9.17.2023

Egovistazo #20: El encargado (Serie de 2022)

Regresamos antes de lo pensado...

Siempre me pareció una coincidencia curiosa que en el año 2020 se lanzaran dos producciones latinoamericanas con el mismo nombre y que podían prestarse para diferentes confusiones. Por un lado, a inicios de aquel año trascendental se lanzó en varios cines del cono sur “El robo del siglo”, que narraba el operativo que resultó en la sustracción de más de 19 millones de dólares de un banco privado de Buenos Aires y el destino de cada uno de sus protagonistas. Y, por otra parte, unos siete meses después Netflix publicó “El robo del siglo”, que trajo la historia del asalto a la sede de Valledupar del Banco de la República donde se perdieron casi 33 millones de dólares y las peripecias de sus protagonistas después de dicho evento.

Portadas de "El robo del siglo": La argentina a la izquierda y la colombiana a la derecha

Primero me vi la producción colombiana (la cual ya tiene un artículo en la página. Clic aquí) y la consideré una de las mejores producciones audiovisuales que se ha realizado en este país, debido a sus actuaciones, tramas, humor y banda sonora. Tres años después tendría acceso a ver el largometraje argentino por medio de Star+, y también me pareció bastante ingeniosa y entretenida. A mi criterio no está a un nivel tan alto, considerando que no llega a la talla de legendarios productos locales como Nueve reinas o Relatos salvajes. A pesar de eso, sigue siendo una película con un desarrollo fenomenal y unos excelentes protagonistas.

Cuando terminé de ver aquel filme, la plataforma de streaming me recomienda un seriado protagonizado por uno de los actores principales, cuyo nombre es Guillermo Francella. Me intereso por el tráiler y me encuentro con la vida cotidiana de un trabajador de un edificio con una moral tan cuestionable como la del presidente del edificio que buscará sacarlo a como dé lugar. Esta clase de “guerra fría” en donde se ambienta esta historia me pareció extraña para tratarse de una comedia, pero fue lo suficientemente atrapante como para ojear el primer episodio. ¡Bienvenidos a la reseña de El encargado!

Empieza el juego

El encargado es de esas producciones que muestran varias facetas del comportamiento humano en medio de la cotidianidad, una muy marcada por el privilegio que representa habitar en un edificio de uno de los barrios más exclusivos de la ciudad. Los comportamientos individuales y las interacciones con los demás permiten generar una idea de los distintos perfiles que coexisten en un ambiente como este. En medio del diario vivir de los habitantes de los 17 departamentos aparece una figura común que durante varias décadas ha mantenido el edificio a flote, resolviendo los problemas y apoyando las labores que se presenten.

El problema es que este encargado (que responde al nombre de Eliseo) abusa de su posición para buscar su propio beneficio en distintas situaciones que involucran a los residentes del edificio. Y aunque nadie cae en cuenta de las perversas intenciones del “vivo”, su posición empieza a estar en riesgo por la propuesta algo fantasiosa de construir una piscina y contratar una compañía de limpieza, sacrificando el cargo de Eliseo después de casi 30 años de trabajo. Es ahí donde se verá la verdadera naturaleza de cada parte antagónica para lograr su objetivo de la forma en la que sea posible, involucrando a varios personajes en este fuego cruzado.

De vez en cuando, un rato libre

¿Quién diría que una comedia ácida ambientada en un edificio tendría momentos de auténtica tensión? Más que de las escenas de humor (las cuales no tienen desperdicio), lo que más recuerdo de la serie son las múltiples ocasiones en las que se pone en riesgo la verdadera identidad de Eliseo, así como sus planes. Y por supuesto, siempre llega la sorpresa en cómo resuelve cada una de esas situaciones mediante su ingenio, su alta habilidad para mentir, y la gran capacidad de manipulación y/o convencimiento que probablemente desarrolló en las tres décadas que lleva de servicio. A pesar de ser un gran beneficio para las necesidades del personaje, puede ser perjudicial para la historia hasta llegar al extremo de lo “conveniente”.

Esto último se convierte en el mayor pecado de la serie, debido a que no son pocas las ocasiones en las que el protagonista sale triunfante de diferentes situaciones en las que es difícil explicar cómo se desarrollaron los hechos para que la realidad beneficie a nuestro personaje principal. Yo mismo trataba de justificar esta clase de cosas con los 30 años de experiencia… pero había ocasiones en las que ya era bastante fantasiosa dicha explicación en contraposición al desenlace de estos asuntos.

Quiero hacer la claridad de que esto no ocurre siempre, pero en esos momentos puede ser lo suficientemente chocante cómo para creer el resultado. Sin embargo, la serie trata de aderezarlo con una situación hilarante que trata de calmar la tensión causada en minutos anteriores: no es lo ideal de mi preferencia, pero en varias ocasiones parece funcionar.

Que la conveniencia no se haga costumbre, por favor

¿Y qué hay de los personajes? Es otro de los platos fuertes, en donde los principales brillan lo suficiente para no opacar a algunos recurrentes que también son bastante carismáticos o icónicos a pesar de su corto tiempo en pantalla. El más flojo resulta ser el antagonista principal, que representa al típico tirano unidimensional que desde un pedestal se cree con la autoridad para abusar de los menos privilegiados; lo cual se contrapone con el dudoso sistema de valores de Eliseo que, si se lo propone, apoya a quién lo necesita (aunque no siempre de la mejor manera): Un duelo entre un villano estereotípico y un antihéroe atípico. Eso sí, el desarrollo de los personajes es poco o nulo en varios de ellos, aunque en esta historia no se siente necesario. No obstante, se agradecería el esfuerzo de haberlo hecho.

La banda sonora está OK. Ni trascendental cómo la de Los Simuladores, ni insignificante como en miles de series que sólo la tienen por compromiso. El tema principal tiene su aura de misterio e intención subliminal, y las otras melodías oscilan entre lo discreto y lo tensionante, sin ser tan fascinantes. Bien, a secas.

Tráiler de la primera temporada, que salió un año atrás. Viene en camino una segunda parte

Para concluir, estamos frente a una serie buena, que sale del molde respecto a lo que propone. Posee situaciones muy convenientes que me hacen dudar de lo realistas que pueden ser, pero eso no impide que los momentos se disfruten, y aún más con ese tono atrevido de humor que maneja en diversas ocasiones. Las actuaciones van desde lo aceptable hasta lo legendario, y la trama es apasionante de principio a fin. En resumen, un producto atractivo.

Aquí finaliza esta reseña, con la esperanza de que la hayan disfrutado. ¡Nos vemos en el próximo artículo, y por favor eviten a toda costa esas personalidades nefastas de la mayoría de personajes de esta serie!

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“Más allá del tiempo, la armonía que me brindas es invaluable y tu presencia es una dulce caricia”

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