—“Uh, con esa actitud nadie la merece, el que la quiera, que rece. Porque ella es luz, ay, nada que ver; no está a tu alcance, la nena es un ángel”.
Nuevo año, nuevas promesas, nuevos sueños y por
supuesto, nuevo contenido en este rincón web que ya está de camino a su primera
década. Deseo comenzar este 2024 con la reseña de un estreno lanzado el pasado
12 de enero, y que ya ha tenido un reconocimiento enorme en el público masivo
que sigue a la cantante desde hace un tiempo, o recién descubre su propuesta
musical. Hoy veremos Orquídeas, el cuarto álbum de larga duración de Kali
Uchis, cuyos anteriores trabajos ya hemos visto por estos lados (clic aquí para ver el 1° y el 2°). ¡Bienvenidos!
Orquídeas [2024]
1-
¿Cómo así?
2-
Me pongo loca
3-
Igual que un ángel (ft. Peso Pluma)
4-
Pensamientos Intrusivos
5-
Diosa
6-
Te mata
7-
Perdiste
8-
Young, Rich & In Love
9-
Tu corazón es mío
10- Muñekita (ft. El Alfa y JT)
11- Labios mordidos (ft. Karol G)
12- No hay ley Parte 2 (ft. Ozuna
2.0, el cual no es un halago)
13- Heladito
14- Dame beso/Muévete
Todas las melodías fueron compuestas por Karly Marina
Loaiza, con el apoyo de Matthew Bernard (1, 2, 5); Mark Spears (1, 2, 5, 7);
Carter Lang (1, 3, 4); Richard Isong (2, 5, 7); Samuel Awuku (2, 5); Manuel
Lorente y Dylan Wiggins (3); Nolan Lambroza y Westen Weiss (4); Victor Ekpo y
Ayanna (5); Manuel Lara (6, 9, 11); Josh Crocker (6); Jakob Rabitsch e Irvin
Mejía (8, 9); Emanuel Herrera, Jatavia Johnson, Chael Betances, Hector
Mazzarri, Francisco Briceño, Lorna Aponte y Rodney Clark (10); Cristina
Chiluiza (11, 12); Carolina Giraldo, Brandon Cores y Alberto Meléndez (11); Raúl
Ocasio, Servando Primera, Cristián Salazar, Pablo Díaz-Reixa, Jack Latham y
Marcos Masis (12); Martin Rodríguez, Giancarlo Calderon y Guillermo Parra (14).
¿Acaso este es el disco definitivo de Kali Uchis en lo
que a lengua española se refiere? Es una pregunta difícil de responder,
teniendo en cuenta los antecedentes y la proyección artística de la cantante.
Lo que sí puedo asegurar después de la primera vez que lo escuché, es que
supera con creces a su segundo disco, Sin Miedo, en lo que a versatilidad y
exploración concierne. Mientras el álbum lanzado hace cuatro años (y cuya reseña pueden ver aquí) mostró un acercamiento inicial a la cultura
latinoamericana sin perder su estilo característico; su más reciente estreno
apuesta por una consolidación total de la esencia de la cantante, combinando
sus diversas facetas con diferentes inspiraciones que no dejan de oscilar entre
lo anglosajón y lo latino.
Así mismo, Orquídeas, tanto como el resto de la
trayectoria de Kali, parece representar una etapa de su vida y un concepto que
se quiere visualizar bajo su perspectiva. Iniciando con la ilusión, siguiendo
con la soledad, continuando con la lujuria, cayendo en el enamoramiento y
llegando en este punto a la felicidad, que coincide con el embarazo de la
artista durante la creación de este álbum. Para mayor detalle, iniciemos con la
revisión minuciosa de cada track:
La introducción corre a cargo de ¿Cómo así?,
que en medio de todos los sintetizadores genera una sensación de tranquilidad y
armonía al iniciar, para luego envolvernos en un loop electrónico que deja muy
en claro el nivel de comodidad y autoaceptación con los que cuenta la cantante
en la actualidad. Después de todo el caos y las tormentas vividas, un poco de
relax y autocomplacencia no debería estar mal (e incluso se siente como una
buena bebida fría en medio del desierto). A pesar del ritmo desenfrenado, cumple
con transmitir una sensación de calma sólo comparable a lo hermosa que era Body Language, el principio de su primer disco de larga duración.
Nos adentramos más en la sensibilidad de quien nos
canta con Me pongo loca, una melodía que mezcla lo mejor del R&B y
pop electrónico con una percusión más propia de ritmos latinoamericanos,
mientras la letra sigue develando más detalles de una personalidad sensible y
apasionada, y cómo es probable que lo perciban las personas alrededor. Breve,
pero bastante adictiva.
