¡Ahora el fin marca un nuevo inicio!
Después de un espacio de un mes y algo en el que la ausencia de artículos fue la regla, regreso para no sólo analizar, sino que brindar un homenaje a uno de los géneros más ricos y completos dentro de la música latinoamericana.
Salsa: Un ritmo guapo, con todos sus elementos líricos, sonoros, y hasta estructurales, logró ser aquella combinación armoniosa de diversos tópicos antes vistos en el mambo, el son y la charanga, a tal punto de convertirse en una innovación deslumbrante cuya consolidación despegó en los años 60.
Las estrellas de Fania, la mayor casa salsera latina de la historia. ¿A cuántos reconocen?
A nivel subjetivo, podría decir que le tengo un gran respeto y aprecio a este grandioso universo musical. No soy experto en el tema, ni conozco todas las canciones, ni he tenido el placer de escuchar a todos los artistas reconocidos que interpretan con sus voces estas ideas melódicas. Pero con eso y todo, me encanta evocar cada detalle en varias de sus joyas más aclamadas a lo largo de la geografía americana (y más allá, posiblemente).
Resultaba ser uno de los muy pocos géneros cuyos discos todavía no reproducía completos debido al temor de lo que pudiera suceder después (un desencanto, quizás). Estaba subestimando esa herencia latina que se había propagado por toda la sangre latina, incluida la de mis orígenes. Por lo que procedí a comenzar por piezas de gran calibre… Una de ellas, hoy cumple 40 años, y fue la cumbre en aquella época del éxito de la salsa (aunque tal hecho sería sólo el principio de todo el boom provocado).
No sólo múltiples ventas. También, el prestigio que los involucrados (vocalistas, instrumentistas y disquera) alcanzaron y su posición como referentes que los impulsó a continuar carreras prometedoras y exitosas. Además, no se debe olvidar la mención del impacto social que disipó en todos los rincones donde se escuchó, donde la identidad latina, los derechos, y la posición contraria al abuso del poder fueron las banderas de este singular disco. ¡Bienvenidos al análisis de Siembra, creado por Rubén Blades y Willie Colón, un equipo ganador indudablemente!
Siembra (1978)
1. Plástico
2. Buscando Guayaba
3. Pedro Navaja
4. María Lionza
5. Ojos
6. Dime
7. Siembra
Todas las canciones fueron escritas por Rubén Blades, excepto la 5, que fue escrita por Johnny Ortiz.
Sólo 7 composiciones fueron suficientes para alcanzar un estándar de calidad que a día de hoy sigue siendo referente para toda la música creada en América Latina. Este fue un álbum que provocó un montón de dudas antes de su lanzamiento, principalmente por su enfoque claramente politizado, sus historias demasiado elaboradas y consistentes, y una duración de melodías poco amigable con las emisoras radiales (Para que se hagan una idea, Pedro Navaja dura su buen rato de 7 minutos y medio).
El problema llegó a tal punto, de que Jerry Masucci, propietario de Fania, casi se niega por completo a avalar la publicación de esta rareza particular. No obstante, el experimentado Willie Colón logró convencer de que este novedoso trabajo discográfico sería una nueva oportunidad de éxito y otro peldaño de popularidad tanto en la trayectoria de ambos músicos, como en la historia de Fania. Y pues, terminó publicándose a mediados de 1978 con enormes expectativas.
Rubén y Willie, en sus años dorados...
¿Cuál es la manera menos esperada en la que en 1978, un álbum de Salsa puede empezar? Pues con un fragmento de 35 segundos de música disco, claramente. Y sí, coincidiendo con la popularidad de dicho género y la bomba que resultó ser John Travolta en Saturday Night Fever; esto es un desafío directo a la estrella de Vaselina, la cual retó y aseguró que los latinos no podían crear dicho género musical ni por equivocación [Referencia faltante]. Colón y Blades jugaron con candela, y el quemado fue el orgullo del señor Travolta, con una fama que decreció con el paso del tiempo.
