¿Otro artículo? ¿Tan seguido del anterior? ¿Acaso estás enfermo?...
Estamos en Diciembre, y deseo compensar el tiempo que pasamos sin contenido en esta página. Por lo que quiero continuar con la reseña de una pieza discográfica que salió a la luz hace un mes, trayendo de vuelta a la señorita Monserrat Bustamante Laferte en su máximo esplendor. De hecho, me pareció bastante extraño que la publicación de este álbum se diera poco antes de dos años después al lanzamiento de La Trenza, su producción inmediatamente anterior (Cuya reseña pueden leer haciendo click aquí).
Otra vez hablando de Mon Laferte por aquí. Esta señorita da de qué hablar, definitivamente.
Ese disco no gozó de una excelencia destacable. Es más, fue aceptable a secas por el simple hecho de la falta de buen contenido en algunas melodías y letras, lo cual frustraba el esfuerzo de las verdaderas joyas sonoras por mostrar una pieza sobresaliente. Y así se quedó: Conocer y empezar a escuchar más a menudo a “Monse” ha sido bastante agradable, pero reconozco que La Trenza no fue ni será la gran cosa.
¡Hoy veremos el nuevo álbum de Mon Laferte: Norma! Bienvenidos a la reseña.
Norma (2018)
1. Ronroneo
2. No te me quites de acá
3. ¿Por qué me fui a enamorar de ti?
4. Quédate esta noche
5. Caderas Blancas
6. El Mambo
7. El Beso
8. Cumbia para olvidar
9. Funeral
10. Si alguna vez (ft. El David Aguilar)
Todas las canciones fueron escritas por Mon Laferte. Otros autores que aportaron fueron: El David Aguilar (2,6,10) y Dámaso Pérez Prado (6).
El hecho de que un nuevo trabajo discográfico se lanzará poco tiempo después no me generaba muchas expectativas. Con eso, salió Norma y seguí al pie de la letra la instrucción que difundía la misma “Monse” en sus redes y en todas las entrevistas que dió: –Escuchar el disco completo, en orden, y no sólo darle importancia a los tres sencillos que habían salido. Y así fue… Posteriormente, quedé impactado por lo que había escuchado.
La misma creadora lo define como la historia del amor envuelta en un compilado de ”Canciones Cebolla”, lo cual en resumidas cuentas está conformado por todas esas propuestas románticas, baladas y boleros escuchados en las décadas de los 60’s, 70’s y 80’s (Lo que en otros lados, conocemos como “Música de Plancha”). Con esto dicho, difiero un montón con esa definición dada por Monserrat, por la simple razón de que pretende limitar su propio trabajo a unos pocos géneros musicales (Subestimando su propia creación, de paso).
A lo largo de la reseña del disco, veremos todo lo que la autora pretende abordar en cada historia.
Ronroneo: La entrada triunfal de este álbum. Una cumbia con el protagonismo del piano, la flauta, y la trompeta. ¿La letra? Una descripción de la sensación que causa el amor a primera vista y todas las ilusiones que ello implica. Con diversos recursos líricos, la composición resulta ser juguetona y atractiva para cualquier persona con un digno sentido del humor. La voz inspira ternura, al mismo tiempo que sensualidad. No se alcanza a tornarse repetitiva porque los mismos instrumentos le agregan variedad a la pieza en cuestión. Y los detalles guturales puestos en la mezcla son deleites auditivos. Puede sonar ridículo el concepto, pero destaca más por lo creativo. Muy buena.
"Beber de todo tu arte, suave como un ronroneo..."
Se avecina una explosión orgásmica (según un comentario de YouTube) de la mano de No te me quites de acá, una especie de tango con vestigios de jazz y blues que apelan al instinto más animal que puede tener un ser humano en su momento más íntimo con su amante. Las notas en el piano van elaborando un camino angelical que envuelve la melodía en una espiral de inevitable pasión y frenesí. Y de la misma forma, la letra coincide con aquello reflejado por cada instrumento, con el plus de la fuerza y el desgarro de la misma cantante… Una sorpresa espectacular, en definitiva.
"Sí, otra vez amanecí, enredada al frenesí, despeinada de tus besos"
Uno de los puntos más altos del disco es ¿Por qué me fui a enamorar de ti?, la incursión de Monse a ese género especial y legendario que conocemos como Salsa. Sencillamente, se aprovecha todo el potencial que la cantautora puede lograr a nivel artístico en un género tan sabroso como complejo. El único defecto que le encuentro es que los versos son en su mayor parte planos, sin algo que destaque a nivel vocal hasta el final de estos mismos y el comienzo del estribillo. Pero lo demás es de muy alta calidad: Desde la trompeta que está más viva que nunca, el guaguancó infaltable en el compás de la canción, la fuerza de la voz humana, los pregones que rememoran aquella época de auge de la Fania… En resumidas cuentas, un tesoro excelente.
"Estoy tan confundida, mas no estoy arrepentida... Si pudiera, te volvería a amar"
A continuación, están las dos melodías flojas del disco: Quédate esta noche y Caderas Blancas. Y no porque sean precisamente malas, o algo similar. Considero que no dan la talla para un álbum que desde el inicio ha intentado explicar las fases del amor, tratando de sacar a Mon Laferte de su zona de confort musical.
