¡Bienvenidos de nuevo a esta dimensión!
—Tiza, tiza, tiza, tiza… Rudy y su tiza.
Desde hace más de tres años había abandonado esta
sección debido a que se alejaba del foco principal de la página, prefiriendo
incursionar en diversas temáticas como la literatura, la televisión, el cine, e
incluso la animación. En aquel largo tiempo no conté con la inspiración para
seguir hablando de tópicos poco relacionados con el cuarto arte, pero por
fortuna llegó la hora de regresar con un análisis de una serie animada que va
más allá de la nostalgia de un adulto joven promedio.
Es bastante común para este público objetivo recordar
caricaturas como El Laboratorio de Dexter, Los Padrinos Mágicos o incluso Kim
Possible. No obstante, aquí nos enfocaremos en un contenido algo olvidado con
el paso del tiempo, del que la memoria colectiva es tan nula que sólo se reduce
a rememorar su canción de introducción.
Una idea poco recordada, con un contenido algo
surreal, y cuyo potencial fue desperdiciado en su época de mayor furor (si es
que eso existió). Hoy veremos las aventuras de dos niños en torno a un mundo de
fantasía hecho totalmente de tiza, más que todo porque me la pase mirando
varios segmentos de esto y quería sacar algo útil de aquel tiempo gastado. Con esto
dicho, ¡Bienvenidos a Zona Tiza!
—Zona, zona, zona, zona, zona, zona… Zona Tiza.
Capítulo 1: La descripción
En resumen, el programa trata acerca de un
chico de 10 años de nombre Rudy, y una chica de la misma edad llamada Penny,
quienes inicialmente viven una vida cotidiana asistiendo a la escuela y pasando
el tiempo con sus familias. Sin embargo, descubren el acceso a un nuevo mundo
detrás del pizarrón de su salón de clases: La Zona Tiza. Y a partir de ahí,
ambos empiezan a experimentar toda clase de aventuras en aquella novedosa
dimensión acompañados de un raro superhéroe dibujado por Rudy, cuyo nombre es
Snap.
Capítulo 2: La premisa
Después de sintetizar al extremo la trama de la
serie animada, procederé a resaltar puntos fuertes y débiles de la misma,
además de revisar un poco de la historia tras la extraña producción de los
capítulos.
En primer lugar, nos encontramos con un aspecto
animado un tanto diferente a lo que estamos acostumbrados. Al principio nada se
nota diferente, resultando ser una caricatura con situaciones comunes,
personajes cotidianos y escenarios ya vistos hasta el cansancio en otras series
(casa, escuela, calle, etc.). Sin embargo, se nota un gran detalle cuando el
programa nos introduce a esa otra dimensión hecha de tiza.
Los efectos de dibujo, el movimiento de cada
personaje “ficticio” y la ilustración de cada escenario poseen técnicas de
animación que contrastan fuertemente con lo antes mostrado. El estilo en el que
ha sido creada la Zona Tiza y sus habitantes realmente resalta lo fantasioso e
imaginativo que es aquel mundo, en la que cada trazo y coloreado tiene un
efecto arcilloso que rompe la monotonía del espectador de visualizar los
entornos de la misma manera.
Dicha dualidad está también expresada en el
tono de las aventuras que viven los personajes en cada mundo. Mientras con la
presencia de tiza van a existir experiencias extremas y divertidas donde la
creatividad está a flor de piel; la ausencia de la misma refleja dificultades
más apegadas a la realidad de cualquier niño de 10 años incluyendo problemas en
el ambiente educativo o situaciones familiares.
¿Y qué tal los episodios? Están bien, a secas.
No es un programa con una calidad suprema como Avatar o Gravity Falls, pero
cuenta con una muy buena realización que la hace destacar de demás caricaturas.
Es una serie episódica con una continuidad prácticamente nula, exceptuando quizás
la introducción de algunos personajes que aparecerán en capítulos posteriores.
