Saúl Hernández,
Alejandro Marcovich, Alfonso André, Sabo Romo, Diego Herrera. Ellos fueron los
elegidos para representar el auge de una corriente y rivalizar sólo
musicalmente (Hago la aclaración) con otra banda también mexicana que luego
para sobrevivir dejó a un lado el Rock con Ñ, Maná.
Estamos
frente a Caifanes, una de las bandas de mayor calibre musical en el fenómeno rockero
latinoamericano. Son, los que con sus 4 álbumes, hicieron relucir a México en
el entorno ya mencionado.
Primero
como cuarteto, luego un quinteto (Su etapa más gloriosa), y después reducidos a
un trío, fueron la mayor sensación de la época: Finales de los 80 y gran parte
de los 90. Surgieron en una época donde Soda estaba en auge, Los Prisioneros
también pero con unas “pequeñas dosis” de censura, unos tales Hombres G en
decadencia, y otros tales Cadillacs y Tacvbas que subían silenciosamente a la
fama mundial.
Procederé
a analizar la trayectoria de esta leyenda del rock mexicano, y uno de los duros del rock con ñ:
Después
de la experiencia de “Las Insólitas Imágenes de Aurora” en 1984 de Saúl y
Alfonso, estos junto con otros dos compañeros (Sabo y Diego), formaron un
proyecto el cual tuvo un arranque muy difícil, principalmente por su pinta y su
propuesta:
Caifanes: Volumen I
(1988)
Como lo
dije, el álbum tuvo un arranque difícil. La disquera CBS México a pesar de
darles soporte durante un tiempo, critico duramente a los Caifanes, tratándolos
de “4 putos góticos salidos de cualquier ataúd”.
Firmaron allá su carta de renuncia cuando Ariola les dio la oportunidad de sus
vidas lanzándolos a la industria musical de aquel entonces con su primer álbum:
El Volumen I.
Con
respecto al disco, puedo decir que es un gran comienzo para una agrupación.
Algo muy sorprendente fue “La Negra Tomasa” (A pesar de que era un EP por sí
mismo, creo que es válido incluirlo aquí) por su combinación tan extraña de
géneros. ¿Quién lo creería? Cumbia y Rock, juntos… O_O. Al fin y al cabo fue un
hit, y de los grandes.
Los
sencillos “Mátenme porque me muero” y “Amanece” marcan el rumbo que iba a tomar
el grupo. Parece un poco bizarro, y eso marco a Caifanes en su primera mitad de
vida.
CURIOSIDAD #1: La canción “La bestia humana” de
este álbum es el punto de encuentro entre un Gustavo Cerati y su Soda Stereo en
auge y un Saúl Hernández y sus Caifanes iniciando. Esa guitarra interpretada
por Gustavo en aquella obra fue un gran impacto, en consideración mía y creo
que de muchas personas más.
Destaco
una canción por la cual me decanto un montón y es “Viento”. Su ritmo, su letra
y su instrumentalización la hacen una de las mejores (Mejor dicho la mejor) de
la primera etapa de vida de la banda.
Caifanes: Volumen
II. El Diablito (1990)
Saúl se había
encontrado con su ex compañero de “Las Insólitas”, el guitarrista Alejandro
Marcovich. Charlaron como buenos amigos del pasado, y entre toda esa
conversación salió la idea de que el guitarrista fuera integrante de Caifanes,
puesto que supuestamente Saúl tenia gran carga siendo la voz y la guitarra del
grupo. Alejandro aceptó, y fue parte fundamental del grupo durante el resto de su
vida (La del grupo, claramente).
De este
trabajo salieron piezas como “La célula que explota” y “Antes de que nos
olviden”, teniendo una profundidad lírica mayor a la de las anteriores obras de
la agrupación. “Los Dioses Ocultos” tiene ese equilibrio particular entre arreglos
musicales y letra, lo cual brinda una experiencia muy disfrutable.
Finalmente
destaco la que para mí, es la mejor del álbum. “Detrás de ti” expone de manera
magistral la evolución lírica en los trabajos de la banda, el toque que Alejandro
ponía de su guitarra a cada obra de la banda y el rumbo que esta seguiría hasta
el primer final de su existencia.
“Atentos al blog
hasta el fin del entremés”
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