintentar dicha propuesta con un amigo muy cercano con el que se idearon también una agencia de publicidad y realización audiovisual ubicada en una casa en arriendo en el barrio San Luis de Bogotá. El negocio de las salas fue creciendo a tal punto que sus gestores evidenciaron lo que sucedía alrededor de la música, protagonista de aquellos espacios.




Todo comenzó con unas salas de ensayo...



¿Cuáles son las unidades de negocio que funcionaban en la música? ¿Qué más hacen los músicos aparte de ensayar? ¿Cuáles son otras necesidades que estos artistas requerían satisfacer? Estas preguntas (y un montón adicional) fueron las cuestiones en las que pensaba todo el equipo de trabajo junto a Jorge, los cuales se involucraron en implementar todos los servicios necesarios para que los intérpretes se desenvuelvan de manera completa: estudios de grabación, management, backline, estrategias digitales, trabajos con festivales… En pocas palabras, generar beneficios alrededor de todo lo que implica este medio artístico.

El desafío más grande radicó en el propio hecho de ser independiente: no estar ligado a las grandes compañías que operan en esta industria creativa, además de no contar con las herramientas suficientes para sobrevivir económicamente en el largo plazo. Acerca de esta situación, Jorge comenta lo siguiente:

“Ser empresario en Colombia es un reto. Las leyes colombianas son muy fuertes con el empresario, mucho más con el emprendedor”.

Aires artísticos, aires sonoros.

Los tres primeros años de Árbol Naranja se generaban ganancias que no alcanzaban a cubrir un salario mínimo. Se presentaron quiebras en múltiples momentos de vida de la organización, robos, pérdidas, entre otros infortunios. ¿Qué mantenía firme este proyecto? La fe que sus gestores tenían en el futuro éxito que podía obtener esta empresa naciente a partir del cuarto arte; la pasión por el arte que se promovía. En definitiva, resulta ser cierta otra frase de Jorge que dicta lo siguiente:

“Los negocios no se hacen con dinero. Los negocios se hacen simplemente con voluntad”.

Con una fuerte voluntad de seguir adelante, el proyecto continuó su camino hasta convertirse en el ícono de la escena independiente de este país. Factores importantes a destacar: la pasión, la fe, la voluntad y la increíble perseverancia que permite que a día de hoy se cuente con un espacio dedicado a los menesteres de la música.

Un entorno cambiante

Desde la fundación de Árbol en 2006 hasta la actualidad, se han presentado múltiples cambios en la escena musical de los cuales ha hecho parte esta empresa. Cada día existen más canales que muestran los diferentes talentos que están presentes en Colombia, respecto a 20 años atrás en los que la radio y la televisión eran los únicos medios de difusión masiva… sin mencionar los bares, en los que cantantes poco conocidos empezaron a ofrecer presentaciones en vivo.


La inversión crece más y más en una industria prometedora

También ha habido un crecimiento en la inversión destinada a la industria musical, reflejada en la cantidad de festivales que existen actualmente en el país. ¿Razones? En palabras de Jorge Jiménez:

“El círculo de interesados ha explotado, de tal manera que entre todos se genera una visión talentosa: Artista, manager, público, empresario, marcas, clientes. Hay mucha gente mirando al mismo punto”.

¿Referentes? Existen bastantes. En la óptica del gestor de Árbol Naranja, es posible destacar a las personas detrás de Páramo, que han generado crecimiento a partir de industrias pequeñas; de hecho, llegar a tener espacios representativos para la escena musical como el Estéreo Picnic es digno de admirar. No hay que olvidar la inversión pública, que de la mano de Idartes trae cada año el festival más importante de Colombia: Rock al Parque. También resaltan organizaciones extranjeras que han invertido en diversos eventos que nutren el medio. Básicamente, cada actor y cada componente es influyente en el desarrollo de la cultura y el entretenimiento.


Rock al Parque, el escenario musical más importante en Colombia

Así mismo, se presentan dos caras por las que se mueve el desempeño de los artistas a días de hoy:

1.  La profesionalización: Mayor estructuración en las presentaciones (con visuales y puestas en escena), ganando mayor acogida entre el público.

2.  La sencillez: Sin necesidad de shows costosos, los grupos difunden su contenido a través de redes sociales, obteniendo amplio recibimiento.


La importancia de Árbol Naranja puede sintetizarse en una palabra: Estructura. El trabajo que requiere un artista es enorme, por lo que surge la necesidad de tener un crew que lo pueda organizar, cómo cualquier empresa que necesita estar bien constituida. Incluso, Jorge agrega que los artistas ya se han dado cuenta que son una marca que debe gestionarse y posicionarse en un mercado competitivo.