Continuamos con uno de los “pesos pesados” de
Orquídeas, que viene en forma de colaboración y que causó amplio revuelo cuando
se supo el nombre del invitado: Igual que un ángel. Un mix intenso de
ambientes electrónicos que provocan trance e hipnosis en estado puro. Sólo
basta con comparar aquella joya creada con Tame Impala hace seis años con lo
que nos atañe ahora para saber hasta que nivel ha evolucionado la cantante. Y
el mensaje de superación y de amor propio es muy reconfortante de escuchar,
sobre todo en un contexto en el que dichos temas no son tomados en serio.
Aunque su voz aparece en gran parte de la melodía, los
más atentos se habrán dado cuenta de que ni en los créditos, ni en el mismo
estilo de la composición hay rastros de nuestro querido Peso Pluma, por lo que
mi teoría es que originalmente él no iba a estar en la grabación, pero a último
momento fue incluido dentro de la pieza. Y si bien, hubiera preferido que ella
la interpretara sola; realmente admito que no quedó nada mal… Todo lo contrario,
resulta ser a mi juicio lo mejor que ha salido de Orquídeas, gracias a
las características antes mencionadas que la convierten en una de las
indispensables de toda su trayectoria. Excelente, sin duda alguna.
Pensamientos Intrusivos sigue por la misma línea de las demás canciones en
cuanto a una exposición vocal hermosa, una percusión constante y un intento de
trance que es menos efectivo que el del anterior track. Lo interesante está en
la letra, que da indicios de la transición de la que les hable al inicio de la
reseña (lujuria-enamoramiento-felicidad); además de manifestar la ausencia de
temor alguno al corazón roto, junto con la idea de volver a intentarlo y
alcanzar lo deseado. No es de mis preferidas, pero tiene un mensaje interesante
y que genera una sensibilidad adecuada.
Y en Diosa es hora de elevar nuevamente el
autoestima con un mantra que reconforta y recuerda a lo que una persona puede
aspirar: a la felicidad, a que todo le resulte bien e incluso a tomarse de
buena manera las envidias o los comentarios de la sociedad. Aquí presenciamos
un hibrido algo extraño entre el dembow más frenético y el pop electrónico más
sereno; los cuales generan un efecto llamativo en quién lo escuche. Un
experimento peculiar.
Otro de los puntos cumbres del álbum es Te Mata,
un bolero de los que prácticamente ya no se ven por estos días. Momento en el
que Kali muestra el nivel al que puede llegar su voz, contándonos acerca de las
pesadillas que vivió en el pasado, las cuales le impedían alcanzar su propia
felicidad. Parte de esta última es admitir las situaciones que sucedieron
tiempo atrás y aprender de ellas para ser mejor cada día. Con el bolero es inevitable
soltar los beats electrónicos para disfrutar de un esquema de cuerdas, vientos
y percusiones más tradicional (aunque no descarto la ayuda de algún
sintetizador). Con drama, lágrimas y recuerdos tristes, un temazo sin temor a
error.
Llegamos a la mitad del disco con Perdiste, un
mix extraño que recuerda a Diosa, pero algo más ligero. Cuenta con un
inicio similar a Quiero sentirme bien del segundo disco, pero aún no
termino de asimilar la conexión entre ambas. Y el mensaje es breve, pero
concreto: el fin de una relación perjudicial, por más placeres que tuviera.
Pero de resto, no tengo más que decir acerca de ella: No es un track que resalte,
y tiene las virtudes de temas anteriores.
Algo más de ensueño se desprende de Young, Rich
& In Love, que es la cara contraria de la melodía anterior: pacífica,
tranquila y sensual. Y cuando digo “cara contraria”, no estoy exagerando…
Literalmente es la descripción contraria a las características establecidas con
anterioridad: un amor que brinda libertad, comprensión, flexibilidad,
confianza, y demás en una canción que transmite serenidad en exceso… y con
razón. Absolutamente relajante.
Se avecina algo interesante con Tu corazón es mío,
una combinación de bolero con R&B (o al menos así me pareció) que en pocas
palabras es una declaración de amor eterno a la persona indicada, describiendo
las situaciones variopintas en las que dicho sentimiento resalta. Me encanta el
mensaje de no seguir mirando hacia atrás si no aporta nada bueno,
encaminándonos a un presente y futuro prometedores en medio de la ambientación
de ensueño de casi tres minutos. Pura ternura que hace sentir maravillas.
Entramos a la sección de perreo intenso con Muñekita,
segunda colaboración del álbum, en esta ocasión con El Alfa (denominado el rey
del Dembow) y JT (parte del dúo City Girls), en una muestra de reggaetón
clásico en el que se elabora una adaptación bastante libre de Papi Chulo, aquel
superéxito de Lorna con El Chombo que causó alto revuelo veinte años atrás. Es
buen material para las discotecas, con la que ya se azote baldosa* cada viernes
en la noche. Frase épica por aquí, chiste de gusto cuestionable por acá, y un
largo etcétera… Kali Uchis y JT lo hacen tan bien, que El Alfa queda relegado,
y no me sorprende.
