¡Bienvenidos de nuevo a esta dimensión!
Como se separó Daft Punk, tengo la oportunidad de
capitalizar ese hecho por medio de atención, visitas y mucho más ¿No creen? Es
posible ponerme manos a la obra para hacer tops de mejores canciones, vídeos
con su historia de pe a pa; o en caso de que quiera preservar un estilo más
familiar, atreverme a hacer el análisis de sus cuatro álbumes de estudio en una
superreseña que posiblemente no terminaré. ¿Cierto, reseña de Gorillaz?
¿Cierto, reseña 2.0 de Los Prisioneros?
Ya hablando en serio, no pretendo hacer ninguna de las
anteriores. Más bien, este artículo va a ser un testimonio personal acerca del
juicio que tengo sobre el dúo francés: La manera en la que conocí sus
creaciones, la forma en la que posteriormente me adentré más en su concepto, y
la espera a un nuevo disco o una completa gira latinoamericana que jamás
sucederá. Esta columna va a ser más subjetiva que cualquiera que hayan visto
dentro de este espacio, y va a partir desde el punto de vista de una persona
que hasta ahora se está escuchando el tercer disco del grupo al momento de
escribir estas palabras y a quién le fascinó el último álbum a pesar de la
opinión contraria de “expertos” en la materia. ¡Empecemos este breve recorrido!
La primera vez que escuché algo de Daft Punk fue en el
2013, cuando un comercial de una marca que no recuerdo aprovechó la gigante
fama de su más reciente sencillo para quemarlo sin piedad a través de la
pantalla chica. No logro recordar la empresa que hizo dicha pauta, pero aquella
fue con la que conocí el mítico coro de Get Lucky.
She's up all night to the sun
I'm up all night to get some
She's up all night for good fun
I'm up all night to get lucky
Tan repetitivo como sorprendente, ese coro me voló la
mente. Y en poco tiempo, tuve la oportunidad de escuchar la canción entera; la
cual fue maravillosa para mi mente adolescente. No era normal que pusiera
bastante atención a las modas del momento, por lo que el aspecto que me ató en
su totalidad a esa composición fue la similitud evidente que tenía con la
música disco, un ritmo por el que estaba muy atraído en esos días. Para un
individuo que le emocionaba escuchar los sencillos de los Bee Gees o Earth,
Wind & Fire; era inevitable enamorarse de un gran homenaje a dichas épocas
doradas… Pero hasta ahí. Ese adolescente no pensaba en Daft Punk como algo
importante o trascendental, sino como el grupo que “canta” Get Lucky,
cual one hit wonder que pronto desaparecerá.
Luego
me enteraría de que el otrora ultra famoso Pharrell Williams había colaborado
en dar la voz para ese exitazo; y que también haría lo mismo en otra canción
del mismo álbum que conocí gracias a uno de esos anuncios graciosos por los que
antes se caracterizaba Open English: Una pieza musical cuyo coro hablaba de un
tal Lucho que sabía inglés… Y que después me enteraría que en realidad ese
estribillo te invitaba a bailar como desquiciado. En conclusión, no era Lucho
sabe inglés, sino Lose yourself to dance.
Más
adelante, durante la presentación de un curso del colegio, saldría a relucir
otra melodía de esos fulanos de Daft Punk. Aunque por algún extraño motivo,
esta sonaba diferente a las dos anteriores. Se iba más por el lado electrónico
y parecía ser como una especie de himno. Cosa rara. Aquel gancho que más se
repetía resultó ser su nombre: One more time. Euforia y alegría pura en
un mar de efectos electrónicos incluso psicodélicos.
¿Pero
qué carajo? ¿Por qué Pharrell no estaba cantando One more time? Por fortuna, no
le di importancia a esa pregunta irrelevante y me dispuse a continuar mi vida.
Pasaría un año hasta el momento en el que me enteraría de una gran revelación.
Visitando los comentarios del vídeo oficial de la última canción que conocí del
grupo, la gente hablaba de la existencia de una película de Daft Punk.
¿Película? No es normal que una banda o intérprete tenga una… Pensé en ese
momento. ¿Su nombre? Interstella 5555. Nombre super loco y fumado, dije
con una cara de no creer esos comentarios sin pies ni cabeza. Eso sí, la
curiosidad me ganó y decidí buscar aquel filme en YouTube o en alguna página de
las que ya sabemos. La encontré y la empecé a ver. A L U C I N É.