Plástico: Una crítica de pura cepa en contra de la cultura consumista que desde aquella época ya abundaba. No sólo el materialismo, sino el arribismo, la esclavitud a las tendencias del mercado, hasta el marcado racismo que aún era un tema central a finales de la década de los 70’s. Un aliento de unión entre todas las mentes trabajadoras de América Latina, que compartiendo similitudes, podrían salir adelante a pesar de las apariencias engañosas. Cabe destacar el tono de protesta frente a los regímenes autoritarios de ciertos países, como lo indica el popular verso “Nicaragua sin Somoza”.
"Aparentando lo que no son, viviendo en un mundo de pura ilusión"
Instrumentación básicamente intachable, donde el señor Willie Colón demostraba tanta versatilidad que evitaba ser encasillado en un sólo estilo. Salsa, al fin y al cabo, pero con detalles que coqueteaban con otros géneros: Los evidentes segundos iniciales de música disco, la armonía del bajo que rememoraba la época clásica del rock, y los clásicos instrumentos de viento en los que “El Malo del Bronx” era el rey indiscutible. Más de seis minutos de genialidad que abrían las puertas a una propuesta llena de variedad y exploración musical.
Buscando Guayaba, una pieza muy sencilla con su “mendo”. Interpretaciones acerca del tema y su significado hay muchas, desde la analogía con las mujeres hasta la empatía del trabajo de los campesinos en su labor diaria (En lo personal, prefiero quedarme con la segunda, puesto que obtiene una mayor exploración de la cultura latinoamericana y una de sus mayores riquezas: su flora y su sabor). Los adornos en la letra añaden un tono más juguetón a unos pregones que alargan la búsqueda de esa magnífico manjar en toda la accidentada geografía de América Latina.
"Buscando guayaba ando yo, que tenga sabor, que tenga mendo!"
¿Qué es mendo? Esa chispa, ese ápice de excelencia con la que cuentan sólo una cantidad muy selecta de cosas en esta vida. Y respecto a la parte instrumental, pues está bien. No tiene elementos que destaquen más allá de lo normal en una canción creada por el dúo dinámico, pero sigue siendo simpática. Claramente está bien.
Pedro Navaja, la leyenda que el mismo Rubén Blades bajaría del pedestal años más tarde. No fue ese antihéroe legendario ni nada por el estilo, sino que fue un criminal que sigilosamente sembraba terror en los barrios bajos de Nueva York, inundados de latinos que soportaban ese día a día sin despeinarse. La ocasión para su caída llegó, impredeciblemente, claro está. Josefina Wilson, una prostituta cuya noche estuvo sin clientes para trabajar, le hizo un favor a la humanidad al ser aquella persona que, mientras el Pedro la apuñalaba, ella le disparó sin arrepentimientos y hasta burlándose de la desdicha del miserable. “No hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró”, porque el miedo de aquellas locaciones de La Gran Manzana era inamovible.
"Yo que pensaba: Hoy no es mi día, estoy salá'. Pero Pedro Navaja, tú estás peor, no estás en nada!"
Y a nivel sonoro, una preciosidad. Desde los sonidos ambientales de una noche llena de crimen y sirenas policiales, pasando por un teclado coqueto y atrevido en las partes sin letra, hasta llegar a la infaltable trombón, por parte de Luis Ortiz y con el sello de calidad Willie Colón. Además, cabe mencionar el bajo ya mencionado en Plástico, y la distinción del inicio y el final de la canción que emulaba al sonido de cualquier cortinilla genérica de noticias de “Último Minuto” en radio o TV. Sobresaliente ante todo.
Un intro tribal y misterioso, que luego va evolucionando con las notas de un piano, para llegar a una melodía de trombones que completaba la invocación a ese ente sobrenatural cuya bondad y belleza llega hasta el infinito. María Lionza, un canto a todo lo que evoca la naturaleza en dicha divinidad, icónica en la tradición oral venezolana. Una oda a la pureza de esa doña, presente en la belleza latinoamericana de la geografía, la cultura y la sociedad, aunque más enfocada hacia el “Bravo Pueblo”.