El ritmo puede ser chocante en algunas ocasiones ya que la estructura de la
mayoría de los episodios consiste en dos historias largas (8 minutos cada una)
y una corta (4 minutos); lo cual provoca que las resoluciones de algunas
historias sean tan aceleradas como convenientes, sacrificando el desarrollo de
las mismas así como de los personajes que las experimentan.
Por lo mismo, no esperen tramas muy enredadas o
con una amplia profundidad. Sencillamente son aventuras creativas con
situaciones surreales y personajes variopintos.
Capítulo 3: Los personajes
Hablando de personajes, contamos con
protagonistas identificables, secundarios irrelevantes y recurrentes
interesantes. Dentro del elenco principal, tenemos al dibujante talentoso,
imaginativo y algo perezoso, a la chica genio con ganas de salir de su
estereotipo y al mejor amigo superhéroe hecho de tiza cuya valentía está por
los suelos, pero con un notable carisma. Son perfiles con los que la audiencia
puede empatizar, con cualidades y defectos establecidos, y con enseñanzas que
les otorgan un desarrollo que es agradable de apreciar (aunque sea mínimo
debido al mismo formato episódico de la serie).
En cuanto a los secundarios, no son la gran
cosa. Es posible catalogar a varios de estos como extras con parlamento,
exceptuando ciertos episodios en los que se intente otorgar profundidad a la
personalidad de los mismos… Pero son casos muy contados. Los padres, el
maestro, el bully, incluso algunos personajes frecuentes de la dimensión
de tiza son tan unidimensionales que no vale la pena hablar más de ellos.
A los recurrentes o episódicos les sucede algo
muy particular. Si son villanos, cuentan con un diseño llamativo o por lo menos
con una carga de humor que ambienta el capítulo de gran manera. Si no lo son,
al menos cuentan con una característica que intenta enriquecer la trama. No obstante,
su evolución es igual de nula que la de los secundarios… Pero resulta menos
grave, debido a que no cuentan con el tiempo para eso, por lo que son más
rescatables e incluso más interesantes.
Capítulo 4: La música
Mucho antes de que surgiera un programa como
Phineas y Ferb que explotara el ámbito musical de maneras diversas, existió un
intento similar con los segmentos finales en la mayor parte de los episodios de
Zona Tiza. Consistían en canciones de temática infantil que trataban temas
superficiales con una creatividad digna de ser admirada o al menos recordada.
Hay de todo: Pegadizas, buenas, raras, exageradas, fumadas, etc. El
hecho fue que la serie animada innovó en lo que respecta a contenido auditivo,
sin que esta sea propiamente un musical.
Por otra parte, la música ambiental y sus
efectos de sonido son muy genéricos, sin algo especial que resalte. Sólo es
posible mencionar una excepción a dicha regla, la cual se puede escuchar en las
cartas de título de cada segmento: una mezcla de beats electrónicos algo
desordenada que inspira acción desde el segundo cero. Como curiosidad,
bastantes de estas piezas instrumentales y ruidos de fondo también se pueden
escuchar en cierta caricatura acerca de un niño dientón que tiene padrinos que
le conceden deseos; y no es casualidad, puesto que uno de sus compositores (Guy
Moon) también trabajó en aquel programa.
Y para terminar esta parte, deseo destacar la
crème de la crème en lo que se refiere a contenido musical de Zona Tiza: La
magnánima canción de introducción. Originalmente el creador del programa, Bill
Burnett, quería utilizar instrumentos de juguete para la composición de este
tema ya que podían hacer juego con el mundo fantástico de tiza. Sin embargo, el
equipo del canal intervino para modificar ese concepto al de una pieza más
rockera y electrónica; lo cual terminó siendo un gran acierto. La fuerza de una
guitarra eléctrica y las percusiones sintéticas armaban un contraste evidente
entre la rudeza de aquella melodía y la identidad infantil del show, con un
punto clave en común: el siempre presente espíritu aventurero. En definitiva,
uno de los mejores openings de caricaturas jamás hechos.
Capítulo 5: El doblaje
Aún durante la época en la que fue lanzado el
programa (alrededor del 2002), era extraño ver doblajes de animaciones no
provenientes de México, Venezuela o Estados Unidos; e incluso existía la
creencia colectiva de que los doblajes suramericanos no le podían dar la talla
a los clásicos mexicanos. Sin embargo, este fue uno de los primeros proyectos
que demostró la valía de un país como Chile en la industria de la voz.