*azotar baldosa: colombianismo que significa ir a
bailar de la manera más desenfadada posible.
El tercer material colaborativo del disco es con nada
más y nada menos que Karol G, llamado Labios Mordidos. Más perreo
intenso, acompañado de empoderamiento femenino y el amor a sí mismas… Está
chévere… Y les he de confesar que cuando se estrenó este sencillo me había
parecido un completo despropósito: el ritmo me parecía repetitivo y la letra me
daba igual (más teniendo en cuenta “Me tengo que ir”, una canción hermosa en la
que las dos artistas ya habían formado equipo). Sin embargo, con el tiempo
entendí el alcance que puede tener una melodía con este mensaje, que promueve
un nivel de autoaceptación bastante bonito, para un público que probablemente
no lo tenga claro. No me encanta, pero admiro el trabajo conseguido por
Carolina y Karly.
Lo que realmente no es digno de admirar o siquiera
escuchar es el desastre de No hay ley Parte 2 junto a Ozuna 2.0… digo,
digo, Raúl Alejandro. Mi pregunta es sencilla: ¿Cómo se fueron a tirar No
hay ley con esa versión tan sobrecargada, queriendo que la percusión
exagerada tuviera que estar ahí por mera obligación? Eso es lo primero que
desanima, pero no lo único… Porque todo cae aún más en picada con la aparición
de Ozuna 2.0, su tono de voz desesperante, su posicionamiento de referencias
desesperante y sus rimas dignas de la peor versión de ChatGPT que te puedas
encontrar (ya se me están pegando las mañas de este Ozuna 2.0). Lo peor que
salió del álbum, que recuerda que es infinitamente mejor escuchar de nuevo la
original (la cual voy a dejarles aquí abajo para no compartirles la vaina fea de la "parte 2").
Orquídeas retoma su rumbo con Heladito, que
sirve para tranquilizar el ritmo con el que veníamos de tracks anteriores. Me
encanta la serenidad que se transmite, acompañada de campanas y cuerdas que se
adornan de forma constante el mensaje de confort, complacencia y satisfacción
que funge como el alma de la canción. Corta, pero efectiva a manera de
transición para el gran cierre.
Y el álbum termina con Dame beso / Muévete, una
carta de amor al merengue y al perico ripiao, ritmos tradicionales caribeños
que seguramente ya han escuchado de la mano de intérpretes famosos como
Wilfrido Vargas, Juan Luis Guerra o Elvis Crespo. Sin mentirles, la primera vez
que escuché esto, quedé totalmente anonadado (en el buen sentido) al
encontrarme este experimento novedoso para lo que ha hecho Kali Uchis en su
carrera. Y es absolutamente fascinante: desde la instrumentación entre
trompetas y piano, hasta los mismos versos que homenajean algunos de los himnos
de dichos géneros. En conclusión, tres minutos y medio que demuestran el grado
elevado de versatilidad al que la cantante puede llegar… El mejor cierre de
disco que Kali Uchis ha hecho, hasta ahora.
¿Viaje largo, no creen? Por medio de diferentes
inspiraciones y estilos bajo una perspectiva de relax lo suficientemente sexy,
el último disco de Kali resulta ser una espiral de emociones que no se debería
pasar de largo. Todo lo contrario, la mayor parte de los 14 tracks tienen
motivos suficientes para ser icónicos y quedar en la memoria de quiénes lo
escuchan de manera casi permanente. Claro que hay defectos (unos más salvajes
que otros), pero por fortuna no impiden disfrutar de los grandes aciertos
encontrados en este estreno.
Aunque es imposible obviar algunos temas aburridos y
hasta uno que me provocó físico dolor de cabeza, estamos frente a un disco de
muy buena calidad con el que la artista continúa ganando reconocimiento a lo
largo del mundo. Por lo que en una escala de -4 a 4, Orquídeas merece la
siguiente calificación:
VF: 3 (Tres positivo). Se nota el empeño puesto para la realización de este
trabajo discográfico. Resulta fabuloso para aquellos que desean explorar más
allá de un único género, debido a la versatilidad mostrada en la mayor parte de
las canciones. Mensajes potentes, trance envolvente y melodías que acarician el
oído de la forma en la que sólo Kali Uchis lo sabe hacer. Muy bueno.
Ahora es momento de que comenten en la parte inferior
la opinión que les merece este álbum. ¿Qué fue lo que más les fascinó? ¿Cuál
fue la parte que no les pareció tan interesante? ¿Canción que los dejó
marcados? Aquí los leo, y armamos una conversación agradable. ¡Nos vemos pronto!
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“Pero ella no se rinde, sonríe, aunque le duela… porque
personas como ella ya no quedan”