"Cuida el destino de los latinos: Vivir unidos y en libertad"
Entre todas las reliquias que se pueden contar en este álbum, esta canción cuenta con el mejor apartado instrumental que se pueda contemplar. Un ambiente sonoro aborigen, que se convierte en una cumbia impredecible, que posteriormente evoluciona al estilo salsero, con detalles en el bajo que nutren la leyenda, y cierto sample icónico que utilizaron 35 años después en un “Watch out for this” más inflado que cualquier paquete de papas fritas. La acción no para, y la magia que ambos autores (la dupla Colón-Blades) hacen en la lírica, la voz y el sonido en general, se potencia cada vez más. Cuático.
“Los ojos son las ventanas del alma”. En forma clara, eso queda confirmadisimo cuando escuchas esta composición de Johnny Ortiz en la voz de Rubén. Hay de todo en esta sociedad dispareja y dispersa, y eso mismo dicen los ojos de múltiples personas que emanan pensamientos y sentimientos: Amor, Esperanza, Libertad, Experticia, etc.
"Ojos que ven en las flores, de multicolores, la gracia de Dios"
Con un compás más rápido y un ánimo más alentador, las trombones y los teclados se confabulan para sacar adelante esta pieza. Si bien, no se trata de algo espectacular como lo sucedido con la bella divinidad; si logra llamar la atención y resaltar más allá de ser otra canción de salsa más.
Dime… Un sonido más pasivo y con mayor calma. Es una historia cuyo tópico ha sido muy abordado a lo largo de la historia, y donde la profundidad no es la mayor cualidad que pueda existir. De hecho, a mi parecer resulta ser la pieza más floja de Siembra, aunque eso no le impide tener una calidad que muchas composiciones latinoamericanas quisieran tener. Aceptable y todo, pero el apartado instrumental enamora con su sencillez complementada con unas cuantas percusiones, notas de teclado y el cambio natural en la velocidad del compás de un verso al estribillo.
"Dime cómo me arranco pa' siempre el inmenso dolor, de esta pena de amor"
No es pretenciosa. No hace tanto énfasis en la idiosincrasia latina. No es nada de eso. Es inocencia pura, contenida en versos que avivan el sentimiento de desconcierto por la situación experimentada después de que el amor se terminó.
Este trabajo discográfico termina con su track homónimo: Siembra, La consolidación de todo el mensaje de unión, esperanza, y crítica por el materialismo, en una sola reliquia musical. El epílogo ideal. No es nada radiable, debido a todas las travesuras instrumentales con las que Willie Colón quiso interactuar en estos cinco minutos de conciencia salsera. No en vano, Blades es llamado “El Intelectual de la Salsa”, puesto que transmitiendo mensajes críticos de la sociedad a nivel masivo, era de máxima admiración.
"Pero no olvides, que de acuerdo a la semilla... Así serán, los frutos que recogerás"
Por otro lado, “El Malo del Bronx” no se quedaba atrás y se dedicó a lanzar un contundente estilo sonoro que pretendía profundizar el mensaje social presente en esta maravilla auditiva. Coros, producción musical y su característico trombón, eran parte del repertorio de aquel genio en este trabajo, inmortalizado en la historia de la música a nivel mundial. Esta dupla fue apoteósica, y concretó su impacto al final de la canción (y del trabajo discográfico) con las siguientes palabras:
“Gracias Rubén,
Gracias Willie,
¡Conciencia, familia!”
Así se concretó el cierre de una destacable tonada, un magnífico álbum y la continuación de una historia colaborativa que continúo hasta que la lucha de egos la imposibilitó por completo. No sabemos si algún día ambas mentes maestras se reconciliarán, y rememorarán aquel exitazo que les dió el prestigio de ser “El trabajo musical más importante de la salsa”.
¿Nota? No creo que sea necesaria. Pero por si les pica la curiosidad, Siembra merece 4 de 4. Excelente representación de la realidad social de América Latina, con los indicios de los primeros coqueteos de la salsa con otros géneros con los que no tenía una relación tan evidente. Algo más veríamos años más tarde en el “Vigilante” de la dupla Lavoe-Colón, además del lado social del género presente en piezas posteriores de Blades como “Buscando América”.
Por lejos, se merece el reconocimiento de álbum más exitoso de la Salsa.
¡Felices 40 Años a la identidad latina, a esta maravilla llena de identidad pluricultural!
Aquí llegamos al final de este artículo especial. ¡Hasta el próximo mendo!
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“Ahora el fin marca un nuevo inicio”