En los protagonistas tenemos a voces
reconocidas del medio chileno como René Pinochet, Pablo Ausensi o Gianina
Talloni; quiénes le imprimen una identidad única a la serie animada, la cual no
le tiene que envidiar a su versión en inglés. Si se les despierta el interés de
ver Zona Tiza en ambos idiomas, notaran que en nuestro idioma la voz de Rudy
suena ligeramente más madura (aunque sigue siendo un tono infantil), la de
Penny se escucha más tierna y carente de algún acento molesto, y la de Snap es
sencillamente menos irritante. Esa clase de cambios son los que ofrecen un
valor agregado a la adaptación latina del programa, más allá de copiar y pegar
las mismas características que de un lenguaje en otro.
¿Y el resto de personajes? Bien, no tengo ningún
problema con ellos. No hay alguno que destaque sobre los demás a nivel
interpretativo, aunque eso no impide que sigan siendo agradables de oír. Con lo
anterior dicho, se deja en claro que fue un genial trabajo de doblaje.
Lastimosamente, se le perdieron algunos capítulos de temporadas iniciales
aparentemente por pésima conservación de Nickelodeon Latinoamérica. Esperemos
se puedan recuperar muy pronto.
Capítulo 6: Conclusión
Ya vimos como Zona Tiza contó con apartados que
no le tenía que envidiar a otras series de su época (estilo de animación, personajes
simpáticos, creatividad musical, buen doblaje), pero aún queda esa constante
duda alrededor de nuestras mentes: Si fue buena, ¿Por qué fracasó y quedó en el
olvido para gran parte del público? Tristemente, el momento en el que fue
emitida no le favoreció en lo absoluto.
Pese a ser un proyecto que evolucionó desde
cortometrajes hasta sus propios segmentos de 23 minutos, la cadena de
televisión Nickelodeon (Niqueleoigo) no le dio la confianza suficiente para
valerse por sí misma. El programa estaba listo para salir en el 2000, mas sólo
fue transmitido hasta el 2002.
Primer clavo: Lo enlataron.
Después la mataron lentamente con horarios de
emisión pobres de audiencia, como para desintegrarla de la forma más dolorosa
posible. No obstante, existieron fanáticos fieles que le dieron el rating
necesario como para mantenerla al aire por más tiempo e incluso confirmarle más
temporadas. En aquella época, si tu programa no era Bob Esponja, continuar con
vida era un hecho milagroso.
Segundo clavo: Mala ubicación en las parrillas
de programación.
Al anunciar la cuarta temporada, anunciaron sin
tapujo alguno que la serie estaba cancelada. ¿Por qué? Políticas de la empresa.
Aquel Nickelodeon que no trató bien a una de sus producciones originales que
más funcionaba con un público de nicho, fue el mismo que le dio una sepultura
de quinta categoría a una idea que merecía más cuidado de parte de sus
productores.
Clavo final: La injusta cancelación.
Se destaca el poder de la audiencia, que por
medio de sus vistas se hizo escuchar y logró mantener a flote lo que la cadena
de televisión quería desechar tiempo atrás. Al final, quedó relegada al olvido
casi absoluto, pero por fortuna aquello no le quita el esfuerzo con el que fue
creada y la digna calidad con la que terminó saliendo. Si están interesados en
visitar un programa infantil de hace casi veinte años con un estilo que
trasciende de lo común, aquí tienen a un buen candidato. En la actualidad
(2021), pueden encontrar casi todos los episodios de forma gratuita en la sección OnDemand de Pluto
TV.
Finalizo con lo siguiente: No es una caricatura
excelente, pero tampoco es una miseria. Es un buen producto con circunstancias
poco favorables a su alrededor.
Atentos a próximos artículos de la página, para
volver a hablar de discos e intérpretes de diversos estilos. ¡Hasta pronto!
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¡Los finales siempre marcan nuevos comienzos!