¡Bienvenidos
de nuevo a esta dimensión!
Catalogado
como un pionero de la música electrónica por diversas fuentes, Jean
Jacques-Perrey ha constituido una influencia gigante en la industria artística.
A lo mejor, el público en general no posee un conocimiento general acerca de
este compositor francés debido a la poca masificación directa que tuvo
inicialmente alrededor del mundo. No obstante, no tuvo la necesidad de promocionarse
debido a un enorme error que permitiría que la población latinoamericana (y más
allá) escuchara las melodías de Perrey a través del medio de entretenimiento
más novedoso de aquella época: la televisión.
Y
es que es inevitable hablar de Perrey sin referirse al comediante que utilizó sus
interpretaciones sin que le otorgara su permiso: Roberto Gómez Bolaños. El
creador del autodenominado “Programa Número 1 de la televisión humorística”
utilizó algunas de las obras del ya citado precursor de los sonidos
electrónicos en sus sketches más populares: Desde el Chapulín, hasta los
Caquitos. Tarde o temprano, la demanda llegaría… Y en 2009, caería un juicio en
contra de Chespirito y Televisa en donde la infracción de derechos de autor
estaba muy clara.
Todo
se saldó con una multa de un millón de dólares para la disquera y el desuso de
dichas piezas sonoras para poner el soundtrack notablemente inferior de la
adaptación animada en las posteriores retransmisiones de los capítulos. Además
de resaltar el error cometido por el humorista, también se evidencia la amplia
tacañería del conglomerado televisivo para evitar el pago de regalías futuras a
Perrey y su sello discográfico. Una vergüenza, definitivamente.
Pero
esta reseña no es únicamente para tirarle basura a dicha empresa, o para narrar
una historia ya muy documentada. ¡No, no y no! Esta va a ser una reseña
especial a propósito de los 50 años de la producción discográfica más conocida
del señor Perrey: Moog Indigo (la cual nada tiene que ver con cierta creación
de jazz). Su concepción se dio a partir de la experimentación realizada por
medio de la multitud de sonidos que podía entregar el primer sintetizador
comercial creado por su amigo, el ingeniero Robert Moog. Así mismo, la
inspiración en obras del clasicismo y del romanticismo como la Marcha Turca de
Beethoven y El vuelo del moscardón de Rimski, respectivamente; fue una gran
herramienta para la elaboración de material innovador en aquel entonces.
Con
una visión futurista del mundo y con una intención de plena exploración a los
rincones aún no abordados por el cuarto arte, Perrey nos entregaría el álbum
que hoy vamos a analizar. ¡Bienvenidos!
Moog Indigo [1970]
1.
Soul City
2.
E.V.A.
3.
The Rose and the Cross
4.
Cat in the Night
5.
Flight of the Bumblebee
6.
Moog Indigo
7.
Gossipo Perpetuo
8.
Country Rock Polka
9.
The Elephant Never Forgets
10. 18th Century Puppet
11. Hello Dolly
12. Passport to the Future
Composición a cargo de: Pat Prilly (1, 2, 4, 8, 10);
Andy Badale (1, 2, 4, 6, 12); Harry Breuer (5, 7, 8, 9, 10); Jean Jacques
Perrey (5, 6, 7, 9, 12); Gary Carol (5, 7, 9); Marie Perreault (2); Gilbert
Sigrist (3); Dene Mann (4); Fernand Bouillon (8) y Jerry Herman (11).
El
disco da su pistoletazo inicial con Soul City, una melodía coqueta y
juguetona que explora riffs eléctricos de guitarra como harían diversos grupos
del género en años posteriores; así como dando pequeños vestigios de lo que
tiempo más tarde se conocería como música disco. La percusión juega un papel
clave, al ser aquel hilo conductor que conecta cada uno de los fragmentos de la
canción en intervenciones cortas, pero fundamentales en la estructura de la
misma. Alegre comienzo… A propósito, es increíble la cantidad de efectos
sonoros que podía ofrecer/emular un sintetizador Moog de finales de los años
60, ¿no creen?
