Sean bienvenidos al 2022: Un año que promete traer de
vuelta los grandes eventos que la aún presente pandemia nos arrebató durante
dos años, y donde la masificación de las vacunas facilitará el acceso
controlado a cuanto encuentro múltiple se programe de aquí en adelante. Aunque
aún falta un buen tiempo para regresar a una situación similar a la del 2019,
ya es posible invertir nuestro tiempo en actividades de diversión masiva como
el turismo, la ida a parques de diversiones, las fiestas, y lo que nos ocupa el
día de hoy: los conciertos.
Para iniciar este año, quiero abordar una temática que
no deja de formar parte de discusión y ciertas tendencias en redes sociales, la
cual no podría estar contenida en un único artículo. Este es el inicio de una
trilogía en la que vamos a abordar las ilusiones, las decepciones, los puntos
álgidos, lo más bajo y el trasfondo del parrandón del siglo, lleno de
“One Love” y piscinas por todos lados: El Jamming Festival. Aunque antes, algo
de contexto…
Intenté conseguir una entrevista con el gestor del
evento, Alejandro Casallas. Todo por medio de su representante, al que le
escribí por correo para pasarle los datos de la página y solicitarle la
posibilidad de que Alejandro le concediera un espacio a esta maravillosa
dimensión. A pesar de la amabilidad de la persona tras el correo electrónico,
obtener la entrevista con la cabeza del festival fue imposible debido a una
presunta falta de tiempo del mismo para atender la solicitud. De hecho, ese fue el
motivo del retraso de esta columna, que tenía la expectativa de contar con una
fuente directa para su desarrollo.
Sin embargo, la imposibilidad de tener ese encuentro
genera oportunidades interesantes como una mayor libertad de análisis o la
generación de un producto más imparcial. Más allá de que algunas situaciones no
se puedan dar, las ideas pueden continuar. Así que, comencemos con la parte
alegre de todo este entramado…
1° Acto – Luces
Los primeros recuerdos que tengo del Jamming Festival
datan del 2019, cuando por cuenta de una profesora de la universidad me enteré
de que había un evento multitudinario en el que se presentaban bandas que
quizás me podían interesar. Las notables diferencias con los dos mayores
festivales de Colombia (Estéreo Picnic y Rock al Parque) eran el concepto y la
ubicación.
Para empezar, contamos con un ambiente en el que
reggae, ska y música protesta eran los grandes protagonistas del encuentro, en
donde también podían confluir algunos intérpretes de rock en español y latina
alternativa. Además, todo este coctel de buena onda no se generaba desde Bogotá
D.C. o a una mínima distancia de aquella ciudad. Claro que no, porque era
necesaria una locación tropical; por lo que se eligió un hotel cercano a
Girardot para la faena. El recorrido de 120 kilómetros desde la capital del
país hasta aquella ciudad con altas temperaturas era un curioso precio a pagar
para disfrutar de una experiencia poco explorada en el pasado (véase Hot en
Paraíso).
Comentarios de todo tipo se viralizaron en redes
sociales: Que el espacio es muy reducido, que los puntos de hidratación son
escasos, que el acceso al sitio era muy complicado, que la presentación de los
grupos no tuvo igual, que hacen falta más eventos de gran magnitud en tierra
caliente, que cuando iba a ser el próximo Jamming… Sí, ¿Cuándo iba a
ser? No es que quisiera comprar la entrada de inmediato, pero si tenía interés
de saber lo próximo que ofrecería el (para mí) novedoso evento.
En uno de los siguientes artículos veremos la historia
del mismo a lo largo de los años, e incluso el porqué de su nombre. Por el
momento, y con este breve recorrido quiero empezar a mostrar todos esos
aspectos positivos que me cautivaron; y que seguramente convencieron a más de
uno para asistir al Jamming Festival 2020, digo 2021, digo 2022.
Line Up – Cartel de artistas
Uno de
los dos principales motivos para no ausentarse del evento. Antes de la
pandemia, habían anunciado nombres implacables que dejaban clara la intención
que tenía el festival de abrirse a un mayor público pero sin perder la cercanía
con la cultura de amor y paz que se tuvo en ediciones pasadas. De esta manera
tenemos rock en español (Caifanes, Aterciopelados, Toreros Muertos, lo que
queda de Los Prisioneros), ska (Inspector, Auténticos Decadentes, Ska-P,
Caligaris), reggae (Damian Marley, Los Cafres, Gondwana, Zona Ganjah), hip hop
(Orishas, Shaggy, Movimiento Original, LosPetitFellas), latina alternativa (Los
Amigos Invisibles, Monsieur Periné, Systema Solar) con una pizca de salsa (La
33).
Cabe
resaltar que el anuncio de que Caifanes haría acto de presencia fue el factor
definitivo por el que tomé la decisión de ir a este evento, aunque sería
mentiroso si digo que los demás artistas no valen la pena... ¡Todo lo
contrario!