"Cuando me aflore la hipersensibilidad, no me lo tomes a mal... Es que tú provocas esto"
La primera, porque puede tomarse como una segunda parte de Primaveral, del disco anterior, así tal cual con su ritmo característico y con unas cuantas diferencias por aquí y por allá. Incluso, en aquella reseña deje en claro “Cuán tanto me fascinaba esa canción”, por lo que otra melodía por el mismo camino no resulta ser de mi agrado, por más de que la instrumentación mitigue el efecto. Y qué puedo decir de Caderas… Que sólo es linda y ya. Los arreglos de esta pieza y los detalles agregados en la mezcla son atractivos resaltables, incluyendo ese guiño al ritmo flamenco. Pero de resto, no resalta ni en la temática, ni en alguna interpretación vocal diferente a la que la misma cantante. Es simplemente agradable de escuchar, pero se queda corta frente a reliquias posteriores.
"Que bonito se siente esta turbulencia, llegaste amante divino como una tormenta"
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ¡MAMBO! Es increíble contemplar como la señorita Laferte es una de las pocas intérpretes que puede pasearse entre un montón de géneros con una naturalidad impresionante cual Pedro por su casa. También, que sus mezclas e incursiones a lo trending son capaces de dejar en ridículo a aquellos que “encabezan” las tendencias. Y eso es El Mambo: Un trap mezclado con el ritmo que da nombre a la canción. El tono discreto, lastimado y tosco de Monse junto a una letra que demuestra desinterés y decepción con una pizca de sátira e ironía. Remata con la explosión de ¡Celos! que hay en el coro de este tesoro. No olvidemos los arreglos instrumentales serios y coquetos, además de cierto pequeño cover hecho al papá del ritmo. Joya sin precedentes.
"Me dejaste el corazón roto, me gastaste las siete vidas, derramaste tu terremoto"
El Beso, el primer sencillo del disco que en principio no me simpatizó. Una combinación de son cubano, dembow (la base de ya saben cuál género) y una estructura sólida de piano bastante movida. Derroche de tenacidad y de cierta angustia por el presagio del fin de una relación, en el marco del deleite de un último beso. Resalta la gran interpretación de voz de la cantante, a la vez que se van entrelazando cuántos más géneros se puedan en un licuado de emociones que coinciden en una letra atrevida, al mismo tiempo que dulce. ¡Está buena!
"Dime pa' que tanta pregunta, mejor tu boca y la mia buen juntas, aprovecha el vaivén. Sólo bésame bien"
"No, no puedo ya vivir... Con esta cicatriz, me duele toda el alma"
"Perdóname mi amor, por haberte fallado. Me siento sola, y prefiero nuestro funeral"
"Si alguna vez nos volvemos a ver, abracemos la suerte. Y si nos toca la luna menguante, nos damos el chance"
No sé si lo hizo de manera intencional, o no; pero los acordes iniciales del bajo en la Cumbia para Olvidar son los mismos de cierta moda de cumbia-reggaeton de 2017 que debería ser olvidada por toda la humanidad. Aquí comienza el declive del amor. Y con esa cohesión entre el ritmo principal con vestigios de un estilo andino se va formando este exorcismo de malas energías, decepciones sentimentales y depresión total. El piano resulta indispensable para expresar la profunda tristeza. De hecho, me recuerda un poco al estilo de famosos baladistas como Leonardo Favio o Camilo Sesto, con la clara adición de la esencia inconfundible de la cantante. ¡Sobresaliente!
Funeral: El tedio de la rutina contado a través de una pieza musical. Un bolero que muestra la insatisfacción, el agotamiento, el aburrimiento de la costumbre… Claramente, se terminó el amor que en algún tiempo estuvo más vivo que nunca. Ahora el vago recuerdo de aquel sentimiento es evocado por las cuerdas con acordes bastante suaves y decaídos. La voz de Mon Laferte resalta en los coros de una manera natural y orgánica, sin necesidad de elevarla o extenderla a niveles exagerados. Está “a su justa proporción” para que el sentimiento de inmersión continúe presente. Una bella composición.
El álbum termina con la primera y única colaboración hecha por Monse: Si alguna vez, junto a El David Aguilar, intérprete mexicano que, como pudimos ver en el artículo acerca de los Grammy Latinos (click aquí), es una promesa de la música bastante interesante, infravalorado en la actualidad. La melodía es una carta de agradecimiento a aquella persona que alguna vez fue especial en nuestras vidas, considerando que ya todo terminó sin posibilidad de retorno. Es sorprendente ver el género base con el que finaliza el disco: Una bachata, donde las cuerdas son las notables protagonistas. Y el featuring realizado es poco común en la industria musical actual: El acompañamiento es permanente, y ambos interpretan cada palabra de esta canción. Una manera enternecedora de terminar este disco.
A lo largo de estas 10 “fases” del amor, se evidencia que Mon Laferte exploró sus capacidades musicales en su máxima expresión. Continúa teniendo ciertas fallas y ciertos contenidos repetitivos, aunque no le quita mérito a todos los géneros que abordó y a las interesantes obras que creó en uno de sus trabajos más sinceros de toda su carrera. No creo que sea tan famoso como el Vol. 1 o tan premiado como La Trenza, pero si es posible decir que es el más cuidado y el mejor elaborado de estos últimos discos.
Procedo a dar el veredicto final de esta pieza discográfica.
Valoración Final: 2,5 (Muy bueno). Una digna mezcla de géneros envuelta en una historia de las distintas etapas del amor. Monse demuestra una mayor calidad a nivel lírico, instrumental y vocal con diversas joyas que confirman una evolución notable desde su trabajo anterior. El estilo folclórico se amplió a un mar de posibilidades que explora lo mejor de la música a nivel global. Las letras son un deleite (salvo contadas excepciones) y se experimenta una mayor madurez en el manejo de la voz. Un producto imperdible, que hasta al más indiferente de la música le va a llamar la atención.
Nos veremos en el siguiente artículo. Espero que no se tarde tanto. ¡Hasta la otra!
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“Ahora el fin marca un nuevo inicio”
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