¡Ahora han entrado a un nuevo inicio!
El hecho de regresar a reseñar otro álbum de aquel movimiento histórico para la música no es mera casualidad. Ocho meses atrás, en mi reseña del disco más importante para la Salsa (click aquí si la quieren ver), había mencionado el gran respeto y aprecio que siento por el ya mencionado género. Incluso, el haber visitado las siete obras de arte que formaban parte de aquel álbum me despertó un ánimo constante para continuar visitando estas historias llenas de son, guaracha y guaguancó.
Para continuar visitando los hitos más importantes de la historia salsera (y como una manera de recordar a aquel gran intérprete a 26 años de su muerte), hoy veremos la última producción en estudio del dúo conformado por El Malo del Bronx y el Rey de la Puntualidad: Vigilante. Pero antes, un poco de historia al respecto.
El dúo más significativo de Fania a comienzos de los 70's. Cada uno contaría con diferente rumbo en la siguiente década.
El comienzo de la década de los 80 pintaba de diferente manera para cada una de las estrellas de Fania, la mayor casa discográfica salsera del mundo. Mientras que Willie Colón se encontraba en una fase de consolidación, dada por sus trabajos al lado de Rubén Blades y su estreno como solista; el momento de Héctor Lavoe era simplemente desastroso. Aunque seguía presentándose en conciertos multitudinarios, el furor por su carrera se había terminado… Parecía que los 70’s se habían tragado a Lavoe hasta sólo quedar un hombre cuyos excesos y adicciones a las drogas lo destrozarían por completo en cuestión de meses.
Desconozco si los ejecutivos de Fania pretendían revivir la carrera de Lavoe por altruismo o por simple interés económico (“Ingenuidad pensabas de mí…”), pero generaron las condiciones suficientes para que el ponceño regresara a sus años de gloria. Primero: Juntar de vuelta a Willie Colón con su viejo compañero, con quién destacó durante la primera mitad de los 70’s con grandes clásicos como Aguanile o El día de mi suerte. Segundo: Generar un proyecto de gran trascendencia artística, en el que Héctor brillará con su voz, su identidad y su actitud despreocupada.
Y los volvieron a reunir en pleno... Aunque Willie igual había producido los discos solistas de Héctor.
De esta manera, en 1982 se grabaron los 37 minutos del disco que se tardarían un año en salir. ¿La razón? La “ingeniosa” propuesta de Jerry Masucci (sí, otra vez el propietario desvergonzado de Fania) de lanzar y promover un filme titulado The Last Fight, que terminó siendo uno de los clavos en el ataúd de la disquera. Con un guión incoherente escrito por el mismo Masucci (¡Oh, por Dios!) y un recibimiento muy pobre de parte del público que no cayó en la trampa (a pesar de que contara con las apariciones estelares de Rubén Blades y Willie Colón); se generó un fracaso titánico que se agravaría poco después por el agotamiento de sus artistas, los cuales ya no querían tener relación alguna con Fania o sus directivos.
¡Damas y caballeros! Con ustedes, la culpable de que Fania se fuera al carajo: The Last Fight!
El proyecto del dúo Colón-Lavoe también tendría que ver con otra película: Vigilante, la cual se centra en la venganza de un hombre por el asesinato de su hijo, en un barrio lleno de pandillas y sobredosis de violencia. Willie Colón actuaría en la película (como antagonista) y colaboraría en el soundtrack, en el que Héctor Lavoe sería la pieza clave. No obstante, la ejecución de esta idea fue interrumpida por la accidentada producción de The Last Fight, que generó los resultados que ya antes fueron comentados.
Después del aterrizaje forzoso a la realidad, se continúo con la producción de Vigilante de una forma más apurada y menos comprometida. Pocos meses más tarde, la cinta ya estaba lista para ser lanzada.
Por alguna extraña razón, Willie Colón siempre interpretaba a mafiosos o pandilleros en estas películas. El Malo del Bronx haciendo de las suyas, supongo.
Al final, resultó ser otro fracaso para Fania y para la ridícula ambición de Jerry Masucci. Tuvo un mejor recibimiento que The Last Fight, pero la recaudación no fue la esperada. El único consuelo que quedaba era el lanzamiento del disco a inicios de 1983, el cual podía recuperar parte de las pérdidas cinematográficas. ¿Fue el trabajo en equipo de Willie Colón y Héctor Lavoe lo suficientemente convincente para que el álbum funcionara? Sí, por supuesto que sí.
Vigilante [1983]
1. Triste y Vacía {6:05}
2. Vigilante* {12:23}
3. Juanito Alimaña {7:34}
4. Pase la noche fumando {11:34}
Las composiciones del disco fueron escritas por Luís López Cabán (1); Willie Colón (2,4) y Tite Curet Alonso (3,4). Con un asterisco (*) la única canción no interpretada por Héctor Lavoe.
A primera vista, luce como un disco arriesgado. No se sabe a ciencia cierta si es un EP (Extended Play) o un LP (Long Play). En 37 minutos, cuenta con sólo cuatro temas: dos de ellos funcionan como sencillos de promoción (adivinen cuáles), y los otros dos violan cualquier estándar radiable al ofrecer una duración extensa y un esquema musical alejado de lo que comúnmente funcionaba en la salsa. Aún no sé como los “ingeniosisimos” directivos de Fania permitieron una incertidumbre de tal magnitud (supongo que debe ser por la necesidad económica, ¿No?).