Sin
embargo, la espera que asumí desde aquel Noviembre de 2019 hasta el 19 y 20 de
Marzo de 2020 se alargó de una forma inesperada por razones que ya conocemos de
sobra. Y después de una sequía de conciertos que parecía eterna, se anunció el
regreso de los mismos, incluyendo nuevas adiciones para el deleite del público.
Y el Jamming no fue la excepción.
Modificaron
la locación (de Girardot a Ibagué, ciudad a 200 km de Bogotá) y sumaron un
tercer día con el ánimo de incluir a más talentos que quizás el público solicitó
antes o durante la pandemia. Inicialmente fue así con la entrada de
agrupaciones como Molotov, Enanitos Verdes, Guayacán Orquesta, Wilfrido Vargas,
UB40 e incluso el legendario Miguel Mateos ampliamente recordado por cerrar
aquel concierto de conciertos de 1988.
Faltando
menos de 60 días para el comienzo de la gran fiesta, podemos ver más de un
centenar de intérpretes en la lista (algo que no se ha visto en ningún festival
en Colombia hasta la fecha) que representan distintos géneros y diferentes
maneras de abordar la música. A pesar de tener ciertos reparos con algunos de
esos nombres, es admirable el reto que el festival puso en sus hombros para la
realización de un evento de esta talla. Quizás esto abra la puerta a la
inversión y organización de locuras como esta en un país con bastante potencial
artístico e industrial.
Precio
Ridículamente
bajo en un principio. Sí, está claro que nadie se iba a imaginar las
dimensiones reales del Jamming Festival a finales de 2019, pero luego de las
revelaciones del tercer día y del cambio de ubicación, aún se podía hacer un
gasto no muy grande comparado con la retribución que se va a tener.
En un
inicio, fue posible obtener las entradas para los tres días + el transporte +
camping para dos por 580.000 COP (146 USD), que atraen más que los 850.000 COP
(214 USD) de un Estéreo Picnic sin transporte o alojamiento. Y si, sé que no es
adecuado compararlos debido a que el público objetivo de ambos es distinto. No
obstante, lo hago para que queden en evidencia los precios bajos del evento de
Ibagué.
Sitio
Playa
Hawaii. 50 hectáreas de diversión distribuidas en playas, piscinas, toboganes, lagos,
plazoletas de comidas, espacios para tarimas y otras más. Una de las críticas
de la edición pasada era el tamaño reducido de la locación y la falta de puntos
de hidratación; así que es posible intuir que esos dos desafíos van a ser los
primeros en ser cubiertos en lo que a esta edición se refiere. ¿O no? No
sabemos, pero esta columna apuesta por lo optimista, ergo, la buena fe de los
organizadores.
Escenarios
SIETE
TARIMAS. 7. Algo demasiado pretencioso que concuerda con las acciones que
ningún concierto ha hecho en Colombia. Eso sí, es probable que tres de esos
escenarios (los más grandes) sean los únicos seleccionados para albergar a los
intérpretes de amplio reconocimiento. Mientras tanto, los cuatro restantes
estarán a cargo de las agrupaciones que aporta la casa (esas que están en dos o
tres días del cartel) y una que otra que no alcance a ser presentada en las zonas
más masivas.
Es
fácil adivinar en que tipo de escenario va a encontrarse Caifanes, Don Omar o UB40,
pero hay cierta incertidumbre respecto a lo que tendrán disponible para La Mala
Rodriguez o LosPetitFellas, siendo intérpretes con cierto nivel de fama. Más
que una sombra (las cuales veremos en el siguiente artículo), es la expectativa
frente a lo que suceda con esta situación. Ojalá más adelante las redes
sociales del festival muestren la forma en la que se armó cada tarima, para que
la información entre el público interesado pueda estar completa.
¿Fin?
Ya
hemos visto todas esas características claves para que la persona que esté
leyendo esto se decida a comprar una entrada para el Jamming Festival, el cual
parece ser el evento del año ¿No?
Bueno,
sí y no. Precisamente la intención de este artículo inicial era elevar el
optimismo y la buena onda a niveles algo cuestionables para mi gusto. Resaltar
todo lo positivo, de tal manera que se puedan abrumar con el caos que van a
presenciar en la próxima columna. Así el golpe promete ser más profundo ¿No
creen?
Espero
que hayan disfrutado este primer acto, y les recomiendo que estén muy atentos
de la parte dos, la cual saldrá apenas falte un mes o menos para el viaje a
Ibagué. Muchas gracias por seguir el contenido de esta dimensión y… ¡Suerte
es que les digo, agonías!
Página
de Facebook: https://www.facebook.com/yaviene.todoasutiempo15
“Los finales siempre marcan nuevos comienzos”
Te dedico este trabajo: Mi sol, lindo destello de luz que me acompaña y me inspira. Tu compañía me fascina y tu apoyo me fortalece. Gracias, chica hermosa.
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