5.28.2022

SýntomiReseña (Micro): ¿Qué se puede rescatar de Motomami?

 —Que la despedida sólo sea un punto de partida para plantear nuestros futuros reencuentros.

Para ser sincero, no encontraba inspiración para hacer un artículo en este momento, debido a múltiples temas que han tenido mi cabeza ocupada. De hecho, pensé que para este mes ya no iba a sacar publicación alguna, hasta que una amiga me dio esta idea basada en una anécdota que le conté acerca de dos álbumes que me escuché mientras estaba en medio de una carretera con un muy alto tráfico. Uno fue la antítesis del otro: el primero me generó una mezcla entre melancolía y vergüenza ajena; y el otro me causó una interesante fusión entre agrado, nostalgia y tranquilidad. Hoy veremos aquel que me incomodó… Con ustedes, el nuevo disco de Rosalía: Motomami.

Motomami, motomami, motomami

Sin embargo, la dinámica va a ser más breve. No me voy a desgastar en reseñar todas las melodías de este disco porque el texto se volvería bastante tedioso, con palabras como “repetitivo”, “facilista”, “desesperante”, “aburrido”, “decepcionante”, “cringe”, etc. Más bien, teniendo en cuenta el bajo nivel de aprecio que le tengo a esta “joya”, es preferible revisar aquellos puntos destacables del disco, que cuentan con un valor agregado sorprendente y que poseen la titánica tarea de levantar este avión en su inevitable caída en picada.

—Re locos papi, re locos…

Empezamos con el tercer track del álbum, La Fama, la cual consiste en una bachata en colaboración con The Weeknd, quién la interpreta en español de forma bastante entendible y hasta agradable… Su característico tono de voz rememora a algunos talentos icónicos del género como Prince Royce o Aventura, lo cual parecerá familiar para sus seguidores. Y junto a Rosalía es notable el agotamiento o tristeza que le imprimen a la canción, enfocada en las consecuencias que puede traer la excesiva popularidad a un artista en ascenso, provocando daños irreversibles a su ámbito emocional.

Lo único que puede chocar es aquel efecto de sonido de voz electrónica que hace parte casi permanente de la estructura melódica (cuyo nombre oficial es el de “chops”) y que puede provocar un alto grado de tedio después del primer minuto. No obstante y por fortuna, eso no impide que La Fama sea uno de los puntos más destacables del disco.

Inmediatamente después nos encontramos con Bulerías, una especie de respuesta de Rosalía hacia sus detractores o antiguos seguidores que coinciden en la decadencia de la misma. Destaca mucho ese empoderamiento y esa actitud de autenticidad que demuestra a través de un tradicional flamenco, que fuera el sello de identidad de la misma en álbumes anteriores. Más allá de que el mensaje o de que la percepción de la cantante sea correcto o errado; demuestra que tiene un potencial impresionante que en estos años ha sido olímpicamente malgastado.

Vamos a hacer una pequeña parada en Hentai solo para escuchar sus notas de piano entrelazadas con el tono de voz desnudo de la intérprete. Provoca un alto grado de relajación, y de serenidad… Aunque esa sensación puede romperse al escuchar detenidamente la letra y no saber si esa extrema sexualización es algo para tomarse en serio, o es algo que debe provocar gracia… Y esas metrallas del final complementan de manera adecuada esa gigante confusión…

Saltamos hasta el cover que Rosalía realizó de Delirio de Grandeza, bolero original de Justo Betancourt. Adaptó el tono de la instrumentación antigua para que quedara acorde a su voz, y no suena nada mal. Su voz resulta como una leve caricia en los oídos, e incluso en el final con el sample de Vistoso Bosses (rap de Soulja Boy) no se pierde calidad dentro del bolero. Más bien, se siente como algo muy natural de la cantante, quién finaliza la melodía sin ningún contratiempo.

—A de alta, altura, alíen. B de bandida. C de coqueta. D de dinamita… Y yo juraba que esto era un TikTok o algo así, pero no, es una canción dentro del disco (llamada Abcedefg)… Un interludio tal vez, pero cuando lo oí no podía de la risa… Y no precisamente por lo que Rosalía decía.

Creo que aquí se terminan los que a mi parecer son los puntos más importantes de Motomami... Motomami, Motomami. Desafortunadamente, considero que todo lo demás caería en los adjetivos que mencioné al principio del artículo; y no deseo que caigan en el tedio de leer esas características de manera continua e interminable.

Lo que si quiero manifestar era algo que le mencionaba a una amiga cuando estábamos conversando acerca de cantantes como la antes mencionada: ¿A qué punto ha llegado la obsesión de estos artistas por marcas como Versace? Desconozco si esta empresa les paga algo a los intérpretes por esta clase de publicidad algo descarada, pero llegamos al punto de que el posicionamiento de productos (Product Placement) no es únicamente descarado en los programas de televisión o radio, sino también en las mismas melodías que están de tendencia en la actualidad.

Que sus billeteras se pongan a llorar cuando compren estos zapatos

Soy una de las personas que responde a ese posicionamiento de forma totalmente opuesta, acudiendo al rechazo por la marca promocionada. Es decir, si algún día tengo el dinero para comprar un par de zapatos de 1000 dólares, siempre voy a preferir la adquisición de 50 pares de 20 dólares cada uno. Así de simple.

—Nada personal, pero que tristeza de publicidad. Los que se dejan llevar por eso están muy locos… Ah, quisiera al mundo darle hogar, y llenarlo de amor. Y construir un carrusel, de luces y color…

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“Si la construcción luce compleja, la reconstrucción se presenta como algo retador. Arreglamos los baches, aprendemos de las equivocaciones y de nuevo nos elevamos hacia los sueños por alcanzar.”