Actualmente, el largometraje está en YouTube. Si quieren, véanlo cuando terminen este artículo
¿Cómo
era posible que todo un disco pudiera estar animado de esa manera? En ese entonces
no tenía conocimiento acerca de obras como The Wall y se me hacía algo
improbable que un artista lograra realizar visualmente su creación, y que
aquella proyección tuviera coherencia. Pero no era ninguna broma o mito, estaba
frente a mí, mientras una banda de alienígenas de piel azul realizaba un
concierto para todos los de su misma especie en un planeta/dimensión que
parecía ser lejano. Estaban interpretando One more time y todo era increíble
hasta la llegada de un extraño ejercito con la intención de secuestrarlos… y
bueno, el resto sería spoiler de una película que ya tiene sus años. Lo único
que si les puedo decir es que el largometraje abarca la totalidad del segundo
álbum de Daft Punk: Discovery, con una trama impecable y personajes icónicos, más
allá de que no musiten palabra alguna. Sí, así es: dicha obra carece de
diálogos, y aun así resulta ser alucinante (Clic aquí si desean ver la reseña
de Interstella 5555).
Eso
fue a mediados del 2015, cuando este espacio web ya existía, y por supuesto que
me animé a realizarle uno de los primeros análisis que compartí con aquel
público amante de la música y de la animación. Y ya de ahí sólo quedaba conocer
los demás discos en su totalidad. Inicié con el más reciente (Random Access
Memories) debido a que debía completar la experiencia que había comenzado a
vivir con Get Lucky y Lucho sabe inglés… Digo, Lose yourself to dance. Y ahí
conocí otras piezas interesantes como Instant Crush o Give Life Back to Music,
que con el resto de tracks demostraban el potencial consolidado del dúo francés
a la hora de combinar las bolas de espejos con los samplers.
Años
después, le dedicaría tiempo a conocer el principio de la historia. El debut, Homework,
resultaba algo más tradicional en lo que a electrónica se refiere. Aunque si he
de admitir que aquel álbum tenía sus particularidades que desde ese momento le
otorgaban un estilo único a Daft Punk: inspiración en el hip hop y el rock,
estética más relajada y más rústica… En concreto, un pasaporte a la década de
los 90 en su máximo esplendor. No me pareció un trabajo discográfico excelso,
pero mentiría si no les digo que es un producto muy bien hecho. Al mismo
tiempo, también había espacio para los Alive, discos en vivo que demostraban el
desempeño del grupo en un escenario en frente de miles de espectadores. El
apartado técnico es envidiable y el ambiente generado para el público presente
de esos eventos parecía ser genial. No me enfoco mucho en estas producciones
debido a que no gusto de reseñar álbumes salidos de un escenario, pero les hago
la mención por ser creaciones de considerable cuantía.
Por
último, apenas escribo esta prosa me termino de escuchar el concepto más
extraño del grupo: Human after all. Creo que el título de rareza
electrónica le queda corto a esta vaina, con un estilo muy desconocido para mí;
pero que se ganaría el corazón de los seguidores más fieles. Si les soy
honesto, aún no le he hallado el gusto y no logró escucharme los 45 minutos
enteros. No obstante, estoy seguro que en una segunda o tercera repasada,
terminaré encantado de aquel material engendrado en el lejano 2005.
Muchas
personas esperaban un nuevo proyecto de estudio o al menos una gira latinoamericana
para compartir la experiencia en múltiples países cercanos, pero ninguna de las
dos sucedería. Sin embargo, los organizadores del Festival Estéreo Picnic
tuvieron en un principio el sueño de gestionar el evento en caso de que se
pudiera dar. Esa fue una de las motivaciones para que se aventuraran a crear el
primer picnic multitudinario de Colombia, lo demás siendo historia (Clic aquí para ver ese artículo acerca del FEP).
Enterarme
de la separación de los “manes de los cascos” fue bastante impactante. Son de
esos artistas cuya calidad no podría cuestionar, con un misticismo muy bien
conservado, y con un legado que muchos envidiarían. De hecho, en mi concepto
personal me atrevo a afirmar que son de los pocos que “no tienen disco malo”,
considerando la talla de los trabajos discográficos con los que deleitaron al público
mundial durante casi 30 años. Pero ahí quedan, como leyendas y grandes íconos
que llegaron como quisieron, hicieron lo que se les antojó, y se fueron en el
momento que prefirieron, dejando una obra artística de gran deleite.
PD:
Por fortuna, y sabiendo que la industria musical llega a ser muy explotadora;
fueron de los pocos músicos que rechazaron firmar con una disquera hasta llegar
a unos acuerdos lo suficientemente favorables para ellos, en cuestión creativa,
financiera y hasta de imagen.
¡Adiós,
hermanos computadores del Paine… Digo, Daft Punk! ¡Feliz viaje y buen retiro!
Página
de Facebook: https://www.facebook.com/yaviene.todoasutiempo15
¡Los
finales siempre marcan nuevos comienzos!