Continuamos
con una de las obras más referenciadas por Perrey: E.V.A. La
construcción de un universo futurista por medio de campanazos, reverberaciones
y sonidos agudos que evocan el contexto extraterrestre es de destacar,
destacando esa veracidad lograda a través de la mezcla de ruidos de diversa
índole. La inmersión en un planeta de 100 o 1000 años después está asegurada. Por
otra parte, la razón por la que E.V.A. adquirió más fama que el resto de tracks
se debió a que la introducción de la serie animada Futurama cuenta con una
banda sonora muy similar a la de este tema. Se reveló que, al no poder obtener
la licencia para usar la obra de Perrey en la obra de Matt Groening, se le
encargó a Christopher Tyng componer una tonada que resultó fuertemente
inspirada en la de este álbum… Y los campanazos delatan más esa similitud.
Llega
una total transformación del concepto presentado con anterioridad, ahora
visitando lo que parece una marcha fúnebre y un momento de profunda reflexión
con The Ross and The Cross, la cual representa una exploración a la
psiquis del ser humano, sus pensamientos y sus sentimientos ¿Qué queda después
de un triste acontecimiento? ¿Qué sucede al desahogarse? ¿Cómo se sigue
adelante? Por medio de las notas que emulan a un piano de iglesia, y con los ya
típicos sonidos espaciales; se aborda esa travesía que realiza la mente humana
en esa clase de momentos y como la aceptación y superación del suceso van
formando parte del individuo.
Nos
dirigimos hacia un estilo diametralmente opuesto. El misterio, el ambiente
policiaco y la aterradora noche son apreciadas en Cat in the Night, una
caótica melodía en la que un gato (al cual se le da voz a través de las teclas
del Moog) deambula en la noche de una ciudad problemática, activa y peligrosa
para alguien de su especie. Aunque las emociones estén en un buen tono, el
miedo y la incertidumbre se apoderan del felino protagonista que va
reaccionando a lo largo de todo el tema. No es de mis preferidas, pero admito
que posee una buena ejecución.
Ahora
vamos con una libre adaptación de un clásico musical. Flight of the
Bumblebee. ¿Cómo es posible generar un sentimiento de presión tan realista
como el que se puede evidenciar en el vuelo algo irregular de las abejas? Tal
vez la reelaboración de la obra de Rimski-Korsakov hecha por Perrey tenga la
respuesta. A diferencia de la obra original, se presentan unas percusiones que
logran otorgarle ritmo a la melodía de una manera bastante efectiva; además de
que los descansos se notan en forma de ambientes sonoros más ligeros. Existe el
rumor en internet de que el compositor francés usó abejas reales para
musicalizar esta pieza, pero no hay alguna entrevista o reporte específico que
confirme dicha afirmación. Queda en el aire, por ahora.
De
regreso al entorno futurista y extraterrestre, se encuentra la pista homónima,
la cual podría considerar ampliamente similar a E.V.A., contando con las
características más notables de la anterior y sumándole unos vientos sintéticos
que protagonizan casi la totalidad de la tonada de una manera extraña, aunque
no deja de ser graciosa. No hay más por decir, debido a la poca novedad que se
puede evidenciar por aquí.
Gossipo
Perpetuo es la obra más experimental dentro de este disco lleno de
experimentos electrónicos. Con las voces humanas condensadas en un sintetizador
se pueden hacer tonadas frenéticas y alocadas, las cuales no sabemos si
pretenden expresar alegría o rabia. Eso sí, la diversión sonora y la
inestabilidad auditiva van a estar presentes, pase lo que pase. Desde este
punto, se empieza a notar cierta esencia cómica en la que se apoyarían en
México para musicalizar cierto programa de gran popularidad.
