Si les soy totalmente sincero,
para este mes no tengo preparado un artículo largo como de costumbre cada mes.
De hecho, no sé si por temas laborales, académicos o de ocio, no cuento en este
momento con la suficiente inspiración para traerles el artículo del Secuestro
del Vuelo 601, miniserie que merece su espacio aquí y cuya reseña llegará
pronto.
Por el momento, deseo contarles algunas anécdotas acerca del reciente concierto del grupo argentino Vilma Palma
e Vampiros, quienes tuvieron una fecha en el Movistar Arena de Bogotá el pasado
27 de abril de 2024. Desde finales del año anterior me había decidió a comprar
la entrada para su presentación por la mera curiosidad de experimentar su
espectáculo en vivo. Además, era de las pocos grupos de rock en español que me
faltaba por ver, y que no se hubieran desintegrado, o peor, fallecido.
Por lo cual, llega aquella noche,
a las 7:50 p.m. hay una fila no muy larga para entrar, imagino porque
supuestamente la presentación de la banda iniciaba a las 8. Pero, oh sorpresa,
al llegar escucho de lejos a un cantante cuya voz no se asemeja en nada a la
del Pájaro, vocalista del grupo argentino… Era un telonero, que por algún
motivo estaba empezando a animar la noche cuando ya debería estar la atracción
principal en tarima. Busco en redes sociales una explicación y no tardo en
encontrarla: El organizador, Juan Velázquez Entretenimiento, anunció con sólo
siete horas de anticipación, que la banda empezaría su función a las 11 p.m. y
que tendríamos dos teloneros cuyos nombres no eran muy conocidos entre las 8 y
las 11… De hecho, mi memoria olvidó completamente sus nombres, de la relevancia
que tuvieron aquella noche.
Parece que el anuncio tampoco le
cayó bien a ciertas figuras de algunas emisoras, quienes transmitieron su
insatisfacción a través de redes sociales por el cambio tan anticlimático. Eso
logró que a los teloneros les recortaran tiempo para que Vilma Palma entrara a
la tarima a las 10 p.m. a cantar… Y los teloneros probablemente no tengan la
culpa de la reacción adversa del público, porque eso fue mala gestión del
organizador, la cual se notaría en los minutos previos a la presentación de la
banda.
Sale un presentador que no había
visto antes en los espectáculos previos, intentando calmar a la gente que ya
estaba considerablemente insatisfecha por el tema de los teloneros, indicando
que no faltaba mucho para ver a Vilma Palma en tarima, para luego empezar a
rifar algunas botellas de tequila de una empresa patrocinadora a la familia o
grupo de amigos que cantara los grandes éxitos del rock en español, diciéndolo
cuál tío borracho que quiere ser el alma de la fiesta. Procede a entonar, y a
incentivar a que los asistentes canten los coros de Lamento Boliviano, De
música ligera, Devuélveme a mi chica y cualquier otra canción genérica de
esas que se tocaban en guitarra en el colegio o universidad para demostrar el
amor por el ROCK.
Estaba entre sorprendido y
avergonzado. Me sentía como si estuviera en un Bingo, a punto de que saliera
corriendo el ganador que destapó todos los numeritos del cartón, mientras
colocan esa canción de “Mueve la colita, mamita rica” para completar el
ambiente… A ese nivel, y trato de reírme para ocultar mi cara de vergüenza
cuando le cuento a amigos y familiares esta particular anécdota.
La cereza sobre el pastel sucedió
al final del concierto de Vilma Palma, cortesía de la misma banda. Después del
despropósito de rifa que les conté anteriormente, el show comenzó y se
desarrollo con total normalidad: entre super éxitos, canciones más underground
y temas desconocidos hasta por los familiares de los miembros del grupo; se
presentó un ambiente eufórico y bastante agradable, el cual se extendió hasta
las últimas tres melodías del recital que fueron, en su orden, Fondo Profundo,
La Pachanga y Auto Rojo, la cual pintaba como el gran final, con mil efectos y
toda la cosa.
Terminó Auto Rojo, y pensé “Ya no tienen más éxitos, ya tocaron gran parte de su repertorio y por aquel motivo, dudo que regresen a tocar una o dos canciones más… Ya interpretaron todo lo que podían”. Decidí salirme de la silla e ir al baño un momento, mientras se confirmaban mis sospechas, las cuales se dieron de una manera que no pensé. Salgo del baño, y escucho la repetición de varios de los éxitos que ya habían cantado antes. Ahí suelto una buena carcajada, para después decidir salir del Movistar Arena y terminar la rutina del día tomando ruta hacia mi casa. Para las personas que se burlaban del grupo en redes sociales con comentarios como "Viene Vilma Palma, van a cantar Auto Rojo en 20 versiones diferentes", no estaban tan alejados de la realidad.
Pasando entre la indignación, el
aburrimiento, la vergüenza ajena, la euforia, la empatía, la duda y la
sorpresa, fue un evento que me sacó de la zona de confort de aquellos
festivales y/o presentaciones que se podrían catalogar entre lo normal y lo
apoteósico. Este fue sorprendente por motivos que no imaginé ni siquiera horas
antes de llegar. Y al final, resultó en otra experiencia que servirá como anécdota
en alguna fiesta o encuentro de amigos para observar su más sincera reacción.
Por mi parte, final, final, no va
más; y no me queda más que desearles ¡Felices conciertos y felices festivales
para ustedes!
Página de Facebook: https://www.facebook.com/yaviene.todoasutiempo15
“Tú por mí, yo por ti, iremos juntos donde haya que ir”