Incluso, el alcance de esta empresa trasciende en cuanto a la producción de grandes festivales (los más destacables siendo el festival de teatro y el Estéreo Picnic). El público que se ha construido para los múltiples eventos varía desde los 18 años hasta los 40 años, mostrando un claro esfuerzo por consolidar los diferentes segmentos de consumo. Cada día es más evidente que la cultura de pagar por un espectáculo en vivo se amplía a más personas, permitiendo el fortalecimiento de la industria musical colombiana.

Esteman, uno de los íconos de los años más recientes en Colombia. Lleva su carrera de la mano de Árbol Naranja.

Para una organización que vio crecer en sus salas de ensayo a varios artistas que hoy son protagonistas de la escena musical en Colombia y América Latina, es satisfactorio ver la acogida que tiene cada uno en tarimas como la del Festival Estéreo Picnic. El espíritu de formar nuevos proyectos se complementa con la cooperación que hay entre diferentes individuos que le han aportado creatividad e ingenio al medio. No es sólo el hecho de que Arbol Naranja se ha consolidado, sino que la industria entera (bandas, cantantes, empresarios, productores, consumidores) ha crecido hasta posicionarse como un foco artístico en la región.

El arte de emprender de esta organización no sólo consiste en ser una marca llamada Árbol Naranja. Es un proyecto que se expande hacia diferentes ángulos con Casa Naranja (agencia de publicidad), Circuito Naranja (alquiler de equipo), Contenido Naranja (productora de conciertos) y De la Piña (sello discográfico). Eso sí, de acuerdo a lo dicho por Jorge respecto al núcleo del negocio:

“No se debe olvidar que el punto más representativo de la empresa han sido las salas de ensayo, puesto que con estas existió la introducción y posterior comprensión al mundo de la música: donde se encontró el talento, donde se comenzó”.

Trabajo continuo y un crecimiento orgánico a lo largo de trece años… Eso describe a plenitud la constancia de la que goza este proyecto.

Vistazos hacia el futuro

Uno de los mayores sueños con los que cuenta este proyecto es abrir una universidad (Nombre Clave: Ucronio) en donde se logre profesionalizar la industria musical emergente de Colombia con perfiles integrales para múltiples roles en la escena artística.

Árbol Naranja cuenta con el potencial para presentar un espacio de formación completa en el contexto artístico y técnico.

Otras expectativas recaen en la internacionalización de la organización, el cual es un proceso en ejecución porque ya existen colaboraciones de festivales en otros países como el Contracorriente. No obstante, el habilitar la presencia del sello en países claves de América Latina lograría potenciar el circuito musical de la región que ya ha dado sus primeros pasos con el festival ya mencionado; de hecho, la creación de sinergias es el plan ideal para un trabajo conjunto con los stakeholders de otros países.

Es difícil predecir con exactitud el comportamiento que va a tener la industria musical en Colombia y todo lo referente a festivales y conciertos. Sin embargo, es evidente que se presenta un crecimiento constante en el medio y cada vez existe un movimiento más rápido de conciertos y festivales que consoliden los distintos emprendimientos y proyectos sonoros fundados en las últimas décadas, con riesgo de una sobredemanda de conciertos y/o festivales. Ahí está el dato.

Reflexiones Finales

En definitiva, este emprendimiento realmente se arriesgó a grandes cosas durante su tiempo de existencia. Desde sus humildes comienzos con dos salas de ensayos, hasta sus grandes producciones de eventos en la actualidad; este Árbol ha sabido reinventarse a través de la comprensión de todos los actores interesados. Satisfacer necesidades, trabajar de forma continua y forjar el camino de la escena musical junto a otras almas innovadoras tiene mucho mérito en uno de los países actualmente insignia en la región, cuando se habla de música. Un ejemplo de perseverancia, pasión y renovación.

Gran experiencia. Bacana entrevista. Genial ambiente.

Alejandro Rico: Tengo una pregunta. ¿Tienes mucha pasión por lo que haces en este momento?
Jorge Jiménez: Por la razón que me levanto todos los días es por la pasión y la fuerza en todo lo que hago (...)  Esto no lo cuantifica la plata, sino el amor (...) Quiero ser reconocido como alguien que transformó la industria musical en Colombia. Eso quiero dejarle a mis hijos.


"Ahora el fin marca un nuevo inicio"

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