Como la idea era regresar a las raíces, la manera más correcta con la cual comenzar un disco sería con uno de sus singles… Concretamente, el que más se asimilaba a las producciones pasadas de Willie y Héctor en conjunto: Triste y Vacía. Una historia de una mujer que debe reconstruir su vida después de traiciones y falsas ilusiones. Ella está consciente de su condición (en la que aún es atormentada por los fantasmas de su pasado), pero aquello no le va a impedir continuar, en medio de tristeza y soledad absolutas.
Esta pieza puede pecar de repetitiva en gran parte de su duración, y ese preciso detalle es el que le quita la excelencia de la que puede ser merecedora. No obstante, posee unos arreglos instrumentales elaborados, denotando una madurez sonora frente a trabajos pasados del proyecto Colón-Lavoe… (Es prácticamente combinar la esencia del dúo a finales de los años 60, con el estilo de los últimos discos de Héctor). La intervención melódica del piano después de la primera parte del soneo es sencilla, pero efectiva… y qué decir de los trombones: ¡Melancolía envuelta en un sabor inigualable! Sin que sea necesaria la complejidad, es posible recibir un contenido de buena calidad.
"Fue que todo el mundo le falló, y ella no lo merecía"
La canción que le da nombre al disco llega a ser un descubrimiento valioso para cualquier persona apegada al género. Aquí sale a relucir el talento de Willie Colón como intérprete y productor, con una instrumentación cuidada y exquisita durante los 12 minutos en los que se escucha esta melodía. A pesar de las líricas tan breves, el mensaje es contundente: Existen personas que pueden hacer lo que sea por sus familias, incluso saltarse cualquier ley o reglamento social.
Vigilante cuenta con una curiosa mezcla entre la salsa, el rock y el jazz; denotada por los solos de saxo soprano y de guitarra eléctrica interpretados por Morris Goldberg y Georg Wadenius, respectivamente. Además de eso, se genera una atmósfera callejera que refleja la realidad de los barrios bajos de New York en aquellos años (algo antes explorado con Rubén Blades en Siembra). El track entero no tiene desperdicio, y muestra puntualmente la capacidad artística de Willie Colón junto a los demás músicos que tuvieron participación. Obra maestra.
"Cuando llega el momento de proteger la familia; se faja hasta con el diablo, cualquiera arriesga su vida"
Otro clásico de Héctor Lavoe viene a continuación, desde el sector más caótico e impiadoso del Bronx: Juanito Alimaña. Si en años atrás, Pedro Navaja introducía a las personas a una de las ocho millones de historias que tiene Nueva York; Juanito Alimaña hace un enfoque directo hacia el diario vivir de un criminal que atormenta a la mayor cantidad de gente posible. Nadie lo denuncia, nadie lo confronta, porque saben que tienen las de perder con cierto primo que lo ayuda en la policía; y desde pequeño el atraco es su ejercicio predilecto.
Cada integrante de la orquesta tiene la oportunidad de lucirse en esta melodía, permitiendo enriquecer la composición de una forma única. El piano del profesor Joe Torres junto a las percusiones van llevando el drama, mientras que los trombones agregan el porte necesario para que el entorno urbano conserve cierto glamour que tiene el delincuente al realizar su fechoría. Gran desarrollo lírico e instrumental, en definitiva.
"Si lo meten preso, sale al otro día; porque un primo suyo, ta' en la Policía"
Pase la noche fumando cierra el álbum de una forma rara. Una canción más pausada que las demás, la cual expresa la nostalgia que puede dejar la ausencia de la persona que se amó con todo el corazón. Lo único que resta es beber y fumar para olvidar, y a la mañana siguiente intentar continuar con la vida, por más imposible que parezca. Resaltan dos factores claves: la voz de Héctor cuyo esfuerzo es mayor que en otras tonadas; y el solo de cuatro interpretado por Yomo Toro, que transmite una auténtica aflicción y demuestra los dotes musicales del mismo.
Resulta ser la más floja del disco, y no precisamente porque se lo merezca. Es sólo porque su calidad no es equiparable a los otros tracks; aunque está lejos de ser un mal producto. Es una gran carga de languidez y pena vista desde una de las mejores perspectivas musicales: la salsera.
"El recuerdo de tu cariño, ay, conmigo está acabando"
Así cierra Vigilante, un producto lo suficientemente convincente para devolver a Héctor Lavoe a sus años de gloria (y no estoy exagerando). El ponceño retornó a las estaciones de radio con sus nuevos hits y el éxito sería arrollador: El cantante de los cantantes hacía su ingreso triunfal a la década de los 80 para después rematar con otros dos álbumes de estudio, su regreso a Fania All Stars y gran número de presentaciones en vivo… Lastimosamente, eso desaparecería en cuestión de tiempo…
¿Nota? No es mi intención calificar este tesoro de la música latina, pero si insisten… Un 3 en la escala que ya conocen. Casi perfecto, sobresaliente en su género y en la música latina en general. Experimenta con géneros poco comunes y explora temáticas diferentes entre sí. Puede llegar a ser muy repetitivo en el principio o al mero final, pero en medio cuenta con una exquisitez de melodías difíciles de pasar por alto. Un hito icónico de la salsa, definitivamente.
Gracias.
Espero hayan disfrutado este pequeño homenaje al espíritu salsero, recordando a Héctor Lavoe: Una estrella única en su clase, un genio de la música. ¡Hasta una próxima ocasión!
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“Ahora el fin marca un nuevo inicio”