Regresan
ciertos sonidos futuristas en Country Rock Polka, pero la innovación
está en el ritmo generado y en el mensaje que se desea transmitir: un espíritu
más folclórico, sin despegarse del ambiente de plena euforia. Nuevos efectos
sonoros aprovechados en una melodía que trata constantemente de cambiar de
entorno, incluso inspirándose con reelaboraciones de acordes con un gran
reconocimiento, pero que se modifican lo suficientemente rápido antes de descifrar
de donde provienen. Muy divertida (incluyendo las bolsitas de papas de Los
Caquitos).
Llegamos
al punto cumbre, al top of mind, a la canción más escuchada del compositor
francés y que acompañó, sin permiso, a la serie latinoamericana más importante
en todo el mundo. Y es que The Elephant Never Forgets no es una simple
copia de la Marcha Turca de Beethoven, algo que se nota desde el segundo cero.
Más allá de ser una mera adaptación, podría tomarse como una reinvención de la
idea original del ícono de la música clásica; debido a los múltiples fragmentos
agregados cuya tónica y estilo difieren de la parte más elemental de la
canción, sin mencionar la ambientación electrónica característica con la que
Perrey se puede identificar. Como resultado, termina siendo el ejemplo perfecto
de lo que significa un sample: Tomar un extracto de una obra anterior
para armar con ella una pieza totalmente novedosa en la que la esencia del
artista queda plasmada. Agradable y muy ingeniosa.
El
disco baja su ánimo y nos muestra 18th Century Puppet, una balada más tranquila
que rememora las obras clásicas de compositores como Mozart, aderezado con una
sensación de ternura, curiosidad e incomodidad simultánea que probablemente
refleje las emociones experimentadas en el ya lejano Siglo de la Luces con su
inestabilidad social y su búsqueda de la verdad. Pareciera la versión alegre
del tercer track del álbum, y no ofrece tanta novedad como aparenta.
El
penúltimo track, Hello Dolly, demuestra la habilidad con la que el
compositor francés podía adaptar por medio del sintetizador Moog a uno de los
puntos álgidos del musical de Broadway del mismo nombre protagonizado por Carol
Channing. La frescura que se siente en esta melodía es inigualable, gracias a los
distintos efectos que adornan de formas curiosas a la tonada principal; la cual
apuesta más por la gracia, que por la elegancia presente en la obra original.
El
cierre llega con Passport to the Future, un resumen de casi tres minutos
al concepto general del álbum: Una visión adelantada a su tiempo de los
acontecimientos del pasado, presente y futuro por medio de un sintetizador que
fue capaz de transmitir diferentes sensaciones y emociones a lo largo de todo
el disco. Una melodía épica que termina de demostrar el talento del que podía
ser capaz Perrey cuando apenas iniciaba la fiebre por la música hecha sin
instrumentos tradicionales.
En
síntesis, es posible resaltar que Moog Indigo es el reflejo de una época.
Aunque el rock, el punk y la música disco son los estilos más representativos
de la década de los 70, no se puede olvidar que fue en ese mismo lapso cuando
se exploraron los orígenes de algunos de los géneros más populares de la
actualidad, como el EDM o el House. El principio se formó en los sintetizadores
primitivos, que fueron las primeras herramientas que pudieron teletransportar
al oído humano hacia un modo de vida utópico y más evolucionado. Y de ahí en
adelante, se construyó un fenómeno que no ha perdido vigencia.
Podría
definirlo como un álbum indispensable para terminar de conocer todas las
aristas de lo que conocemos como música. Puede pecar de repetitivo en los
minutos finales e incluso puede no ser tan fácil de digerir, pero permite
apreciar las innovaciones que 50 años atrás ya venía obteniendo un medio tan
creciente como el del cuarto arte. Así mismo, marcó la pauta para formatos
audiovisuales que hoy son muy bien valorados por el público en general (Aunque
esto no asegura una excelente calidad, claro está).
Definición final: Un precursor curioso, un experimento
divertido y una influencia definitiva.
Hasta
aquí llega el artículo de este mes. Espero les haya gustado este paseo por otra
época y nos veremos en la “divertidísima” reseña a los principales nominados de
los Grammy Latinos de este año tan anormal. ¡Au revoir!
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“Los finales siempre marcan nuevos comienzos”